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Dilma: de la militancia de izquierda a la presidencia en jaque

Dilma Rousseff en su juventud

Dilma Rousseff en su juventud

12/05/2016 11:37 Mundo
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Son varios los hitos que dejarán a Dilma Rousseff sellada a pleno en el libro de la historia de Brasil. El primero fue en 2011, cuando se convirtió en la primera mujer elegida para asumir el cargo de presidenta del país, después vinieron los índices de popularidad envidiables por sus pares de todo el continente: Dilma convencía. Ahora, cinco años después, protagoniza otro momento único: fue apartada del gobierno para ser enjuiciada por falta de transparencias en los números de su gestión. 

La mandataria estará seis meses fuera del poder y será reemplazada en el cargo por el vicepresidente Michel Temer, que ya prepara el próximo gabinete de Brasil.

Su vida 

Dilma Vana Rousseff Linhares, años atrás, era sólo una tecnócrata con fama de antipática, sin aspiraciones políticas y una perfecta desconocida para la mayoría de los brasileños. Pero cuando Luiz Inácio Lula da Silva posó los ojos sobre ella para que se convierta en su ahijada política, llegó a la Presidencia de Brasil y ganó dos veces, la segunda con 54 millones de votos que hoy no tendría, al menos según encuestas que le atribuyen apenas un 10 % de popularidad. 

Rousseff nunca se había postulado a un cargo electivo y hasta era resistida por el Partido de los Trabajadores (PT), al que sólo se afilió en 1990, pero Lula la impuso como candidata presidencial, le hizo la campaña y la convirtió en la primera mujer elegida para un cargo que, hasta entonces, sólo habían ocupado 35 hombres. 

Hija de un comunista búlgaro que emigró a Brasil y se casó en este país con una maestra brasileña, sólo tuvo alguna proyección nacional cuando en enero de 2003 asumió como ministra de Energía en el primer gobierno de Lula. Luego pasó a ejercer el cargo de ministra de la Presidencia, se ganó fama de "Dama de Hierro" por su rigor y, gracias al influyente "dedo" de Lula, se convirtió en sucesora del líder más carismático de la historia reciente del país. 

Durante su juventud, por supuestos vínculos con grupos guerrilleros alzados contra la dictadura pasó casi tres años en prisión y sufrió la tortura en su propia carne. A sus 20 años, Rousseff se acercó al Comando de Liberación Nacional (Colina), un movimiento radical que luego se unió a la Vanguardia Popular Revolucionaria (VAR-Palmares), donde recibió entrenamiento de guerrilla. 

Tras recuperar la libertad luego de tres años de prisión, en 1972, Rousseff pasó a dedicarse a su única hija, Paula, y completó sus estudios de Economía. 

Un capítulo poco ventilado de su historia oficial cuenta que, una vez que salió de la cárcel, su primer empleo lo tuvo en la Fundación de Economía y Estadística de Río Grande do Sul, organismo estatal controlado por la propia dictadura que la persiguió. Quien la conoce afirma que fue en las mazmorras del régimen que forjó su recio carácter, que a veces dicen que pasa todo límite.

Volvió a la política en la década del 80, cuando se afilió al Partido Democrático Laborista (PDT), y después inició su carrera en el ámbito del Gobierno central de la mano de Lula, gracias a quien llegó a la presidencia de la que está cada vez más cerca de ser alejada para siempre.

Su personalidad 

Su carácter pesó para llegar a este amargo desenlace. Su desdén por el diálogo, su impaciencia cuando debe sentarse a negociar y una soberbia proverbial conspiraron para que los "aliados" boicotearan primero su gobierno y se pasaran luego, cuando el "impeachment" era casi un hecho, a la oposición. 

El mote de honesta que se ganó en los primeros meses de mandato, cuando despidió a siete ministros denunciados por corrupción, se desplomó a comienzos de 2014, cuando se reveló la existencia de la gigantesca trama de corrupción en la petrolera estatal Petrobras

La red que arruinó a la mayor empresa pública del país operó durante los Gobiernos de Lula, en la época en que Rousseff presidía el consejo de administración del ente estatal. Su propia campaña electoral es investigada por sospecha de haber recibido fondos desviados a través de los fraudes. 

Fue así que la mujer de pasado revolucionario, con fama de intrépida y curtida de batallas, incluyendo la que libró con éxito contra un cáncer linfático en 2009, llegó a un purgatorio en su segundo mandato con más posibilidades de muerte política que de supervivencia milagrosa. 

En Brasilia hay quien sostiene que alguna vez hasta le lanzó un florero por la cabeza, sin puntería, a un ministro en medio de una tensa discusión. Pese a esa imagen, Rousseff puede ser la abuela más dulce cuando está con alguno de sus dos nietos, a los que les podrá dedicar más tiempo ahora.

Sus presidencias 

Cuando asumió el poder por primera vez, el 1 de enero de 2011, su condición de economista animó a los mercados, pero, en contra de lo que se esperaba, el Brasil de Rousseff perdió el impulso que había convertido al país en la "niña mimada" del mundo de los negocios. 

En su primer mandato, el crecimiento económico cayó al 2,7 % en 2011, al 1,0 % en 2012 y se recuperó ligeramente, para llegar al 2,5entrar en la recesión más grave de las últimas tres décadas. Fue dura con la corrupción y castigó toda sospecha, al punto de que en sus primeros doce meses no le tembló el pulso. 

En junio de 2013 la sorprendieron unas de las mayores protestas de la historia del país, cuando millones de personas tomaron las calles para protestar por los pésimos servicios públicos, justo un año antes de que Brasil acogiera el Mundial de fútbol. 

Desde entonces, Brasil entró en ebullición y Rousseff comenzó a derrumbarse, aunque logró ser reelegida en 2014 por una diferencia de escasos tres puntos, que ya hablaban de la fractura política de la sociedad. 

Su segundo mandato nació herido por un agravamiento de la crisis económica y por las corruptelas en Petrobras, que enlodaron a casi todos los partidos oficialistas y desbarataron su base política. 

En el último año, el torbellino político la acorraló y la puso al borde de un juicio político por unas maniobras fiscales irregulares que ella niega. 

Desde el Palacio de la Alborada, la dirigente nacida en Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947, trabajará por su absolución de los cargos de haber manipulado resultados contables del Gobierno y abierto créditos extraordinarios sin pedir autorización al Congreso, prácticas que violan la Ley de Responsabilidad Fiscal. 

La sesión para la votación definitiva sobre su futuro está prevista para septiembre.

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