Patota adolescente interceptó y asesinó a seguridad privada a puñaladas en La Banda Patota adolescente interceptó y asesinó a seguridad privada a puñaladas en La Banda
Un empleado de seguridad privada fue asesinado anoche a puñaladas por una banda juvenil de cinco integrantes, dos de los cuales cayeron presos en La Banda.
La víctima fue identificada como Ricardo Alfredo Jiménez, de 34 años, con residencia en Córdoba y Libertador en el B° Villa Nueva, La Banda.
En medio de una convulsión general, el crimen del seguridad era investigado anoche por el fiscal álvaro Yagüe, rodeado de expertos de la División Homicidios y Delitos Complejos y sus pares de la Seccional Trece.
Frente a un quiosco
El escenario fue a metros de un quiosco en calle Alberdi entre San Juan y La Rioja. Eran casi las 20.30 y Jiménez se dispuso comprar una gaseosa y fue interceptado por cinco jóvenes.
Dos se le abalanzaron y le asestaron dos cuchilladas: "Una en el centro del tórax y otra por la espalda", subrayó un testigo presencial a los investigadores.
Al contemplarlo tirado en el pavimento en un creciente charco de sangre, los cinco jóvenes ascendieron a las dos motocicletas en que se conducían y huyeron raudamente.
Urgente, Yagüe requirió prioridad absoluta a los investigadores. Por un lado, delegó en médicos y forenses la necesaria autopsia y un exhaustivo análisis sobre la mecánica de la muerte. A su vez, coordinó con los policías un operativo cerrojo y un "peinado" de los barrios en que residiría la patota.
La inmediatez generó resultados pronto. Al cierre de esta edición cayeron presos dos jóvenes, de 18 y 14 o 15 años. Y un vocero adelantó que las redadas no cesarán y que la policía les respiraba en la nuca a los otros tres sospechosos.
Los policías les incautaron a los dos "amigos" sus elementos personales, en especial prendas de vestir, ante la posibilidad de que tuviesen sangre de la víctima, se supo.
Intuitivo, el fiscal requirió que le provean de inmediato las cámaras de seguridad de propiedades privadas y colaboración a Alerta Banda, ya que la tecnología suele captar hasta los movimientos más intrascendentes: ergo, el optimismo era alto en que el grupo no haya burlado a las cámaras.
Desolación e impotencia
El triste fin de Jiménez provocó escenas desgarradoras. Diez minutos después, llegaron sus familiares. En vano, la policía pretendió consolarlos, ya que era imposible: nadie hallaba consuelo ante la muerte del trabajador, quien solo salió a dar una vuelta y prometió regresar temprano para la cena.
La Policía Científica trabajó hasta casi las 23. Meticulosos, sus integrantes secuestraron diversos elementos de prueba. El control policial en las rutas era intenso como la búsqueda misma de los tres prófugos, quienes habrían asesinado al hombre por robo.
