La niña que fue abandonada y encontró un hogar donde poder crecer La niña que fue abandonada y encontró un hogar donde poder crecer
"La adopción es en sí un tema muy complejo. Es un acto de amor, pero también tiene que ser visto como una manera más de formar una familia y todo lo que eso conlleva", asiente Sandra Ricarte, al contar sobre cómo es que decidió junto a su marido, José Alberto Moyano, adoptar a Paula (4) y empezar a desandar un camino de desventuras, pero también de grandes alegrías.
Junto a su marido, Sandra esperó 4 años para poder adoptar, hasta que un buen día, Paula llegó al hogar de la familia con apenas 1 año y 4 meses de edad. Fue una dura historia de vida que costó digerirla. Es que Paula fue abandonada por su madre biológica a los 3 meses de edad en el Cepsi. Cuando la justicia y la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Subnaf) intervinieron en el caso, pasó un tiempo hasta que se pudo encontrar una familia que cobijara a la menor, y así la niña llegó al corazón de Sandra y José.
En su caso, Sandra optó por la decisión de adoptar cuando empezó a notar que intentar tener un hijo mediante fertilización asistida "era muy riesgoso, y más aún con la patología que yo tenía hace unos años, además de mi edad", contó. A pesar de todo, Sandra quedó embarazada, pero perdió su bebé. El proceso del duelo implicó postergar sus planes, pero nunca resignó su deseo más íntimo de formar una familia.
Junto con su pareja, decidieron inscribirse en el Registro único de Adopción de la provincia (RUA) y cumplir todos los pasos legales para lograr una adopción. "La llegada de Paula se dio en un momento justo en nuestras vidas. El hecho de adoptar es una forma de formar una familia. Y ese sueño comienza a tomar manera desde el momento en que uno decide. No hay que esperar que nos llamen, uno se tiene que preparar, saber qué tipo de niño llegará a tu hogar y prepararse para lo que va a venir", reflexiona Ricarte, consciente del desafío que implica gestionar la adopción de un hijo y cómo proyectar una vida familiar.
"Todo niño/a que llega a un hogar, tiene muchas necesidades afectivas, y uno tiene que ver cuán capaz es de ahijar a ese niño o niña. Paula llegó a nuestro hogar con un muy buen estado de salud, a pesar de sus patologías crónicas, ya que actualmente presenta un trastorno de atención dispersa e hiperactividad", confesó su madre.
"Desde el RUA se hace todo lo posible para elegir a la mejor familia para el niño/a y la adopción, es una posibilidad que uno tiene de formar una familia responsablemente, y el Estado tiene la obligación de elegir para el niño una mejor familia, donde se sienta contenido", asiente Sandra, sobre la importancia de acompañar los derechos del niño de vivir en una familia.