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Nacido en Fernández: El juez que pidió en un poema que dejen sus cenizas en La Pampa

07/08/2021 18:48 País
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En Capital Federal falleció a los 93 años José Arturo Sáez Zamora, ex ministro del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Pampa, cargo que había asumido el 1 de febrero de 1984, y en el que se mantuvo hasta 10 años después.

El recordado funcionario fue integrante del primer STJ al restaurarse la democracia, junto a Elvira Rossetti y a Jesús Daniel Los Arcos Vidaurreta.

Fue un funcionario probo, que eligió irse de su cargo público cuando le llegó el momento de la jubilación, en 1994.

Nacido en la localidad de Fernández, en Santiago del Estero, luego de transcurrir parte de su niñez en Tucumán, a los 14 años se mudó a la ciudad de Buenos Aires con su familia.

Allí habría de terminar sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nacional Domingo Faustino Sarmiento. En 1948 ingresó a Instituto Penales (hoy Servicio Penitenciario Federal), mientras comenzaba su carrera de derecho en la UBA.

La familia.

Fue en ese tiempo que conoció a su esposa Zulema Carmen Moschetto, con quien habría de tener a sus tres hijos, Patricia, Daniel (actual juez de la Audiencia de Juicio de Santa Rosa), y Alejandro.

En 1972 la familia se mudó a Santa Rosa, comenzando una nueva etapa familiar y profesional. Se inició en el Poder Judicial como Defensor Penal, función que cumplió hasta el año 1974 cuando ascendió como Juez de Instrucción y Correccional. Más tarde al crearse la nueva Cámara en lo Criminal N° 2, fue nombrado integrante de la misma, junto a sus colegas Elvira Rossetti de González y Carlos Alberto González.

Sus amistades.

Hizo en nuestra provincia una gran cantidad de amigos que recibieron con consternación la noticia de su fallecimiento, entre ellos Carlos Alberto González, Elvira Rossetti, Jesús Los Arcos, Juan Carlos Gay y su señora, Guillermo Gorchs y Silvia Campeani, Vicente y Blanquita Laurenzano, Roberto y Miriam Fernández, Julio e Irma Sánchez, Efrén y Felisa González, Carlos y María José Muñoz y José y Elisa Galeano.

Aportes a la justicia.

José Arturo Sáez Zamora fue una persona sumamente preparada, y siempre estuvo dispuesto a hacer un aporte más que el que podía corresponderle. Fue uno de los impulsores del «Foro Permanente de Superiores Tribunales de Justicia del Sur Argentino»; y además, siendo integrante del máximo tribunal de la provincia, se contactó con las administraciones de España y Francia para conocer sus métodos de trabajo, y poder trasladar algunas de esas herramientas para darle más eficiencia al servicio de justicia.

Ya jubilado alternó su tiempo entre Santa Rosa y la ciudad de Buenos Aires, disfrutando de sus 6 nietos, tres de ellos nacidos en La Pampa. En ese tiempo escribió «El arte de vivir según grandes pensadores».

Falleció el día 4 de agosto, y dejó escrita su voluntad en un poema -una de las actividades en las que le gustaba incursionar-, para que sus cenizas sean esparcidas y descansen en la provincia que tanto le dio.

La última voluntad en un poema

El fallecido José Arturo Sáez Zamora, ex ministro del Superior Tribunal de Justicia de la provincia, dejó escrita su última voluntad en un poema, titulado «Al momento de morir», en el que pide que sus cenizas sean esparcidas en La Pampa:

Al momento de morir

Al momento de morir

No cortes flores por mi

Prefiero que vivan allí

Donde creció su raíz,

En el Jardín de colores.

Por eso pido a mis amigos mejores

Que dejen crecer las flores,

Y al momento de esos honores

De la última partida

Me brinden como en vida,

La flor…de sus corazones.

 

Libra Señor a los míos

De todo sufrimiento,

No quiero en mi alejamiento

Cortejo ni enterrramiento

Ni velatorios sombríos

Que lastimen sus sentimientos.

 

Deja el viento, además,

Llevar mis pobres cenizas

Que empujadas por fuerte brisa

Entonen su himno de paz

Acariciando su inmensidad

De las tierras de La Pampa,

Hasta que sus roncas gargantas

Cansadas de pregonar

Encuentren una heredad

Donde quedar abrazadas,

Besando esa tierra amada

Y compartir su soledad.

 

Permite Señor mientras tanto,

Que mi alma, ya liberada,

Más allá del campo santo

Busque con humildad

Aquella puerta sagrada

Que se abre a la eternidad.

 

José A. Sáez Zamora

Primavera del 2000

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