Frías y Japón se unieron para hacer cumbre en el Aconcagua Frías y Japón se unieron para hacer cumbre en el Aconcagua
“Los pasos cada vez costaban más, eran más lentos, miro hacia atrás para ver a Aki y de fondo aparece la majestuosa Pared Sur del Aconcagua. La última media hora, los últimos pasos, el último esfuerzo, y nos invadimos en lágrimas en la Cima del Aconcagua, en sus 6.962 m. A las 13.40 del 18 de febrero logramos nuestro sueño”, cuenta emocionado Yemil Sarmiento a EL LIBERAL.
Inmediatamente expresa: “Dicen que la cima es la mitad del camino, y es así, quedaba descender, llegar sanos y salvos a la carpa (a la "casita" diría Aki) que nos esperaba en Cólera, el último campamento a 6000 m antes de la cima del Aconcagua”.
Yemil recordó que “el 7 de Febrero comenzó en Mendoza, de la mano de Alto Rumbo, una nueva expedición al Coloso de América. Al día siguiente con los permisos listos fuimos 13 personas (entre los integrantes del grupo y guías) las que salimos a caminar por la Quebrada de Horcones que te lleva a la ruta normal para ascender el Aconcagua”.
“Había dos objetivos, un mismo equipo y una pasión. Ya que realizamos todos juntos la aproximación, dándole otra dinámica a la salida, entre los que realizaron el trekking largo a Plaza de Mulas (4.300 m) y los que aspiramos llegar a la cumbre”, indicó.
El escalador friense explicó que “Plaza de Mulas es el campamento base donde pasamos la mayoría de los días aclimatándonos para luego empezar la etapa de ascensión, de ganar altura armando los campamentos. Para llegar a este campamento base recorrimos 7 km hasta Confluencia, a 3.300 m donde hicimos dos noches para aclimatar. Al día siguiente hicimos un trekking corto hasta el mirador de la Pared Sur del Aconcagua, una emblemática pared de 3.000 m de nieve, roca y hielo, con dos glaciares colgantes, que pocos se han atrevido a escalarla”.
Recordó que el día 3 recorrimos 35 km más para llegar a Plaza de Mulas, debajo de su bellísima cara Oeste. Al otro día realizamos una caminata por el lugar, y el día 5, el equipo que estaba por el Trekking largo comenzó el descenso”.
A esta altura del relato Yemil hizo un parate y le confesó a EL LIBERAL que a una de las integrantes del grupo le esperaba un desafío soñado por el que veníamos preparándonos hace 5 años, desde que empezamos a caminar la montaña juntos, está persona es Aki Okada, de Japón, que con 50 años, juntos soñamos con llegar a la cima del Aconcagua.
Luego siguió con su crónica del viaje: “El 12 de febrero llevamos cargas para armar el primer campamento a 5.000 m en Plaza Canadá (trasladamos unos 35 kg en carpa, cocina y comida). El 13 descansamos, y a día siguiente fuimos para arriba a armar la carpa en Canadá y nos quedamos a dormir. Después llegamos a Nido de Cóndores, a 5.500 m, dónde pasamos dos noches, y el siguiente campamento fue Cólera, a 6.000 m”.
Recordó además que es la segunda vez que hizo cumbre en el Aconcagua, “la primera vez que llegué a la cima fue en el 2013”.
“En la madrugada del día 18, a las 4 para ser preciso, sonó la alarma del reloj que nos indicaba que debíamos salir a la Cumbre. Nos restaban por caminar 962 m de desnivel. Fue una madrugada con un viento frío que no cesó en todo el día. A las 5.15 ya estábamos listos, caminando”, precisó.
“Ese 18 de febrero nos encontrábamos caminando en el Techo de América, con mucha fuerza sólo nos quedaba empujar para cumplir con este sueño juntos. Arriba de 6.300 m (en Plaza Independencia) tomamos un poco de sol a las 8, para recargar energías porque se venía el "Paso del viento" y "La travesía", que fueron las dos horas más frías y el viento no mermó nunca”. “Llegamos a “Las Cuevas”, a 6.600 m, a las 11, donde realizamos un buen descanso. Allí decidimos ponernos los grampones para meternos en la canaleta. A esta altura el físico le dió lugar a la cabeza (70% contra 30%), de pronto nos encontramos en el "Filo de los Guanacos". Los pasos cada vez costaban más, eran más lentos, miro hacia atrás para ver a Aki y de fondo aparece la majestuosa Pared Sur del Aconcagua. La última media hora, los últimos pasos, el último esfuerzo, y nos invadimos en lágrimas en la Cima del Aconcagua, en sus 6.962 m. A las 13.40 logramos acariciar nuestro sueño, hacer cumbre en el Aconcagua”, indicó.
“La vuelta, el descenso, fue otra historia”, finalizó Yemil Sarmiento.