El santiagueño héroe del ARA San Juan que superó todos los obstáculos para cumplir su sueño El santiagueño héroe del ARA San Juan que superó todos los obstáculos para cumplir su sueño
David Adolfo Melián nació a 155 kilómetros de la capital, en San Andrés, un pequeño paraje del departamento Jiménez. Desde pequeño hasta adolescente, las carencias de su familia no fueron impedimento para ir superándose y concretar su sueño de ser marino, y luego submarinista.
David es uno de los 44 tripulantes del ARA San Juan, es el orgullo de su familia, de sus amigos, de sus compañeros de la secundaria en El Bobadal, de sus maestros y profesores, de Santiago del Estero, de la Nación. El orgullo de todos nosotros.
Hijo de Francisca Soria y Pedro Adel Melián, de chiquito trabajaba ayudando con las cabras, vacas o en los campamentos. "Pero siempre supo que su vida cambiaría con una carrera militar", contó en una entrevista con EL LIBERAL Marcela, una de los ocho hermanos de David.
El submarinista apodado el "Zurdo" estudió la primaria en la escuela San Andrés de Giles y a los 12 agarró una bicicleta, rumbo a El Bobadal. "Todo chico que deseaba una mejor vida debía irse. Durante 5 años, los fines de semana David pedaleaba 40 kilómetros para ir y volver a casa", recordó Marcela.
"Quizá la carrera militar nació por influencia de parientes: como mi tía paterna Azulina Melián, Lic. en Enfermería que vive en Buenos Aires", mencionó y dijo que una decisión que le cambiaría la vida llegó cuando acordó con su primo José Daniel Guerra salir a destroncar (trabajo duro con los árboles) para ahorrar y pagar su ingreso a la carrera militar. "En Clodomira los preparó la profesora Miryam Paz, en Física, Química y Matemáticas. Fueron y aprobaron en Tucumán. Así, los aceptaron".
Tres años estudiaron en Bahía Blanca y se convirtieron en militares.
"David venía siempre que podía. En diciembre, seguro por un mes. Después, una o dos semanas. Vino a vernos en septiembre (del 2017). Estaba contento. Tenía ya su autito y compró un departamento (en Mar del Plata)", recordó su hermana.
Su primo y amigo Rodolfo Melián también recordó con nostalgia y afecto los tiempos en que eran compinches. Vive a 100 metros de la casa paterna de David con quien en la niñez, andaban todo el tiempo junto: "éramos muy compinches. Me prestaba su remera. Se llevaba la mía. También pantalones. No zapatillas, porque era pie más grande".
"Salíamos a la siesta a hondear en los pueblos. San Pedro, Félix, cualquiera. Jugábamos a la pelota de siesta. Ya grandes, íbamos en bicicleta a bailar, o a jugar la pelota. Por ahí volvíamos a los dos días, secos, sin plata", rememoró.
Y destacó: "él nunca cambió. Cuando vino (septiembre de 2017) me dijo varias veces: ‘voy a hacerle una casa nueva a mi mami’".