La beatificación de Mama Antula, el suceso más importante de 2016 La beatificación de Mama Antula, el suceso más importante de 2016
uando el arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, Cardenal Mario Aurelio Poli, anunció que la laica María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, será beatificada el 27 de agosto en Santiago del Estero, los corazones de todos los habitantes de este suelo latieron en un mismo compás, en una misma emoción.
Su beatificación es, sin dudas, el acontecimiento más importante de este año en nuestra provincia.
Los ojos de todo el mundo estarán puestos en el Parque Aguirre.
“Hoy quiero anticipar que la fecha de beatificación será en Santiago del Estero el 27 de agosto y en Buenos Aires haremos la gran fiesta el sábado 17 de setiembre”, dijo el Purpurado y con sus palabras se desató la alegría contenida de muchos santiagueños que con fe esperaban la concreción de tan alto reconocimiento para una de las hijas de este bendito suelo.
“Vendremos en peregrinación, porque no podemos no peregrinar celebrando su vida, desde la Santa Casa de Ejercicios hasta la Catedral y luego hasta la Iglesia de La Piedad que guardó durante tanto tiempo sus restos para que los devotos vengan a pedir las gracias”, agregó Poli.
El Cardenal destacó que “Dios ha puesto su mirada en la humildad, la simplicidad y la entereza de Mama Antula. Si hay que definirla podemos decir que es una mujer peregrina de la fe, peregrina y misericordiosa”.
El pasado 4 de marzo el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro obrado por intercesión de la Sierva de Dios. En 1904 la religiosa María Rosa Vanina, de las Hijas del Divino Salvador, se recuperó de manera inexplicable de una colecistitis aguda con shock séptico, luego que los médicos pronosticaron una muerte segura.
Mama Antula nació en el año 1730. Hacia 1760, en Santiago del Estero reunió a un grupo de chicas jóvenes que vivían en común, rezaban, ejercían la caridad y colaboraban con los sacerdotes jesuitas con quienes trabajó durante años.
En menos de un año organizó en Córdoba ocho grupos de entre 200 y 300 personas. Siempre conseguía las limosnas suficientes como para mantener a toda esa gente e incluso en ocasiones había un excedente que servía para ayudar a pobres y presos.
Hacia 1788 escribió Ambrosio Funes una carta contando que en ocho años habrían hecho los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola unas 70 mil personas.
Por eso proyectaba una casa dedicada especialmente a estas prácticas. Como respuesta obtuvo la donación de tres parcelas de terreno contiguas. Pero faltaba todo lo demás, de manera que inició nuevamente a solicitar ayuda y tuvo como apoderado en esta tarea a Cornelio Saavedra.
En Roma, las cartas de María Antonia a sus amigos los jesuitas, después de ser traducidas al latín, francés, inglés y alemán, eran enviadas a distintas naciones, en particular a Rusia, único país que no había acatado el destierro de los jesuitas.
Ciertos conventos franceses se habían reformado al leer sus cartas. La importancia asignada a los ejercicios por el entonces Obispo de Buenos Aires, Mons. Sebastián Malvar y Pinto, lo llevó a disponer que “ningún seminarista se ordenase sin que primero la beata certificase la conducta con que se hubiesen portado en esos ejercicios”.
Mama Antula falleció en 1799.
La vida de Mama Antula
María Antonia de Paz y Figueroa nació en 1730 en Villa Silípica, provincia de Santiago del Estero. Desde muy joven comenzó a trabajar con los jesuitas colaborando en la organización de ejercicios espirituales. Luego partió a Buenos Aires, donde se dedicó durante veinte años a predicar el mensaje de Cristo.
En 1795 fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, la que aún sigue cumpliendo su misión bajo el cuidado de la congregación Hijas del Divino Salvador. Falleció el 7 de marzo de 1799 en dicha residencia, y sus restos descansan en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, de la ciudad de Buenos Aires.
El 2 de julio de 2010, Benedicto XVI autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto por el que se reconoce que la sierva de Dios María Antonia de Paz y Figueroa (María Antonia de San José) practicó las virtudes cristianas en grado heroico y la proclamó venerable. De este modo la religiosa, conocida como Mama Antula, dio un paso decisivo en el proceso de su beatificación. l