Luisiana sufre una invasión de cocodrilos depredadores

La señal de cable History estrenó la décima temporada de “Amos del pantano”, la serie real-life que sigue muy de cerca a familias y grupos de cazadores de cocodrilos que se asentaron en la región pantanosa de Luisiana, Estados Unidos, que buscan disputarse el reinado del cazador más implacable de Norteamérica y que año tras año mantienen las tradiciones que les han dejado sus antepasados.

Finales de agosto es sinónimo de temporada de cocodrilos y el cazador experto de Pierre Part (Nueva Orleans), Troy Landry, se prepara para este nuevo año.

Sin embargo, esta temporada será muy especial: durante los últimos 10 años, la región del sur de Luisiana, precisamente la cuenca Atchafalaya, se ha convertido en una bomba que podría explotar en este año ya que población de cocodrilos está sobrepasando la capacidad de los cazadores y el territorio está en riesgo de ser invadido por estos lagartos. Una verdadera amenaza que pondrá a prueba a estos cazadores de defender a sus comunidades de los ataques de estos depredadores.

El grupo de cazadores favorito, la familia Landry, está liderada por Troy, séptima generación de su familia que llegó a Luisiana luego de ser expulsada por los ingleses desde Nueva Escocia Canadá) y cuya primera generación llegó desde Francia. Una familia que es de las más antiguas de la zona y que siempre estuvo integrada por cazadores y pescadores.

Troy se une con otra leyenda del pantano, Terral Evans, para combatir la invasión de cocodrilos.

Jacob Landry, hijo de Troy, recluta al experto en pitones Dusty Crum para unirse a la caza, y al veterano “pantanero” Ronnie Adams, quien pone a prueba a su nueva compañera, Ashley Jones, mientras se aventuran en un pantano conocido como “el cementerio”. Amos del pantano es una serie real-life que refleja un modo de vida norteamericano que tiene más de 300 años. Se trata de un oficio familiar que pasa de generación en generación y de una actividad que está habilitada por el estado norteamericano de Luisiana y en donde cada familia o grupo de cazadores debe tener su licencia.

“El pantano también es nuestro hogar. Nosotros no cazamos por placer, lo hacemos para mantener un control”, asegura Troy Landry. Es que a fines de los años ‘60, una especie de lagarto conocida como alligator americano, estaba en peligro de extinción. 20 años más tarde, se recuperó y dejó de estar en aquella lista. Pero hoy, esta especie crece en masa y el hombre parece ser su único depredador: ‘Todo está gestionado y controlado para que nosotros cacemos y que los números se puedan mantener. Si no los cazáramos habría demasiados cocodrilos y empezarían a ingresar a nuestros territorios, comerse a nuestros animales e hijos. Es por eso que estamos habilitados para cazarlos”, dijo.l