Estar sano por dentro

Una de las experiencias que más puede devastar a una persona es ser rechazado. En especial, cuando esto sucede en la temprana infancia. No ser amados desde chicos nos hiere profundamente. La razón de que nos duela el rechazo es porque recibimos el siguiente mensaje: “Sos malo y, por eso, no te amo”.

Alguien que fue rechazado por sus padres, cuando sea criticado, le dolerá infinitamente más que a alguien que no experimentó rechazo. Lo que ocurre es que la actitud de quien critica está arrojando luz sobre una herida que no está cerrada. Alguien sano en cambio, si recibe una crítica, se sentirá molesto un rato pero pronto lo olvidará. Es bueno prestar atención el dolor emocional que sentimos frente a una situación negativa para ver cuánto dura. Si perdura, muy probablemente se deba a que aún hay algo que necesitamos sanar.

Para disfrutar de vidas y relaciones sanas, hay que estar sano por dentro. ¿Qué quiere decir estar sano interiormente? Básicamente estas dos cosas:

1. Ser como niños

Los niños viven descubriendo el mundo que los rodea y aprendiendo algo nuevo. En algunas empresas, a la hora de contratar personal, se inclinan por aquellos perfiles que no poseen experiencia en ese rubro. Tal vez te preguntes por qué… porque aquellos sin experiencia son como niños que no tienen demasiadas “mañas” (como los adultos) y están dispuestos a ser enseñados. Imitemos a nuestros pequeños.

2. Dirigirnos a la fuente

Cuando tenemos un problema con otra persona, nunca deberíamos compartírselo a todo el mundo. Hoy en día es muy común subirlo a una red social. Pero de ese modo solo logramos que la dificultad se agrande. Si bien todos tenemos que enfrentar dificultades alguna vez, somos nosotros mismos quienes creamos los problemas por no saber manejar la situación. Un problema es una dificultad mal manejada.

¿Qué hacer entonces en una situación donde hay alguien más involucrado que nos ha causado una herida? Aun la gente que nos ama puede lastimarnos. Todos podemos lastimar sin intención. Pero, cuando estamos sanos por dentro, nos dirigimos a la fuente e intentamos resolver el conflicto con esa persona, sin publicarlo en todos lados. Lo ideal en este caso es mantenernos fríos porque, cuando nos sentimos molestos o enojados, muy probablemente buscaremos una catarsis que puede terminar en una discusión acalorada.

En cualquier tipo de relación, en especial con un ser querido, debemos tener en mente que no se trata de ganar-perder frente a un conflicto, sino de ganar-ganar. Nadie tiene por qué ganar ciento por ciento dejando a los demás como perdedores. ¿La razón? Si yo gano y el otro/los otros pierde/n, perdemos todos. Resolver problemas personales con rapidez y eficacia es sinónimo de madurez y sanidad interior.

Cuando estamos sanos por dentro, tenemos una mejor calidad de vida. Podemos atraer lo mejor para nuestras vidas (lo semejante atrae lo semejante) y perseguir sueños hasta lograrlos. En cuanto de nosotros dependa, cuidemos la salud de nuestras emociones, nuestra psiquis y nuestro espíritu.