La experiencia de un empleador que integró a 4 jóvenes en una panadería y ahora sumará a 6 más La experiencia de un empleador que integró a 4 jóvenes en una panadería y ahora sumará a 6 más
Hay muchos miedos desde el sector
empresario y comercial a la hora de definir
abrir su negocio a una experiencia como la
de contratar -aún en forma temporal- a un
joven con capacidades diferentes. Un empleador
cuenta la propia.
¿Qué fue lo que te llevó a incorporar
personas con capacidades diferentes
a tu empresa?
Lo que lleva a incorporar a los chicos
en primer lugar es la solidaridad. Esto vino
de una inquietud propia y de ahí comencé
a buscar las instituciones donde asisten
las personas con capacidades diferentes
para poder establecer un vínculo. Una vez
lograda la comunicación con Aspadi firmamos
un convenio para poder integrar a los
chicos a las tareas de nuestro trabajo como
un refuerzo o resultado de lo que ya en la
institución vienen haciendo, capacitándolos
en este tipo de tareas.
En este caso tuve la
suerte de una respuesta rápida y una gestión
muy eficaz desde Aspadi. Los profesionales
en ese caso, la psicologa Paula Loza, la
Lic. en Trabajo Social María Elena Orellana y
la Lic. En Psicopedagogía Graciela Repolles,
nos abrieron el camino para lograr las incorporaciones.
¿Qué miedos tenías al buscar este
tipo de integración?
Con toda la crisis que está viviendo el
país, sí, había miedo pero es una forma de
no aislarlos tanto a ellos, son parte de la
sociedad, tenía muchos miedos sobre todo
hablando de temas impositivos y demás,
pensaba que había muchos requisitos que
cumplir y por ahí las cosas se hacen más difíciles
al contratarlo.
Pero, me ha hecho muy
bueno el camino de la incorporación la gente
de Aspadi, con ellos hemos hecho un convenio,
eso me ha dado mucha tranqulidad,
además los chicos están entrenados por lo
cual al final no ha sido tan difícil
¿Cuál estimas que es el aporte
que ellos hacen a la empresa?.
Tuvimos una muy buena experiencia. El
aporte concreto es la de un trabajador más.
Una vez que se les asigna una tarea, la llevan
a cabo con éxito. Y en lo humano hace que
todos los que estamos involucrados valoremos
más el día a día, por la dedicación y
entusiasmo que ellos entregan.
Las tareas asignadas en la panadería
consisten en que una vez que se termina de
hornear los productos hay que trasladarlos,
embolsarlos, armar los alfajores, los sándwiches.
Los chicos se entretienen con toda
las tareas y le ponen muchísimas ganas. Si
no hay transporte público, ellos vienen igual
a trabajar. Cumplen su horario desde antes
de entrar hasta la salida y lo cumplen con
mucho entusiasmo. El año pasado hemos
tenido 4 chicos y ahora aspiramos a tener
unos 6 chicos más siempre todo convenido
con la gente de Aspadi, con las reglas que
nos pongan.
¿Es una complicación adicional
para la empresa el tener que contar
con un personal con capacidades diferentes?
Es un desafío más y para tomar una decisión
así también es uno el que tiene que estar
preparado para brindar el lugar. Fuimos
ambiciosos e incorporamos 4 chicos el año
pasado. Para ello fue necesaria la tarea de
nuestro personal que también colaboró en
el entrenamiento de ellos y una destacada
labor de Manuel Corvalán en todas las gestiones
y en el seguimiento.
¿Cómo definirías tu experiencia
del año pasado y qué cantidad de personal
con capacidades diferentes
tuviste en tu negocio en qué roles y
cuántos tendrás este año?
Sin dudas la experiencia fue muy positiva
fueron 4 chicos César Figueroa,
Hernán Vásquez, Gustavo Robles y José
Julio Santillán. Este año queremos seguir
aportando el espacio para la integración y
si es posible con más chicos.
Sus roles en
la panadería son empaques de panificados,
decoración, elaboración de sándwiches,
ayudante del panadero, entre otros.
¿Cómo es la jornada laboral de
ellos?
Los jóvenes asisten 2 veces a la semana
en jornadas de cuatro horas. Siempre con la
supervisión de un tutor de la panadería para
su entrenamiento