La niña iluminada, con vocación de antorcha, corazón y pájaro La niña iluminada, con vocación de antorcha, corazón y pájaro
primera vez un 10 de
mayo, allá por 1993.
Fue una siesta en la que
mi inquietud adolescente
me impulsó a viajar
a la ciudad de Las
Termas de Río Hondo
para conocer lo que era
un encuentro de poetas
y escritores. Recuerdo
que el recinto de un
hotel céntrico se colmó
de personas, todas
ellas hermanadas por
un sentimiento difícil
de explicar, unidas quizás
por una fuerte pasión
y convicción: las
letras. De pronto, ante
mi asombro y como
para darle un toque de
magia y de distinción al
gran evento, ingresó la
poeta, “la gran poeta, la
iluminada”... la que logró
aquella tarde con
su simple presencia hacer
vibrar y estremecer
la sala.
Trascurrieron los
días, los meses, pasaron
8 años; hasta que
volví a tomar contacto
con Selva Yolanda en
su ciudad natal: Frías,
pero en esta oportunidad
me fui totalmente
decidida a consustanciarme
con lo más
profundo de su ser, para
percibir de cerca su
tierra, su sangre, su
voz de sol y piedra. Yo
quería indudablemente
ahondar en su espesura,
no solo poblada de
metáforas y rimas, sino
de misterios, de alturas,
al igual que de profundidades.
Fue hermoso compartir
distintos momentos, experiencias únicas e irrepetibles.
Estaba hecha toda
su integaridad de
una abundante riqueza
y sabiduría. Su pensamiento
fue un vuelo
constante. Era imposible
no aprender a partir
de las charlas y de
sus constantes bromas
e ironías.
Un 14 de agosto emprendió
el viaje, dejándonos
la certeza de que
sus versos conjugan el
amor en todas sus dimensiones. Trabajó
incansablemente para
que la belleza estuviera
presente en cada
uno de sus actos y en
cada una de sus palabras,
entregándonos al
máximo la oportunidad
de llegar, entre otras
cosas, a comprender el
sentido de los sueños,
y la magnitud del canto
como portavoz de la esperanza
viva.
Esta autora, puramente santiagueña
“con vocación de antorcha,
corazón y pájaro”,
además de participar
en múltiples proyectos,
publicó los libros:
“Sangre a la intemperie”,
“Cimas y simas”
y “Poemas desde el incendio”.
“La consigna es luchar
-nos dice Pocha-,
inaugurar el grito de
los surcos y retomar la
estrella”. “Y ya no valen
los miedos que devoran...”
“Es que ha llegado
el tiempo de la
entrega…”
Carola Santucho.
Poetisa nacida en Santiago Capital. Licenciada en Psicopedagogía.
“A la Pocha Ramos”
(de Carola Santucho)
Digo que Frías es el portal hacia la estrella
cuando me asomo hasta tu esquina de nostalgia.
Digo que un duende nos recorre con tu aroma
y que es agosto un cielo intemporal
de pájaros y hombres, de soles y de magia.
Digo tu nombre… y es simplemente toda
la eterna primavera declarada,
un tiempo de amor amasando ilusiones,
un ángel de luz y de esperanzas.
Entonces puedo afirmar que eres la niña iluminada,
la que enciende los tiempos del milagro
y del amor primero,
entonces vuelvo a decir que sos paloma,
raíz, horizonte, un puente de arco iris y
de verbo.
Y digo que nombrarte a cada instante
es decretar por siempre que el amor no se muera,
enarbolar los sueños y la aurora,
levantar el canto de América morena .
Por eso tu patio es el lugar de encuentros,
para marchar hacia la lumbre verdadera,
el alba inaugural de los caminos ciertos,
un torrente de luna desplegando tu esencia.
Por eso tu casa es geografía de cobres,
es el grito pero también es el silencio,
la sencilla alegría, las noches con misterio,
tu celeste memoria en sus muros bermejos.
Por eso te digo Pocha Ramos:
que eres el águila que remonta con ansias
su bandera,
que eres altiva
que eres heroica
que eres eterna…
un río sonoro con costas cristalinas
y el estallar de una esperanza nueva!