Es necesario generar un escenario de crecimiento sostenido y un mejor futuro para todos

En los tiempos que estamos viviendo y en los que vienen, se vuelve cada vez más necesario generar consensos para establecer un nuevo funcionamiento del país entre los sectores del trabajo, el gobierno y la población económicamente independiente: empresarios, profesionales, técnicos etc.

El modelo actual está agotado, más allá de la ideología o partido gobernante. Fracasamos todos. El bienestar general es consecuencia de un crecimiento económico y para ello, hay que fomentar la inversión privada y el ahorro, generar puestos de trabajo y recuperar el consumo.

En la pospandemia, se vuelve necesario trabajar sobre la tragedia de la pobreza con la creación de trabajo genuino, comenzando con la población joven y con capacidades, que hoy reciben planes sociales, transformándolos en trabajo o capacitaciones con plazo y objetivos definidos.

Las 600.000 pymes que hay en el país podrían generar puestos de trabajo rápidamente si se eliminaran las cargas sociales e impositivas y la doble indemnización, entre otros factores, que afectan la toma de decisiones al momento de contratar. Si cada pyme contrata 2 personas al año tendríamos 1.2 millón de puestos de trabajo nuevos. Ese es el potencial del sector que podría ser un motor de la actividad, pero que con la presión fiscal, laboral e impositiva, hoy se encuentra en grave riesgo de desaparición. Esto se debe cambiar.

Es contradictorio que mientras el Estado paga un plan a quien no consigue trabajo, por el otro extremo se imponga un costo laboral que supera el monto de los planes vigentes en muchos casos.

Se hace necesario un incremento de la eficiencia del Estado, con carreras administrativas, evaluación, ascenso por concurso, capacitación y responsabilidad.

Para que las pymes puedan sobrevivir es necesario reducir la presión tributaria y simplificar los procedimientos. Diseñar un nuevo esquema donde el eje sea la prosperidad y el progreso de la sociedad y no la vieja disputa de los intereses sectoriales, que se benefician con cada uno de los 163 impuestos hoy vigentes; que nos convierte en el segundo país con mayor carga tributaria del mundo (106.3%), lo que nos impide competir y captar posibles inversiones.

También se vuelve necesario fomentar la financiación al sector privado productivo, fundamental para el desarrollo económico y que en los últimos años estuvo ausente.

Es además una cuestión clave el modernizar nuestra legislación laboral, acorde a las nuevas tecnologías y modos de trabajo. La informalidad supera el 50 %,mientras el trabajo registrado está en franca decadencia con cifras record de pérdida de puestos de trabajo en el 2020, con una caída de 3,7 millones de empleos tanto en el sector privado como en los autónomos y monotributistas, mientras el empleo público sigue creciendo.

El seguro de desempleo y el cese de la relación laboral, el empleo joven, la litigiosidad laboral, la flexibilidad de la jornada laboral y los riesgos de trabajo son temas que requieren atención para lograr bajar la desocupación y la pobreza.

Es imprescindible discutir La regionalización de los costos laborales e impositivos: La concentración territorial y urbana determinan que las unidades económicas formales del sector, estén en la Provincia de BS As en un 30% y en CABA el 26 %, lo que suma un 56%.

El interior tiene realidades muy dispares, con menores oportunidades, nivel de actividad económica e ingreso promedio menores, pero con mayores costos logísticos que necesitan pautas y normas adecuadas.

La post pandemia requiere de un análisis de todas estas cuestiones para lograr un crecimiento económico que permita lograr una mejor situación, no solo para el sector, sino para toda la sociedad.