El hijo de Bolsonaro, ligado a la banda investigada por el crimen de una concejal El hijo de Bolsonaro, ligado a la banda investigada por el crimen de una concejal
El hijo de Bolsonaro contrató a familiares del capitán Adriano Magalhães de Nóbrega, jefe de la banda investigada por el crimen de la concejal Marielle Franco; más precisamente a su esposa e hija.
El capitán Adriano, alias “Gordinho”, prófugo desde ayer, sería uno de los jefes de la milicia que actúa en las favelas de Rio das Pedras y Muzema y comandaría la temible Oficina del Crimen, que ejecutaba asesinatos por encargo.
Otro de los jefes de la banda sería el mayor de la Policía Militar Ronald Paulo Alves Pereira, alias “Tortuga”, que fue detenido y será juzgado por otro crimen, la masacre de Via Show, ocurrida en 2003 en el municipio de São João de Meriti.
El mayor Ronald y el capitán Adriano fueron elogiados y homenajeados años atrás por Flávio Bolsonaro en una ceremonia oficial en la Asamblea Legislativa. En el caso del mayor Ronald, el homenaje organizado por el hijo del presidente ocurrió cuando el miliciano ya era sospechoso de cinco asesinatos.
Raimunda Veras Magalhães, madre del prófugo, fue hasta noviembre del año pasado asesora del hijo de Bolsonaro en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, donde el joven senador electo era diputado provincial.
Raimunda había sido una de las asesoras que, cada mes, depositaba parte de su sueldo en la cuenta bancaria del chofer Fabrício de Queiroz, investigado por movimientos bancarios compatibles con maniobras de lavado de dinero por más de 7 millones de reales y por un depósito sospechoso de 24 mil reales en la cuenta de la primera dama, Michelle Bolsonaro.
Adriano es quien tenía a esposa e hija contratadas como asesoras del hijo del presidente, que varias veces defendió la acción de las milicias.
El círculo de las relaciones de la familia Bolsonaro con el submundo del crimen organizado comienza a cerrarse cuando llevan apenas 22 días en el poder.
“El gobierno debería apoyar a las milicias, ya que no consigue combatir a los traficantes de drogas. Y tal vez, en el futuro, debería legalizarlas”, dijo en marzo del año pasado Jair Bolsonaro, cuando ya estaba en campaña. La relación del presidente y sus hijos con esta mafia, la más peligrosa del estado de Río de Janeiro, no era solamente retórica, sino que reúne vínculos policiales, contratos en los despachos parlamentarios, movimientos bancarios sospechosos de lavado de dinero por millones de reales y trabajo político en los territorios.