Lo que necesitas saber para elegir el mejor calzado escolar Lo que necesitas saber para elegir el mejor calzado escolar
- Hay que comprarle zapatos nuevos, los del año pasado ya no dan más!...
- Mmmmm, vos crees que no aguantan unos meses más? Mirá que todo está re-caro hoy…
Esta breve charla se va a reproducir (si es que no se está reproduciendo ya) en todos los hogares santiagueños. Empezó febrero y aunque todavía se está de vacaciones, los papás ya avizoran los gatos que se vienen para mandar a los chicos a la escuela. En ese gasto, está el del calzado de los chicos. Tema importante porque no es sólo cuidar la presentación de los hijos sino, atender su salud. ¿Por qué?
Una respuesta creíble puede ser la del Dr. Claudio Meneses traumatólogo infantil chileno que ha tratado el tema teniendo en cuenta que la elección del calzado es clave porque los acompañará durante varias horas, prácticamente todos los días de la semana.
Meneses, comenta en una publicación del Hospital Clínico San Borja Arriarán de Santiago, que, “además del precio y el diseño, hay una serie de aspectos que los padres deben tomar en cuenta al momento de comprar o renovar el calzado escolar, no sólo para que los niños estén cómodos, sino también para evitar malestares y la posibilidad de futuras dolencias”.
Dice el especialista: “Los padres deben comprar el calzado escolar que esté al alcance de su bolsillo, pero teniendo también en cuenta que no provoquen problemas de salud a sus hijos e hijas”.
Un mal zapato “es aquel que no tiene la talla adecuada, que es muy rígido o cuya forma no se adapta al pie del niño, lo que puede provocar desde dolor a un daño más permanente, como lesiones superficiales, ampollas, heridas u hongos; inflamación y dolor de pies y piernas, uñas encarnadas e incluso casos de deformaciones óseas o articulares como los juanetes”.
El hospital publicó una entrevista con Meneses que aquí ofrecemos textual.
¿Cada cuánto tiempo se deben renovar los zapatos?
El especialista asegura que no es bueno comprar el calzado pensando en que duren dos o más años: “El zapato debe ser del tamaño adecuado para el momento en que el niño se los está probando. Un tamaño superior a la talla puede hacer que el niño pierda la estabilidad del pie y sufra accidentes, además de ocasionar lesiones como ampollas en la piel y hasta deformaciones óseas y posturales”.
Añade que, en general, el crecimiento del pie en las mujeres se da hasta los 12 años, mientras en los varones es hasta los 14, “por lo que es esperable que el calzado escolar se renueve al menos una vez al año”.
Respecto de los niños y niñas más pequeños, lo aconsejable es estar atentos y preguntarles si sienten cómodo el calzado o si les genera alguna molestia: “Si vemos que frecuentemente se los saca o se queja de dolor o molestias, es muy probable que su pie haya crecido y sea hora de comprar otro par de zapatos”.
¿Es bueno “heredar” los zapatos a los hermanos menores?
El Dr. Meneses asegura que aunque es habitual que los zapatos terminen por quedarles chicos a los niños, aún cuando estén en muy buen estado, “no es buena idea que estos sean reutilizados por sus hermanos menores. Puede ser una alternativa tentadora para los padres, porque les permite ahorrar, pero no hay que perder de vista que cada persona amolda y enchueca los zapatos de una manera particular, según su cuerpo y su forma de caminar, por lo que usar el zapato de otra persona puede cambiar la forma del pie del quien lo usa”.
¿En qué debemos fijarnos para escoger el mejor calzado escolar?
• El zapato a elegir debe cumplir el objetivo de proteger el pie a todo evento, considerando las diferentes actividades que desarrollan los niños y las diferentes condiciones climáticas. Por ello, es mejor que sean calzados cerrados, de plantilla blanda, con antideslizante, contrafuerte duro y punta cuadrada.
• Es muy importante llevar al niño al momento de comprar el calzado, ojalá luego de todo un día de actividad, ya que de esa forma, al probárselo, el pie estará en su momento más hinchado.
• La prueba del zapato siempre debe ser con calcetines o medias, para evitar equivocarse en el tamaño.
• Deben probarse ambos zapatos, pues no es infrecuente que un pie sea de tamaño mayor al otro. Debe hacer que el niño camine con ellos y los pruebe dentro de la tienda.
• Al momento de la prueba, el zapato debe calzar adecuadamente de ancho, largo y alto. No debe oprimir el pie, pero tampoco ser muy grande, para no generar deformaciones. Como dato práctico, al probar el zapato, se debe pedir al niño que lleve su pie lo más adelante posible, y uno debe ser capaz de colocar un dedo entre el contrafuerte y el talón del niño sin dificultad.
• El calzado debe ser de cuero suave, ya que este permite una adecuada respiración, evita la humedad y logra una mayor adaptabilidad. Los zapatos sintéticos pueden ser más económicos, pero muy poco durables y producen mayor sudoración, favoreciendo las infecciones por hongos y lesiones en los pies.
• Las puntas deben ser amplias para que los dedos estén cómodos en su interior y no se produzcan malformaciones. Ojalá redondas, en lugar de puntudas o angostas.
• Para evitar que los niños se resbalen, la suela debe ser de goma, no de plástico. Esto les otorgará, además, además mayor amortiguación y flexibilidad, reduciendo el esfuerzo de los tendones y músculos y facilitando el agarre en las diferentes superficies.
• Es ideal que la lengüeta del zapato sea acolchada para que no transpire y reforzada en la base para evitar que se corra o doble y cause molestia.
• El taco no debe medir más de un centímetro y medio, para que la distribución del peso del cuerpo sea pareja en el pie. Además, debe tener una base ancha para la estabilidad.
• Salvo indicación médica específica, la planta interior debe ser plana, ya que si un niño sano usa realce, el músculo encargado de levantar el arco no se potencia ni se activa.
• Hay que privilegiar los zapatos con cordones o con velcro, para que se ajuste correctamente al tamaño del pie.
• El talón y el contrafuerte deben ser firmes, pero no duros, para evitar malas posturas.
• Ojo con las costuras interiores: deben ser parejas. Si hay alguna protuberancia podría terminar por lastimar el pie del niño. La mejor forma de comprobarlo es introduciendo la mano y tocando las paredes interiores del zapato.
• Para evitar deformarlo, es importante que el zapato sea utilizado sólo para el colegio, no para realizar deportes u otra actividad. Tampoco mojarlos innecesariamente. Es bueno enseñarles a los niños a ser responsables del cuidado de los zapatos, haciéndolos parte de su mantenimiento como lustrarlos o limpiarlos.
• Los ojales por donde pasarán los cordones deben ser metálicos, para evitar que se rompan con el uso.
• Es mejor privilegiar el zapato bajo, evitando los tipos botín, ya que dificultan el libre movimiento del tobillo.
• Estas mismas observaciones se deben cumplir en el caso de las zapatillas para el colegio.