El empresario Luis Manuel Pericás cambiaría de estrategia y de abogado defensor El empresario Luis Manuel Pericás cambiaría de estrategia y de abogado defensor
En sorpresivo viraje estratégico, tal vez, el empresario Luis Manuel Pericás cambiaría de abogado y pondría en práctica una audaz jugada, resuelto en mudar el "afer cautelares" a órbitas de la Justicia federal.
Ello fue confiado por un estrecho colaborador anoche, horas previas a que su actual defensor, Adolfo Suárez, dé un paso al costado y allane el terreno al arribo de otro profesional.
Pericás fue aprehendido a mediados de septiembre en Congreso, Buenos Aires.
Cadena amplia
Para la Justicia, sería el principal eslabón en una larga cadena, sostenida también en los ex jueces Lucrecia Martínez Llanos, Ramón Tarchini Saavedra y Miguel ángel Moreno. El último, sería el empleado judicial Eduardo Antuz.
Hasta ahora, Suárez apostó fuerte a enrostrarle al juez Darío Alarcón igualdad de roles que los reprochados al trío de ex jueces renunciantes.
Sin embargo, la primera estocada fue neutralizada por la Cámara de Apelaciones: un tribunal desechó la recusación al magistrado y lo ratificó al frente del proceso.
Nulidades
Después, Suárez interpuso diversas nulidades: en esencia, requirió la ‘nulidad’ del procedimiento en que cayó detenido Pericás; instó a la ‘declinatoria de competencia’ de Alarcón y pidió ‘la nulidad de todas las actuaciones’.
A la luz de los acontecimientos, el empresario radial ahora intentará sacar el proceso y conducirlo a la órbita federal, ya sea en Santiago, o bien en la vecina provincia de Tucumán.
Cuna de todo
Justamente, ella fue la cuna de un escándalo que se inició en una pretensión económica y decantó en un buscapié político-judicial que ya arrastró a tres magistrados santiagueños y promete estallar en otros frentes, en ambas provincias, se sabe.
Aún cuando la coyuntura actual, la pérdida de la libertad, fuese remediada, Pericás teme que la investigación le depare nuevas sorpresas.
Puesto en perspectiva, que pronto sea imputado por otros delitos; el mismo temor que desvela a los amigos del quinteto preso, habituado a pedir favores vía telefónica.