El uso de los dispositivos electrónicos en niños; lo que hay que saber El uso de los dispositivos electrónicos en niños; lo que hay que saber
En la actualidad, los padres
están preocupados con
el uso indebido de las tecnologías
por parte de los niños,
pero a la vez se muestran impotentes
para evitar esta tendencia.
Hace unos años causaba
inquietud que los niños
vieran mucho tiempo la televisión.
En la actualidad la preocupación
se enfoca en el empleo
excesivo de tabletas y
smartphones.
Por ejemplo, en una tarde
aburrida, un niño puede estar
más de cinco horas viendo la
televisión y jugando con la tableta
y el móvil.
Los niños necesitan
salir a la calle, jugar,
divertirse y comunicarse con
otros chicos.
Incluso los bebés y los niños
menores de seis años
usan excesivamente estos
dispositivos electrónicos. Dolores
de cabeza, problemas
de cervicales o trastornos
del sueño son algunos de los
efectos negativos de este empleo
indebido.
Hay que tener
cuidado con la edad a la que
les compramos el primer móvil
a nuestros hijos.
Por primera vez se ha publicado
un estudio que analiza
cómo afecta a los menores
de tres años. éste concluye
en que influye negativamente
en su forma de dormir.
Según el estudio realizado
en la Universidad de Londres,
hay una correlación muy clara
entre el uso de pantallas interactivas
por parte de niños de
entre seis meses y tres años
y una reducción en el tiempo
que pasan durmiendo.
En concreto, por cada hora
diaria que los niños pasaban
con las tablets, reducían
26 minutos su sueño nocturno.
La luz azul que emiten estos
aparatos manda señales
que confunden los ritmos naturales
de sueño del cerebro.
Razones por las que limitar
el uso los smartphones a
los niños
La Academia Americana de
Pediatría y la Sociedad Canadiense
de Pediatría revelaron
en un estudio 10 razones por
las que los niños menores de
12 años no deben emplear estos
aparatos sin control. Según
su estudio, los bebés de 0
a 2 años no deben tener contacto
alguno con la tecnología.
De 3 años a 5 años deberían
solo usarlo 1 hora al día y de
6 a 18 años solo 2 horas al día.
Entre las razones negativas
que citaba este estudio
vamos a resaltar 5 que pueden
afectar a su vida diaria. No se
trata de prohibirles una actividad
que les encanta sin ninguna
razón, sino porque puede
causar un daño real a los
niños.
1. Afecta al desarrollo
cerebral de los niños
La utilización excesiva de
las tecnologías, según el estudio,
puede acelerar el crecimiento
del cerebro de los bebés
de 0 y 2 años de edad. Esto
podría asociarse con déficit
de atención, retrasos cognitivos,
problemas de aprendizaje,
aumento de la impulsividad
y de la falta de autocontrol
(mal humor que se manifiesta
en reacciones violentas).
2. Retraso en el
desarrollo del niño
El excesivo uso de las tecnologías
puede limitar el movimiento.
Como consecuencia,
puede afectar al rendimiento
académico, la alfabetización
y la atención. Este sedentarismo
puede llevar a un aumento
de la obesidad infantil y a problemas
de salud vasculares o
cardíacos e incluso diabetes.
3. Alteraciones del
sueño infantil
Los niños que utilizan de
noche estos aparatos en sus
habitaciones suelen tener más
dificultades para conciliar el
sueño. Los padres no suelen
supervisar el empleo de la
tecnología en sus habitaciones.
Esa falta de sueño afecta
a su rendimiento académico.
4. Enfermedad mental
Algunos estudios comprueban
que la utilización excesiva
de las nuevas tecnologías
está aumentando las tasas
de depresión y ansiedad
infantil, trastornos de vinculación,
déficit de atención, trastorno
bipolar, psicosis y otros
problemas de conducta infantil.
5. Demasiada radiación
La OMS, O rganización
Mundial de la Salud, clasifica
los teléfonos celulares como
un riesgo debido a la emisión
de radiación. Los niños son
más sensibles a estos agentes
y existe un riesgo de contraer
enfermedades relacionadas a
la radiación.
Según el estudio, los niños
que usan demasiado las
tecnologías son más pasivos
y tienen problemas para interactuar
o tener contacto físico
con otras personas. Nuestros
hijos tienen que dedicar
más tiempo a jugar con otros
niños o a mantener una conversación
en familia, es importante
para que se socialicen.
Las nuevas tecnologías
son parte de la vida de los niños
en la actualidad y tampoco
se las podemos prohibir.
Pero nunca los smartphones o
las tabletas deberían sustituir
a la lectura de un buen libro o
a los momentos de juego con
los hermanos o los amigos.
Tenemos que intentar prevenir
los efectos adversos y que
nuestros hijos dediquen a la
tecnología solamente las horas
adecuadas.
¿Cómo evitar que
nuestros hijos abusen
de la tecnología?
No utilizar la tecnología como
un pacificador emocional.
Se les debe enseñar a los niños
a cómo identificar y controlar
las emociones fuertes.
Enseñarles técnicas para
calmarse usando técnicas
de respiración y llevándolos a
conversar sobre lo que les pasa.
Promover las actividades
al aire libre. Es importante que
los niños aprendan a disfrutar
de actividades recreativas
que los saquen de su obsesión
por los aparatos tecnológicos.
Fijar límites y animarlos
a tomar tiempo de recreo.
El
juego no estructurado y fuera
del mundo digital estimula la
creatividad. El tiempo libre de
dispositivos digitales debe ser
una prioridad diaria, especialmente
para los niños más pequeños.
No utilizar ningún tipo de
pantalla en niños menores de
dos años.
No utilizar ordenadores ni
teléfonos en la hora anterior a
dormir.
El uso de estos durante
la noche, es altamente nocivo
y sólo les impide un descanso
tranquilo. Ser un buen
ejemplo: debido a que los niños
son grandes imitadores,
es importante que los padres
limiten el uso de dispositivos
delante de ellos.
Así estarán
más disponibles para jugar
juntos también.
Hacer la transición poco a
poco: si el niño está comenzando
una adicción necesitará
desconectarse progresivamente.
Si se le elimina bruscamente,
aumenta la ansiedad
infantil en vez de mejorarla.
Finalmente, en caso de que
el problema sea más grave y
difícil de abordar, es importante
que los padres busquen
ayuda psicológica para poder
determinar las causas de esta
adicción y elaborar en conjunto
un plan y poder evitar consecuencias
mayores.