¿Fue el actor Vinnie Jones el futbolista más violento de la historia? ¿Fue el actor Vinnie Jones el futbolista más violento de la historia?
Fue un bendito instante que terminó durando para siempre. En 1988, Dave Beasant, el arquero de los 193 centímetros de altura, del cuerpo fuerte y de la confianza invencible, voló a su izquierda y desvió el remate de John Aldridge, delantero de aquel Liverpool que ganaba todo. Era el primer penal atajado en una final en la más antigua de las competiciones del mundo, la FA Cup. Y abrió las puertas de una consagración imposible: en aquella final de Wembley, el Wimbledon, un equipo menor, se impuso 1-0 y ganó el único título de su historia repleta de tropiezos.
Aquel Wimbledon dejó una huella indeleble en la historia del fútbol británico. El significado de aquel recorrido de asombro lo resume el sitio web de la BBC: "Fue uno de esos cuentos de hadas en el fútbol. Un modesto club del sur de Londres pasó del completo anonimato a la gloria". Se trató de un milagro construido por un grupo de futbolistas indomables que se movían como una pandilla de las afueras de Londres. Venían de hogares que las publicidades no muestran y que los noticieros sólo exhiben en caso de delitos. Chicos pobres, de averías, acostumbramos al trato rudo y a la respuesta hostil.
Se volvieron parte de la mitología del fútbol inglés: “The Crazy Gang” (La Pandilla Loca). "Creíamos que éramos caudillos de guerra porque a las tres de la tarde los sábados era una guerra. Así jugábamos. Así sentíamos", recuerda allí el delantero John Fashanu.
Vinnie Jones, otro de los protagonistas, solía usar el número cuatro en su espalda y todas las artimañas del chico malo. Era capaz de golpear sin pelota en cualquier centro, de quejarse al árbitro sin inhibiciones y de agarrarle los testículos al mismísimo Paul Gascoigne, figura naciente de seleccionado inglés en aquellos días. "Era una locura ese equipo. Uno de los mejores momentos fue cuando tuvimos una pelea con el Chelsea... Hubo 21 jugadores en el círculo central lanzándose golpes, patadas, todo. Nos encantaba que nos llamaran La Pandilla Loca". Sí, era un equipo de locos y de muchachos bravos. También capaz de conseguir lo imposible: nueve años después de ascender a la cuarta categoría del fútbol inglés, jugaban en Primera y ganaban, en pleno Wembley, el más importante de los trofeos.
El mismísimo Gascoigne contó lo que Vinnie le hizo padecer: "Nunca he protestado por ningún golpe, pero aquello era demasiado. Sentía su aliento siempre detrás de mí. Durante una jugada se me acercó y me dijo: ''''Me llamo Vinnie Jones, soy gitano, gano mucho dinero. Te voy a arrancar la oreja con los dientes y luego la voy a escupir en el césped. ¡Estás solo, gordo, sólo conmigo!''''".
El líder de aquel equipo aprovechó luego su fama de reo, de ogro, de rudo. Vinnie se hizo actor. En 1998, cuando jugaba en el Queens Park Rangers y analizaba su retiro, el director Guy Ritchie le ofreció actuar. Aceptó sin dudar. En la película "Lock, Stock and Two Smoking Barrels" (en español conocida como "Juegos, trampas y dos armas humeantes") hizo de lo que mejor podía hacer: un matón a sueldo. Allí se llamaba Big Chris.
Aquel fue sólo el comienzo. Se retiró del fútbol. Lo contrató Hollywood. Ya lleva filmadas más de treinta películas. Todavía no le ofrecieron el papel de un hombre sensible. Sin embargo, su popularidad creció sobre todo en los Estados Unidos: allí comenta la Premier League junto a dos viejas glorias del fútbol de la CONCACAF, Eric Wynalda y Coby Jones.