"El móvil fue porque se negaba a aceptar el fin de la relación"

"Iñíguez iba por detrás de las chicas (Córdoba y su amiga Natalia Farías) en su motocicleta. Quería provocar la caída de Johana. Así lo hizo y la apuñaló por la nuca", juzgó la fiscal érika Leguizamón, en su extenso alegato.

"Iñíguez rondaba la casa, como dijo la mamá de Johana. De la hija ni hablaba, porque no le importaba. él, simplemente no aceptaba el final. No hubo ningún trastorno. él premeditó el asesinato y lo cometió con ensañamiento", resaltó la fiscal ante el tribunal y a sala repleta.

Siempre en función de la titular del Ministerio Público, el acusado "asestó la primera herida en la frente; luego otras 11. Como dijo el forense, la víctima falleció al perforarle el corazón y antes el pulmón", subrayó.

Vale destacar que según la autopsia, Johana falleció "por un shock hipovolémico", es decir desangrada.

"Ensañamiento"

Según Leguizamón, el sujeto perpetró el crimen "con ensañamiento", ya que a su entender "él se resistía en aceptar el final de la relación. ése fue el móvil. Después de perforarle la frente, el corazón y el pulmón, se quedó parado mirándola cómo se moría".

La fiscal recordó los testimonios de familiares de Córdoba, amigos y testigos, en todo el proceso, y los 8 exámenes psiquiátricos hechos al detenido. Objetó la conclusión de la junta médica psiquiátrica, por entender que los tres profesionales, que la refrendaron, "son médicos forenses, pero ninguno psiquiatra".

De acuerdo con esa junta, Iñíguez cometió el asesinato de Johana preso de un "trastorno mental transitorio incompleto". Leguizamón también afirmó que el homicidio debe contextualizarse "en violencia de género" y lamentó que a Johana intentase presentársela como "una provocadora".

En tal sentido, requirió prisión perpetua para Iñíguez y que se lo someta a un riguroso tratamiento psicológico.