Carpio Valero: “Denunciamos y repudiamos totalmente su conducta”

“La colega fue expulsada de la entidad en 2011. Y brindamos públicamente esta información para salvar el honor y el buen nombre de todos los profesionales que forman parte de nuestra entidad. También repudiamos totalmente su conducta”, señaló Alberto Carpio Valero, titular de la Asociación Tucumana de Anestesiología, Analgesia y Reanimación.

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Explicó que la sanción fue tomada por un comité de honor de la asociación. Al parecer, la medida se habría tomado luego de que fuera denunciada por haber tenido un comportamiento no acorde a su profesión y porque habría violado la ética profesional.

Clarificación

Carpio Valero aclaró que la sanción, en principio, no le impide ejercer su especialidad. “El respaldo que otorga estar colegiado es muy importante. Acá, para trabajar en establecimientos oficiales, es fundamental. Es como tomar un taxi en la calle que es trucho o elegir un vehículo con licencia que pertenece a una empresa seria”, graficó.

El miércoles, la Asociación Santiagueña de Anestesiología, Analgesia y Reanimación y la Federación Argentina de Asociaciones emitió un comunicado para aclarar que la profesional tampoco estaba colegiada y repudió el hecho.

Según los voceros, la profesional habría culminado con su especialización a mediados de los 90. Habría ocupado algunos puestos en el Sistema Provincial de Salud (Siprosa) hasta que fue sancionada.

Escenario

A partir del escándalo, la profesional habría quedado expuesta a la pérdida misma de la matrícula.

Sin embargo, esta medida es potestad de autoridades y un Tribunal de ética, quienes habitúan tales medidas extremas, ya con una resolución contundente administrativa o judicial

Desde hace tres días, los colegiados de ambas provincias siguen de cerca la evolución del suceso de final imprevisible.

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Ya tendría abogado y habría acudido, también, a un escribano con su celular

A sabiendas del escenario cuesta arriba que afronta, la anestesióloga habría contratado a un abogado santiagueño.

Al parecer, el primer paso de su estrategia sería interponer una acción de mala fe del denunciante.

Según el entorno de la profesional, se haría cargo de las fotos, pero no de haberlas viralizado.

Su estrategia consistirá también en defender su actividad y mostrar empatía con los pacientes.

Falta grave

No es para menos. Su abogado le habría dejado en claro que aún no se visualiza un delito penal, pero sí una grave falta de ética profesional.

Desde ese aspecto, penalmente le habría indicado que si uno de los pacientes -por ella fotografiado- acciona civilmente, tendría todo a su favor.

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Allí radicaría la preocupación innegable de la anestesióloga.

Sabe por dentro que si un paciente acude al fuero civil invocando derechos violentados, algún juez dará entidad y dará luz verde al pleito.