Los logos en los ladrillos podrían pertenecer a bandas trasnacionales

La mesura en las palabras de cada uno de los funcionarios judiciales que hicieron declaraciones tras el secuestro de casi dos toneladas de cocaína en un campo santiagueño, se debe a que es evidente que están ante una organización narcocriminal de las más importantes que operan en el norte del país.

Las fuentes deslizaron que la sombra de grandes bandas narcos trasnacionales asoma detrás de los 53 bultos incautados en ese sembradío cercano a Los Pirpintos (Copo).

La pista más firme que permite hacer esas presunciones, es la logística utilizada por esta banda y el volumen de la droga acopiada en una tolva. Afirman que prácticamente ninguna de las bandas que operan en la zona tienen la capacidad económica para mover dicho cargamento valuado en u$s 45 millones.

Por si esto no fuera suficiente, las organizaciones narcos dueñas del cargamento dejaron su sello, como es habitual en tráfico a grandes escalas.

Cada uno de los ladrillos secuestrados tenía en su embalaje un distintivo.

Los investigadores de Gendamería identificaron tres: un águila, una paloma de la paz y una especie de sirena.

Antes las consultas de qué podían denotar cada uno de esos distintivos, todos coincidían en que es una marca del origen. La banda encargada de producir la cocaína pone un logo a su mercadería.

El hecho de que sean tres logos los que componen el cargamento, abre dos posibilidades según los expertos: tres proveedores para la banda que opera en suelo argentino, o bien tres calidades de la sustancia estupefaciente. Todo se develará con el avance de la investigación.

Pericias

Las fuentes adelantaron que la Justicia Federal solicitará que se tomen las muestras de cada uno de los diferentes paquetes, para determinar la calidad de la droga. Afirman que solicitarán la quema de toda la sustancia cuanto antes, por el riesgo que implica su tenencia.

Por otra parte, las fuentes anticiparon que en esta jornada los dos detenidos podrían ser indagados. Aún resta confirmar las identidades de ambos, así como también la matrícula de la avioneta que bombardeó la cocaína, la cual pudo ser establecida, pero no se descarta que haya sido adulterada.