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Mariano Llinás, guionista del filme "Argentina, 1985", a EL LIBERAL: "Estableció un lugar de resistencia en el cine y eso funcionó"

11/02/2023 21:01 Pura Vida
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Mariano Llinás, guionista del filme "Argentina, 1985", a EL LIBERAL: "Estableció un lugar de resistencia en el cine y eso funcionó" Mariano Llinás, guionista del filme "Argentina, 1985", a EL LIBERAL: "Estableció un lugar de resistencia en el cine y eso funcionó"

Por María Rita Oubiña

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Especial para EL LIBERAL.

Mariano Llinás es el guionista de la exitosa película, "Argentina, 1985", que viene transitando un muy buen derrotero, en lo que parece su camino hacia la posible consecución del Oscar. O al menos rozar la preciada estatuilla con una invalorable nominación.

El éxito de la película trascendió expectativas y especulaciones de grandes cadenas de cine. Como una burla elegante, la gente, que es la que decide, al fin y al cabo, hizo larguísimas colas que hicieron que se mantuviera en cartelera mucho más tiempo del esperado.

Ocurre que el público se encontró con un tema ríspido tomado hasta con flashes de humor y gustó. Gustó mucho. Y trascendió el relato descriptivo del juicio a las juntas hasta convertirse en algo así como un ameno manual cinematográfico de consulta sobre lo que ocurrió en aquellos sombríos años de la dictadura militar.

Propia productora

Mariano Llinás aparte dirige su propio cine en una productora llamada El Pampero Cine, que siempre defendió las producciones independientes, al punto tal que la instancia de los grandes premios internacionales, llegan a ser sólo una anécdota, sumada a una larga vida dedicada a lo que más ama: hacer películas.

EL LIBERAL tuvo la oportunidad de hablar con Llinás sobre cómo considera él, debe ser el cine y la experiencia de haber participado de una de las películas más exitosas de los últimos tiempos en la Argentina, con fuerte proyección internacional.

- Usted dijo que la película "Argentina, 1985" trascendió lo estrictamente cinematográfico, ¿hacia dónde cree que viró la misma?, ¿le satisface este viraje?

Lo que quise decir es que se convirtió en algo de lo cual hablaba la gente que no habla habitualmente de cine. Si bien el cine siempre ha sido una actividad popular, fue convirtiéndose en algo de lo que habla un grupo minoritario, la gente que consume cine y las artes en general.

Con la película sucede algo que se convirtió en un fenómeno, como una cuestión en boca de todo el mundo. Sobre ella todos tuvieron algo para decir, discutir, incluso rechazar, fue un fenómeno interesante. Estoy satisfecho, el hecho no implica una opinión sobre las películas en general.

Esta película generó esta circunstancia anómala, y como experiencia es rarísima y muy gozosa

Público bien marcados

- Hay dos públicos bien marcados, por lo menos hasta donde pude percibir, uno el que vivió la dictadura, otro mucho más joven, y en ambos casos hubo muy buena recepción de la película, ¿por qué cree que ocurrió dicha recepción en tan amplia franja etaria?

Siempre hay públicos bien marcados en el cine. Estamos acostumbrados a que el público de cine se haya polarizado mucho, que lo que les gusta a unos, no a otros. Las películas de mi época le gustaban a un joven estudiante como a un jubilado, no existía dicha polarización.

Si bien había cambios, una película popular desestructuraba las cuestiones de edad. Lo raro es que Argentina… es una película a la antigua. En ese sentido, la película es como una de los ochenta, en que los films funcionaban como un acontecimiento transversal a las edades, clases e incluso a las ideologías políticas.

Creo que ahí hay algo que se busca en el cine, que reivindica un lugar para el cine y tal vez no para otras formas, como las series de televisión. Siento que la película estableció un lugar de resistencia en el cine y que eso funcionó.

"ARGENTINA, 1985" Y EL SENTIDO DEL HUMOR

 

-Un pintor que termina un cuadro sufre porque dice que siente que ya no le pertenece como cuando lo hacía, ¿usted sintió esa suerte de "destete" cuando terminó el guion? ¿Ahora le pertenece a la gente?

 

Es graciosa la pregunta del destete porque el guionista tiene un primer destete, que es cuando el guion deja de ser de uno y pasa a ser del director. Hay un momento rápido en que la película deja de ser lo que uno se imaginó y pasa a ser algo en algún punto, siempre diferente de lo que uno se imaginó, porque el cine siempre es así. En ese sentido, cuando uno dirige o escribe ese "destete" del que usted habla es menor, pero cuando uno solamente escribe, evidentemente hay cosas que ya no son como uno se imaginó. Estoy acostumbrado a ello, no es solamente lo que pasa con el público sino cuando la película se vuelve real.

 

Todo guionista hace ese duelo y está acostumbrado. No es nuevo para mí, pero es cierto que existe ese duelo interno, como de despedida. Lo primero que el guionista debe aprender es a acostumbrarse a esa despedida de lo que tuvo en su cabeza durante mucho tiempo. No es fácil, pero es bonito, porque lo peor que le puede pasar a un guionista es que la película que escribió no se filme. Es terrible directamente, porque un guion que no se filma no es nada, no existe directamente. Es algo a lo que uno le dedica muchísimo tiempo y si no se filma queda en una especie de limbo espantoso. Siempre es mejor que la película se filme, aunque haya destete. Siempre es para celebrar el hecho de que la película esté fuera de uno, porque significa que la película existe.

 

Verdad y golpe bajo

 

-¿Cómo manejó la sutil y delgada línea entre contar la cruda verdad y no caer en ningún momento en el golpe bajo?

 

Agradezco el elogio implícito en la pregunta sobre la sutil línea. Con (Santiago) Mitre –el director- tomamos muy temprano la decisión de hacer una película cuyo fuerte no fuese lo que se narra, sino el cine. Un poco lo adelanté. Debía ser una película donde estuviese el cine por delante de la necesidad testimonial, es decir, que las escenas tuvieran gracia por fuera de lo que cuenta. Algo que pasa siempre en el Hollywood clásico de los 30 y 40, las escenas tienen que tener un sostén o una gracia, o interés independientemente de qué parte de la historia cuentan.

 

Siento que eso fue lo que a nosotros nos amparó de caer en una especie de película que se sostuviera por motivos extraños, que se sostuviera por motivos de importancia o de lo que usted llama el golpe bajo.

 

Eso tiene que ver con nuestra confianza en el cine y de allí aparece el tan mentado sentido del humor que la película tiene, el cine que nos gusta es el que siempre tiene sentido del humor. Ese sentido el humor funcionó como el mayor antídoto para el golpe bajo que existe. Son dos elementos irreconciliables. Donde hay humor, es muy difícil que haya golpe bajo.

 

Entonces creo que el humor siempre nos ampara.

 

-Usted dijo, sin ningún tipo de falsa modestia que le gusta la idea del Oscar. ¿Qué significa para usted dicho reconocimiento?

 

Lo del Oscar es una rareza. Es decir, para una persona como yo que siempre se dedicó al cine independiente y que de pronto por cuestiones de la vida y del azar, termine formando parte de una película popular, de industria, que puede llegar a la instancia del Oscar, digamos que me parece más como una anécdota divertida que otra cosa. Es como si de pronto me hubieran invitado al palacio de un jeque o si hubiera ido a ese tipo de lugares que uno después recuerda: "alguna vez estuve en…" La importancia que tiene para mí es más de orden lúdico. Después sinceramente no creo que vaya a ser gravitante a la hora de pensar el cine. Toda la vida pensé en películas en las cuales el Oscar no existía como posibilidad y yo sigo siendo ese. Es como una aventura, como cuando Tintín va a la luna. Si lo digo lo digo como algo que me divertiría, porque el proceso de la película fue muy bueno, pero no me lo tomo tan en serio.

 

-¿Por qué dijo que a la gente no le gusta lo marmóreo? En tal caso, ¿qué tipo de mensajes prefiere recibir el público?

 

En realidad no quiero insistir con respecto a lo marmóreo, yo creo que a la gente le gusta el cine, la gente que va al cine está acostumbrada a la forma que tiene el mismo, una forma muy particular de ver las cosas. Y en general no tiene que ver con el mármol. Me impresionó una crítica sobre el Santo de la Espada de los años setenta, de (Leopoldo) Torres Nilson, que era muy impresionante, creo que era de la revista Gente y decía: "no nos gustó, no creemos que pueda gustarle a alguien, pero había que hacerla". Yo he dirigido mi vida a que las películas sean lo contrario de ese concepto. Por eso no me gusta cuando la gente dice: "una película necesaria". Las películas no tienen que ser engoladas. Las películas tienen que gustar y no ser necesarias.

 

-¿Qué le satisfaría que pensara un espectador luego de ver la película? En tal caso ¿cree que el cine debe siempre llevar implícito el ejercicio de hacer pensar?

 

La verdad no lo sé. Hay una zona en la que el director o el guionista, no debería meterse. Uno se ocupa de lo que le pasa al espectador durante la película, me parece, es decir, uno ya tiene bastante con manejar, relacionarse con las emociones del espectador mientras ve la película. Cuando el espectador se va, uno ya no tiene nada que hacer. Es como si quien tiene un restaurante pensara cómo le gustaría que le cayera la comida, o qué quiere el comensal comer al día siguiente, Hasta allí llegan nuestras atribuciones como personas que hacen cine. Las dos horas o cuatro horas o catorce horas de quien ve la película y nada más.

 

-¿Qué nuevas apuestas tiene El Pampero Cine? ¿Conseguir tal vez un público no adocenado?

 

El Pampero cine es un proyecto que defiende la producción independiente, es su meta. En este momento la clave es ir en contra de una tendencia que existe en el cine actual que es aquella que hace que se filmen pocas películas en el cine independiente. Es decir, para nosotros es muy importante que El Pampero se convierta en una maquinaria en la que se filme la mayor cantidad de películas y que las películas estén ahí. Que puedan ser vistas. Para mí, la enfermedad del cine actual es que los directores tardan mucho tiempo en hacer cada película, que las películas engordan, se convierten en una especie de largo peregrinaje y en El Pampero estamos en contra de eso.

 

-Si sube al escenario, ¿tiene planeado decir algo en particular el 12 de marzo?

 

Voy a estar mirando la televisión en mi casa. No hay posibilidad de que yo vaya a esa ceremonia ni de que diga nada. Ojalá que quienes están puedan subir al escenario y dirán lo que a ellos les parezca, pero no soy yo la persona que deba estar allí.

 

Llinás forma parte del grupo de cineastas El Pampero Cine, que lleva adelante su actividad por fuera de las estructuras de financiamiento tradicionales del cine industrial. En 2011 obtuvo el Premio Konex como uno de los 5 mejores directores de cine de la década en la Argentina.

 

 

 


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