¿Qué hago con mi pasado doloroso? ¿Qué hago con mi pasado doloroso?
Por Bernardo Stamateas. Psicólogo. Escritor y conferencista.
Muchas personas cargan, ya de grandes, con heridas de la infancia. ¿Qué deberíamos hacer con ellas? Fundamentalmente enfrentarlas, aunque duela y tengamos la tendencia a ocultarlas. Pues solo así seremos capaces de avanzar en la vida plenos y felices.
Nunca es demasiado tarde para ser sanado. Nunca es demasiado tarde para disfrutar de una vida feliz, con sueños por cumplir. Independientemente de cómo haya sido tu niñez, podés escoger verla como un lugar donde te quedes a llorar por lo ocurrido, o como un puente que te lleve a un próximo nivel de plenitud.
Sin querer minimizar lo sucedido, permitime decirte que el pasado no se sana en el pasado. El pasado se sana hoy, en el presente. Y es imposible moverse hacia el futuro cuando llevamos una carga pesada de sufrimiento emocional. Si tuviste padres difíciles, que no fueron como te habría gustado que fueran, te invito a considerar la manera en la que ellos nos pueden marcar como hijos:
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1. Padres que ponen etiquetas a los hijos. Hay hombres y mujeres que llaman a sus hijos: “la oveja negra de la familia”,” el payasito”, “la princesita”. “el vago”, etc. Todas estas etiquetas se terminan convirtiendo en un guión, es decir, que la persona que recibió alguna empieza a actuar de esa manera porque “cree” lo que le dijeron que es.
2. Padres que proyectan en los hijos su propia vocación. Muchos papás y mamás anhelan que sus hijos hagan lo que ellos no pudieron hacer (y presionan a tal fin). Ya sea, seguir una carrera, tocar un instrumento o formar una familia feliz.
3. Padres que sobreprotegen y asfixian a los hijos. Quien sobreprotege a un hijo le entrega el siguiente mensaje: “Te amo, por eso te sobreprotejo. Sos un/a inútil y yo tengo que hacerlo por vos”. Tal actitud construye una persona adulta insegura y ansiosa.
4. Padres que envidian a los hijos. Increíble pero real. Hay padres que envidian a sus hijos y no desean que se dediquen a lo que ellos no pudieron hacer. Es decir, no quieren que sus hijos los superen.
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5. Padres que ponen a los hijos en un rol parental. Es la típica frase hablada sobre un niño o una niña cuyo papá o mamá ya no está presente (sea por el motivo que sea): “Ahora vos sos el hombre/la mujer de la casa”. Así le imponen una obligación que no le corresponde a esa edad, al tener que asumir el rol de uno de los padres.
¿Por qué hay padres que se comportan así? Por lo general, porque han sido maltratados, castigados y avergonzados por sus propios padres y no saben cómo actuar de otra manera. Por eso, aun si nuestro pasado no está resuelto, es fundamental ser conscientes de este. Solo así podremos comenzar a sanarlo y, sobre todo, no repetirlo con nuestros hijos.
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Todos los seres humanos, algunos más que otros, provenimos de familias con algún tipo de disfuncionalidad. ¡No existen los padres perfectos! Pero todos podemos sanar lo que haga falta (a veces, necesitaremos ayuda profesional), mejorar y superarnos a nosotros mismos para dejar una huella positiva en quienes vienen detrás de nosotros.