Sus colegas recuerdan y despiden a Abelardo Castillo, maestro de generaciones de escritores Sus colegas recuerdan y despiden a Abelardo Castillo, maestro de generaciones de escritores
“No lo puedo creer. Estuve hace poco más de un mes y medio en su casa porque junto a él y Pablo De Santis fuimos jurados del Premio Literario Fundación El Libro”, aseguró la autora de “Los heréticos” y “Cambio de armas”.
“En ese momento él estaba muy lúcido, brillante. De hecho hasta nos dio cátedra de literatura a todos los que estábamos ahí reunidos. Es un hombre al que siempre aprecié mucho. Su obra es muy interesante, con una concepción brillante del cuento”, señaló Valenzuela.
El narrador y matemático Guillermo Martínez indicó a Télam que cree insuperable la obra cuentística de Castillo (“es variada, rigurosa y recorre distintas épocas de la Argentina”), y que si bien no fue un alumno regular de sus talleres, el autor de “Cuentos crueles” le dio muchos consejos reveladores para dar con el tono y la forma de una obra literaria.
“En algún momento conversé con él porque leyó mis cuentos y me dio lecciones indirectas. Siempre recuerdo sus consejos acerca de cómo utilizar las comas en narrativa. él me explicó alguna vez que no tienen solamente una lógica gramatical sino que además rigen la velocidad de las frases. Y en ese sentido me enseñó que son útiles para regular y acelerar o retardar el ritmo de un texto”, indicó.
“También me acuerdo otra lección muy famosa sobre hasta qué punto impostar el habla de la gente de campo o de la calle. Una lección sobre el registro coloquial en el sentido de que no es necesario remarcar cada vez las palabras que aparecen, sino que puede bastar con un toque inicial tal como él hace en el cuento ‘Patrón’. Ni hablar de todo lo que he aprendido de él sobre la dedicación a la obra y el trabajo de años sobre un texto. Era un escritor que además labró su mito en base a su obsesión para trabajar sobre un mismo libro sobre años”.
“Es un excelente escritor, pero también un gran maestro. Un hombre muy riguroso que seleccionaba con rigor a sus alumnos. Recuerdo que fue al primero que llamé para hacer un taller literario y me dio una lista de libros que debería haber leído para ser aceptada como alumno. Era una lista tan extensa -y yo sólo había leído la mitad- que me sentí tan apesadumbrada que ni me presenté”, evocó Piñeiro.
“Está por un lado su obra que es muy interesante, sobre todo la cuentística, y por el otro su labor docente. Era una persona que se tomaba muy en serio el trabajo de formar escritores. Si hay que nombrar talleres paradigmáticos en la Argentina, uno es el de él, sin duda. En la época de la dictadura, por ejemplo, su casa fue uno de los lugares donde se refugió la palabra y la literatura”, indicó la autora de “Las viudas de los jueves” y “Tuya”.
Piñeiro remarcó entre los textos más significativos para ella el relato “La madre de Ernesto” -presente en varias antologías- y “un libro que se llama ‘Ser escritor’, donde cuenta anécdotas muy buenas de su oficio”.
“No puedo creer que no voy a poder ir más a esa casa de Congreso a hablar con Abelardo. Ya no quedan referentes. Hay que hacer algo bueno, en el ámbito que sea pero bueno, porque no queda nadie más con quien podemos contar para hacerlo”, declaró conmocionado el escritor Gonzalo Garcés, quien fuera al taller de Castillo por primera vez a sus 17 años.
El autor de novelas como “Diciembre”, “El futuro” y “El miedo” era muy cercano a la familia Castillo-Iparraguirre, y consideraba esa casa como “un lugar donde todavía había luz, una cultura superior, una especie de Arcadia”.
“Es uno de los grandes nombres de la literatura contemporánea, no sólo como narrador sino como formador de nuevos escritores. Su ausencia en ese sentido será una enorme pérdida porque ya no habrá generaciones aprendiendo a escribir a partir de sus consejos”, destacó la investigadora y crítica María Rosa Lojo.
“Fue un narrador extraordinario. Lo entrevisté por la vinculación entrañable con dos referentes de la literatura argentina del siglo XX como Leopoldo Marechal y Ernesto Sabato. Fue de hecho uno de los que mantuvo un diálogo más fecundo con la obra del autor de ‘Sobre héroes y tumbas’, una relación no exenta de debates, discusiones y desacuerdos”, apuntó.
Lojo dio cuenta de los textos que más le interesaron del escritor: “Me resultan admirables sus cuentos y en especial algunas de sus novelas como ‘El que tiene sed’ y ‘El Evangelio según Van Hutten’”.
Otros autores se manifestaron en las redes sociales. Pablo Ramos expresó por Facebook: “Mi amigo Sebastián Basualdo me da la terrible noticia de la muerte de Abelardo, una de las personas más importantes de mi vida”.
El dramaturgo Mauricio Kartun también escribió en Facebook: “Dicen que un buen poema es aquel que al terminar de leerlo te empuja a escribir otro. Eso tal cual me pasó a los 19 años leyendo un cuento suyo. Un empellón a la mano. Con lo que escribí gané un concurso y por ese reconocimiento temprano me dediqué a lo que me dedico. Una de esas formas curiosas y bonitas de la trascendencia en esto que hacemos: inspirar. Deshago el camino de cincuenta años y allá atrás en el origen está Abelardo inspirando. Se lo pude agradecer varias veces. Cada vez que pude. No encuentro otra manera mejor de despedirlo que agradecérselo públicamente otra vez”.
La escritora Fernanda García Lao se manifestó así: “‘Nadie escribió nunca un libro. Solo se escriben borradores. Un gran escritor es el que escribe el borrador más hermoso’. Así dijo Abelardo. Y se fue dejando hermosos borradores”.
Mientras, Jorge Asís escribió: “Dolor por la muerte del inmortal Abelardo Castillo. Escritor superior. Bastaba con leerlo para que sorprendiera el deseo de escribir”. El historiador Felipe Pigna: “Murió el gran escritor Abelardo Castillo, el mejor homenaje, leerlo”. Y el novelista Sergio Olguín: “Murió Abelardo Castillo. Un maestro para varias generaciones de escritores”.