La contrarrevolución escondida en Santiago del Estero La contrarrevolución escondida en Santiago del Estero
El Pedido de informe
A mediados de agosto de 1810 la Primera
Junta le pide al Cabildo de Santiago, copias
de la elección del Bachiller Juan José
Lami, del pasado 2 de julio. Había pasado
un mes desde que Juan Francisco Borges
enviara la denuncia de dicho comicio a
Mariano Moreno. La noticia que la Primera
Junta mandara a pedir las copias certificadas
de las actuaciones, es decir los testimonios
de las actas relativas a dicha elección,
era un duro revés para el “Partido” que primero
fuera reactivo a la Revolución de Mayo,
y luego buscara el mejor medio posible
para ubicarse sin perder las ventajas que el
régimen borbónico les había otorgado.
La Contrarrevolución: El derrumbe
Las noticias de que el ejército de Liniers
había salido de Córdoba el 31 de julio, escapando
de la incursión de las tropas que venían
desde Buenos Aires, debilitó cualquier
posibilidad realista en Santiago y cualquier
otro espacio estratégico. Antonio Gonzalez
Balcarce, con sus hombres, avanzarían
sobre las tropas realistas que a esta altura
desertaban y que de ningún modo eran
6.000 hombres como amenazaron al Cabildo
de Santiago en junio, eran menos de
1.000. Gutiérrez de la Concha, Moreno,
Rodriguez, Santiago de Allende (miembros
del gobierno de Córdoba), se internan
por el Camino Real de Santiago, y son hallados
en Ambargasta, mientras que Liniers
separado de estos, huyendo por su cuenta,
el hombre más poderoso de estas tierras,
después del Capitán Ceballos, -luego el primer
Virrey del Rio de La Plata-, confundido
en la aridez y el frio de aquel año curioso,
como un ciervo en una caza, el hombre que
venciera mil combates y nada menos que a
los ingleses que doblegaran a Napoleón en
Trafalgar.
El fusilamiento de Liniers
“Cagándose en las estrechísimas
órdenes de la Junta”
Moreno escribe a Chiclana:
“…Después de tantas ofertas de energía
y firmeza pillaron nuestros hombres
a los malvados, pero respetaron sus galones
y cagándose en las estrechísimas ordenes
de la Junta, nos lo remiten presos a esta
ciudad. No puede usted figurarse el compromiso
que nos han puesto y si la fortuna
no nos ayuda, veo vacilante nuestra fortuna
por este solo hecho ¿Con qué confianza encargaremos
grandes obras a hombres que
se asustan de su ejecución? ¿Qué seguridad
tendrá la junta en unos hombres que llaman
a examen sus órdenes, y suspenden la
que no les acomode? Prefiriría una derrota
a la desobediencia…”
Moreno le ordenó a Castelli:
“…Vaya usted y espero que no incursione
en la misma debilidad que nuestro general,
si todavía no se cumple la determinación
tomada, ira el vocal Larrea, a quien
pienso no faltará resolución, y por último
iré yo mismo si fuese necesario…”
El 26 de agosto, encuentran las tropas
que llevaban preso a Liniers y los demás
conspiradores, en el Monte de los
Papagayos,-cerca de Cabeza de Tigre-, en
un alto hacia Buenos Aires, los que venían
desde Buenos Aires con las nuevas
órdenes, el propio Castelli, Rodriguez Peña,
French, Ramon Balcarce, etc., para hacerse
cargo de la situación. Habían pasado
20 días de agosto desde que fueran atrapados,
un tramo de tiempo suficiente para
permitir cualquier rebelión o acción de
salvataje de la cúpula del gobierno cordobés
que acababa de ser depuesta, mas uno
de los hombres más importantes de la política
de nuestras tierras, paseando de un lugar
a otro por la provincia de Córdoba, seno
de la contrarrevolución. La impotencia
y la ira de Moreno ante el incumplimiento
de la orden emanada de la Junta, del dia
28 de julio, tenía sólidos fundamentos. No
podía ser más incongruente e ingenua la situación,
inconcebible de un Comandante a
cargo de la Expedición Auxiliadora al Alto
Perú, Ortíz de Ocampo, que no termina de
advertir los incontables riesgos que corren
al decidir enviar a los prisioneros a Buenos
Aires, abriendo una puerta peligrosísima
ante la popularidad del ex virrey.
La orden de fusilamiento:
implicancias
Es importante detenerse en la orden
de la Junta de Gobierno del 28 de julio de
1810, ordenando la ejecución sumaria de
los cabecillas de la contrarrevolución cordobesa
con Liniers incluido. Después de este
punto sin retorno, se consolidará la división
dentro de la Junta de Gobierno, y sería
un articulador feroz de los argumentos
de los realistas ( Montevideo, Alto Peru, Perú,
España, la Corte de Braganza, las coronas
europeas, etc), sobre las auténticos objetivos
del Gobierno del Rio de La Plata.
Una revolución: un texto
No deja de impactar la orden de fusilamiento
de estos hombres, sobre todo de Liniers.
Por estas manos, - casi toda la Primera
Junta, salvo la de Alberti, que se excusa
por ser sacerdote-. Pero tampoco deja de
asombrar en los términos en que se formula
la sentencia del Ejecutivo Revolucionario,
porque es a partir de este acontecimiento
en que aquella Primera Junta deja de tener
un carácter provisorio y burocrático, se
trata de una verdadera Revolución. Deben
eliminar a los opositores del anciane regime.
No es exagerado pensar de que se
trata de un punto de no retorno:
“…La Junta manda que sean arcabuceados…”
El verbo que utilizan, con
la acción del arma que ha de matar a los
sentenciados, provoca desazón. Arcabuz.
No se quiso ser prudente, ni cautos, ni templados.
La orden tiene carácter, quiere ser
cruenta y definitiva. Intimida al que la lee.
Intimida que no presente hipérboles, sinónimos,
giros que le permitan ser reflexivos
ante la muerte; su frialdad conmueve, porque
presenta al hecho tal cual es: el fusilamiento
de seis personas. Hay justificaciones.
Lo que nos conmueve es casi una hipocresía,
el modo del discurso. De manera
que si otro hubiera sido la enunciación usada,
Ortíz de Ocampo, a cargo de ejecutar la
orden, quizá no habría vacilado: “Cagándose
en las estrechísimas ordenes de la Junta”.
“…En el momento que todos o
cada uno de ellos sean pillados sean
cuales fuesen las circunstancias, se
ejecutará esta resolución…”
La orden implica que la desaparición
física del enemigo, ya no del adversario,
debe ser inmediata. No se debe esperar
a encontrar al resto. Es suficiente, para esta
Junta, que sean eliminados de a uno en el
mismo momento de ser “pillados”. La tosquedad
del uso del término “pillados”, habla
de la urgencia de la redacción, no hubo
tie
po o no se quiso perder, en encontrar
maniobras discursivas que reemplazaran la
denotación que se le da al atrapar, apresar,
encontrar, etc., que pudiera sugerir equilibrio
y racionalidad en quien redacta semejante
orden.
“…Se ejecutará esta resolución,
sin dar lugar a minutos que proporcionaren
ruegos y relaciones capaces
de comprometer el cumplimiento
de esta orden y el honor de V.E…”
Del análisis del texto, el hecho mismo
que se imponga que no habrá dilaciones
de “…minutos…”, explica que la urgencia
en redactar es la misma que se debe tener
en ejecutarla, de modo que son un solo
acto, ordenar-ejecutar se producen en una
sola instancia discursiva, tan pronto es dicha
o redactada se está “arcabuceando” a
los sentenciados. De modo que los que gatillan
el arcabuz son los miembros firmantes
de la Junta, pero para ser más precisos,
más de un partido que de otro. Es más morenista
que saavedrista.
Este párrafo advierte que si le dan
tiempo a los sentenciados pueden esquivar
la situación a través de vínculos que intercedan
por ellos: que fue lo que sucedió.
Ortíz de Ocampo, quien fuera subordinado
de Liniers en las Invasiones Inglesas, como
González Balcarce, es apremiado a cambiar
la orden por los hermanos Fúnes. El Deán
suplicará por el Obispo Orellana y su estado
eclesiástico.
“…Este escarmiento debe ser la
base de la estabilidad del nuevo sistema
y una lección para los gefes
del Perú…”
La Junta, el redactor del texto por
ella, está convencido del rol que le asignaran
los tiempos a esta orden, “este escarmiento
debe ser la base de estabilidad del
nuevo orden”. El poder tiene ese significado
extremo para las personas que forman
parte de la sociedad nueva que preparan.
No es cualquier mensaje, en la Plaza Libertad,
en Santiago del Estero, a cuatro desertores,
por orden de Castelli son azotados
a la vista de todos. Castelli quien venia
de fusilar a Liniers, Gutiérrez de la Concha,
Allende, Rodriguez, Moreno.
“…y una lección para los gefes
del Perú…”
El mensaje enviado al Perú será reiterado
en los fusilamientos de Nieto y de
Sanz (el poder en Alto Perú), por el mismo
Castelli. Hay que recordar de nuevo de que
se trata de una Revolución, y si se nos olvida,
como se les olvidaba a los miembros de
esa sociedad en cambio, era por qué nadie
lo decía en voz alta. En voz alta, sólo se podía
enunciar que era la forma de custodiar
el poder del Rey secuestrado, el amadísimo
Sr. Dn. Fernando VII.
La Orden
“…Los sagrados derechos del Rey y de la Patria, han armado el brazo de la
justicia y esta Junta, ha fulminado sentencia contra los conspiradores de Córdoba
acusados por la notoriedad de sus delitos y condenados por el voto general de
todos los buenos. La Junta manda que sean arcabuceados dn. Santiago Liniers,
Don Juan Gutiérrez de la Concha, el Obispo de Córdoba, Dn. Victorino Rodriguez,
el Coronel Allende y el Oficial Real Dn. Joaquín Moreno. En el momento que todos
o cada uno de ellos sean pillados sean cuales fuesen las circunstancias, se ejecutará
esta resolución, sin dar lugar a minutos que proporcionaren ruegos y relaciones
capaces de comprometer el cumplimiento de esta orden y el honor de V.E.
Este escarmiento debe ser la base de la estabilidad del nuevo sistema y una lección
para los gefes del Perú, que se avanzan a mil excesos por la esperanza de
la impunidad y es al mismo tiempo la prueba de la utilidad y energía con que llena
esa Espedicion los importantes objetos a que se destina.”
“Dios guarde a V.E.muchos años. Buenos Aires,28 de julio de 1810.
Cornelio Saavedra. –Dr. Juan José Castelli- Manuel Belgrano- Manuel de Azcuénaga-
Domingo Matheu- Juan Larrea – Juan José Paso, secretario- Mariano
Moreno, secretario.
Borges y el
precedente de Liniers
Borges y elprecedente de Liniers
Es importante saber que esta práctica de
ejecución sumaria cuando los altos intereses
de la Patria están en juego, se aplicará contra
Juan Francisco Borges, por uno de los firmantes
de esta orden de la Junta de Gobierno,
Manuel Belgrano. Aunque hay una diferencia,
mientras Liniers es acusado de atentar
contra la nueva forma de gobierno, Juan
Francisco Borges, será acusado de atentar
su orden interno: el reclamo federal de Santiago
del Estero.