VIDEO | El friense Yemil Sarmiento se adueñó del macizo nevado Huascarán Sur VIDEO | El friense Yemil Sarmiento se adueñó del macizo nevado Huascarán Sur
Una vez más el escalador friense Yemil Eloy Sarmiento logró su objetivo. Esta vez se adueñó del macizo nevado Huascarán Sur. Hizo cumbre, junto a su compañero Gerardo, en la montaña más alta del Perú.
La Cordillera Blanca, como se la conoce, es un macizo nevado, ubicado en la cordillera occidental de los Andes peruanos, en las provincias de Yungay y Carhuaz, dentro de la región áncash.
En diálogo con EL LIBERAL contó su experiencia. “esta vez el desafío que nos propusimos fue el Huascarán Sur, con sus 6.768 m.s.n.m. El cuarto gigante de América, un desafío de altura y técnica”.
Contó que “es una montaña en constante movimiento con nieve, hielo, grietas y avalanchas, con pronósticos raros, nubes que iban y venían. Esta situación nos obligó a leer muy bien la montaña y sus condiciones”.
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Recordó que hicieron “noche en Musho, a 3.020 m, y así arrancó el día uno de la travesía por el Huascarán, con nuestras pesadas mochilas, arriba de los 30 kg y un sendero que nos llevaría más de 8 hs cargados para llegar al objetivo del día en el Refugio Huascarán, a 4.650 m. Un día largo de unos 10 km y 1600 m de desnivel. Y llegamos para ver uno de los atardeceres más hermosos”.
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Yemil continuó con su relato: “Al otro día descansamos por la mañana. Esperando ver como evolucionaba el tiempo. Para el mediodía realizamos un porteo del equipo técnico hasta el borde del glaciar (a 1 h de marcha), para después salir más livianos. Dejamos el equipo y el agua nieve empezó”.
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Con la travesía que habíamos realizado anteriormente, el tiempo también había estado extraño, noches y parte de la mañana muy lindas pero después de las 11 am o del mediodía se cerraba (las nubes subían). Sabíamos cuando debíamos movernos; aparte de noche (madrugada) tienes las mejores condiciones del glaciar”.
“El día 3 llegó, era hora de movernos al Campamento 1 (+/- 5200 m). Desarmamos el Campo Base. Caminamos de nuevo hasta el borde del glaciar. Nos equipamos con grampones, cuerda, arnésco, piqueta en mano y a montarnos en el Glaciar Raimondi. Entre grietas, empezamos a dimensionar este "laberinto". Un día que nos llevó aproximadamente 4 a 5 hs. Y otro campamento soñado sobre una base de hielo. En frente a la ruta que habíamos decidido realizar: Una Ruta que se tardó días en abrir y fue realizada para la expedición científica que lidera el reconocido glaciólogo y paleoclimatólogo estadounidense Lonnie Thompson, de 71 años, quien estudia los glaciares de todos los continentes”.
Reveló Yemil que “los científicos peruanos del Inaigem y los de la Universidad Estatal de Ohio de Estados Unidos, se internarán durante dos meses en el nevado Huascarán. Un equipo conformado por personas de
Perú, Estados Unidos, Rusia, México y Francia, que van a estar tomando muestras del hielo y comparándolo con un estudio que se realizó en 1993, para ver su profundidad y estado. Está ruta la abrieron guías peruanos para que los porteadores, equipamiento y el grupo puedan llegar, subir con seguridad, y a su vez los porteadores todos los días abastecer el campamento en el Col a 6.000 m.”.
“Con la salida del sol estábamos listos para cumplir el objetivo del día 4: llegar a armar nuestro campamento 2 debajo del Col a 5.850 msnm. Pero primero teníamos que superar unas grietas con nuestras mochilas con 20 kg, ascender una rampa, y cuando estábamos superándola, a las 7.05 am cae una avalancha por la ruta normal "La Garganta". Nuestras miradas se cruzaron, y la acertada toma de decisión de la elección de la ruta. Y por último escalar 200 metros aproximadamente de escalada en hielo. Para luego realizar una travesía en dirección al Col entre el Huascarán Norte y Sur”.
“El día 5 decidimos relajarnos, recuperarnos y hacer un reconocimiento de la ruta hacia la cima. Pasamos por el campamento científico, vimos el trabajo que estaban realizando, observamos la ruta y las nubes volvieron a invadir. Regresamos a nuestra carpa a preparar todo y esperar que la alarma suene con una gran noche estrellada”.
Yemil Sarmiento contó que “el domingo 28 de julio llegó, con una noche despejada, y en este día histórico nos esperaba una gran ascensión. A la 1.05 estábamos encordados caminando, transitando el glaciar por el Col, tras una hora ya estábamos al pie de la vía. La parte técnica transcurría rápido entre cuerdas y el amanecer nos agarró a las 6. La cara Este del Huascarán Norte empezó a encenderse y nuestros ojos estaban maravillados”.
“Las 8 de la mañana nos agarró sobre el filo a la cima pero el sol aún no, los dedos seguían fríos y el sol se acercaba a pasos de tortuga. Y nosotros sobre los 6500 m abriendo huella en la nieve (30 cm) también. El cansancio se hacía sentir y la cumbre no llegaba. ¿Seguimos o bajamos? Resonó en nuestras cabezas. Pero la cordada estaba unida, fuerte y motivada, al fin llegó el sol, empezamos a calentar, recuperar los dedos, positivos. El coraje siendo dos se multiplica. Y con unos pasos que cada vez pesaban más, aparecían unas grietas repentinas, una montaña que te mantiene en alerta constante, pusimos este equipo en la inmensa Cumbre del Huascarán Sur a las 10.15. En un día histórico ya que fue Día de la Independencia de Perú, y nosotros los primeros Argentinos en realizar la cima en lo que iba de la temporada. Dos argentinos: un santiagueño y un cordobés, haciendo historia en la montaña más alta de Perú”.
“Quedaba descender, más atentos que nunca en este terreno, en esas condiciones. Llegamos exhaustos a nuestra carpa a las 15 aproximadamente”.
“El día 6 teníamos otro día que iba a requerir de nuestra técnica y la exigencia de desescalar de los 5.850 m todo lo ascendido los días previos, para poder salir del glaciar y llegar al Refugio a 4.650 m. A comer rico, dormir, recuperarnos. Quedaba un día más, con nuestras mochilas más livianas, para regresar a Huaraz "sanos y salvos", y a casa. Del refugio bajamos directo a un poblado que se llama Yauyo, donde conseguimos un taxi para que nos lleve a Mancos, para tomar un bus de regreso a Huaraz. De pasada compartimos el taxi con la doctora del lugar, de fondo el imponente Nevado Huascarán y de pronto nos dice: este lugar se llama "Huashcao" por dónde estábamos pasando, que significa "cuerdas que llevan al Huascarán".
“Está montaña nos pidió todo, la leímos, esperamos, aguantamos y se nos dió. Nos dejó subir, nos expuso, nos fortaleció. Era el desafío, el entrenamiento que necesitábamos para ponernos a prueba, para lo que se viene, intentar nuestro primer ochomil".
