Un montañista friense alcanzó el sueño treparse al techo de América Un montañista friense alcanzó el sueño treparse al techo de América
Los relatos son de Yemil Sarmiento, un joven friense que desde hace tiempo se dedica al montañismo y que desde el 2011 forma parte del equipo Alto Rumbo, una organización radicada en Córdoba que se dedica a la organización de turismo alternativo.
Yemil es friense y su pasión por el deporte en la montaña lo llevó a escalar distintos lugares en la Argentina, como Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, Mendoza, Neuquén, como así también fuera del país, como la Cordillera Real en Bolivia, Volcanes Chilenos y Kilimanjaro en áfrica.
‘El equipo estaba conformado por diez integrantes, de los cuales cinco eran guías de Alto Rumbo y cinco amigos con mucha experiencia en montaña’.
Sarmiento recuerda: ‘Alcanzamos los 4.400 metros de altura al llegar a Plaza de Mulas, luego de aclimatizarnos y descansar, al día siguiente seguimos el ascenso hasta el Cerro Bonete con sus 5.050 metros. En esta etapa la altura se hacía sentir en alguno de los integrantes, a su vez las condiciones climáticas en la cumbre no eran las favorables, consultamos el pronóstico del clima y se nos informó que existiría una ventana climática’.
‘Reanudamos la marcha y subimos hasta el Campamento Canadá, a 5.000 metros y luego fuimos al siguiente, Nido de Cóndores, alcanzando allí los 5.380 metros’. Yemil cuenta que allí se planificó la escalada hasta el Berlín, a 6000 metros. Allí se hizo un descanso para preparar el ataque final al coloso de América’.
‘Decidimos iniciar la marcha al día siguiente con una temperatura que en esos momentos era de 25 grados bajo cero. Tres de los integrantes decidieron no emprender el ascenso a la cumbre, por lo que los siete restantes comenzamos el ascenso, lento pero constante durante todo el día’, prosiguió con el relato, durante el cual el friense cuenta los distintos lugares maravillosos que fueron atravesando, Piedra Blancas, Piedras Negras, Independencia, Portezuelo de los Vientos, entre otros.
Yemil recuerda que ‘en este lugar tres integrantes de la expedición deciden regresar por cuestiones de pies con principio de congelamiento, otros con síntomas de altura. En La canaleta quedan solamente cuatro escaladores, pero a mitad del camino hacia la cumbre otro integrante decide emprender y es acompañado por otro miembro de la expedición por razones de seguridad. Entonces allí quedamos solo dos para la escalada final’.
Sarmiento se emociona y cuenta: ‘Caminábamos por El Filo de los Guanacos, recorrido que nos llevaría hasta la cumbre, la cual ya estaba frente a nosotros. Diez pasos, descanso, diez pasos más, otro descanso, una mirada hacia atrás y estaba la Pared Sur del Aconcagua’.
‘De un equipo de diez personas solo dos llegamos a la cima. Giré a 360 grados y se veía montaña y más montaña. La vida me dio un giro de 360 grados, fuimos los terceros en hacer cima ese día, con la última ventana climática. El Himalaya estaban cerrado, así que éramos lo más alto del mundo en ese momento. Estábamos a 6.960 metros de altura, estábamos parados justo sobre el techo de América’, expresó todavía excitado por lo vivido.