Armas nucleares, Hiroshima y Nagasaki 74 años después Armas nucleares, Hiroshima y Nagasaki 74 años después
Por Dr. Pedro Basbús. Magistrado. Docente Cátedra de Derecho Internacional Público, UCSE
Los pasados seis y nueve de agostos recuerdan a la humanidad a los dos únicos bombardeos nucleares llevados a cabo en una contienda bélica mundial.
La bomba denominada “Little Boy” fue arrojada a las 08:15 hs. del día 06 de agosto (o 7 según la zona geográfica) del año 1945, hora de Hiroshima y en 55 segundos alcanzó la altura de explosión (aproximadamente a 600 metros sobre la ciudad).
La detonación causó una explosión equivalente a 16 kilotones de TNT y se estima, que la temperatura se elevó casi instantáneamente a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió al aire circulante causando una bola de fuego de 256 metros de diámetro que en segundos se expendió a 274 metros.
La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta a 59 kilómetros de distancia. Alrededor de treinta minutos después comenzó un efecto extraño: empezó a caer una lluvia de color negro al noroeste de la ciudad. Esta “lluvia negra” estaba llena de suciedad, polvo, hollín, así como partículas altamente radiactivas, lo que ocasionó contaminación aun en zonas remotas.
El radio de total destrucción fue de 1,6 kilómetros, provocando incendios en 11,4 km².
Autoridades japonesas calcularon que el 69 % de los edificios de Hiroshima fueron destruidos y entre el 6 y 7 % resultó dañado. Entre 70 000 y 80 000 personas, cerca del 30 % de la población de Hiroshima, murieron instantáneamente, mientras que otras 70 000 resultaron heridas.
El 9 de agosto de 1945 a las 11.01 fue lanzada la segunda bomba (“Fat Man”). Cuarenta y tres segundos después la bomba hizo explosión a 469 metros de altura sobre la ciudad y a casi 3 km de distancia del hipocentro planeado originalmente. La explosión resultante tuvo una detonación equivalente a 22 kilotones y generó una temperatura estimada de 3900 grados Celsius y vientos de 1005 km/h.
Se calcula que, de manera inmediata, fallecieron entre 35 000 y 40 000 personas, mientras que el total de decesos para finales de 1945 alcanzó de 60 000 a 80 000.
El radio total de destrucción fue de 1,6 km. Se calcula que el porcentaje de estructuras y edificios destruidos estuvo en el orden del 40 %, incluyendo el estadio, hogares, hospitales y escuelas. -
El devastador efecto provocó la rendición incondicional del Imperio del Japón, la que tuvo lugar el día 02 de septiembre de 1945 a bordo del acorazado Missouri. Los Estados Unidos, ocupaban Japón y respondían, finalmente, al ataque sorpresivo de Pearl Harbor. -
Mucho se dijo, al respecto, acerca de la necesidad de los bombardeos, en especial si debieron haberse utilizado esta nueva bomba definida allende el proyecto “Manhattan” como nueva fuente de energía y bomba extremadamente potente (a raíz de la reacción nuclear en cadena a través del empleo del uranio).
El proyecto Manhattan, que agrupó a una gran cantidad de eminencias científicas como Robert Oppenheimer, Niels Böhr y Enrico Fermi, tenía el objetivo de desarrollar la primera bomba atómica antes que lo hicieran sus enemigos los alemanes.
La investigación culminó con "Trinity", nombre que se daría al primer ensayo atómico realizado en el desierto de Alamogordo Nuevo México el 16 de julio de 1945. La bomba finalmente no sería usada contra los alemanes, sin embargo, sería el arma definitiva que acabaría con las aspiraciones japonesas en el Pacífico y en el continente asiático.
Una nueva era había comenzado. El hombre era capaz de destruir más allá de lo imaginable. La Guerra Fría se abría al mundo como aquel conflicto ideológico, militar, científico, cultural y económico en donde las dos potencias hegemónicas competían para imponerse mutuamente. Solo que ahora lo hacían contando con un potencial que, si bien pretendía disuadir, bien podía ser utilizado en la carrera del más fuerte. La humanidad estaba nuevamente en peligro.
LA RESPUESTA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Las Naciones Unidas, Organismo que había nacido en el año 1945 intentó eliminar estas armas.
La primera Resolución dictada al efecto en el año 1946 crea una Comisión para tratar los problemas relacionados con el descubrimiento de la energía atómica (entre otros). –
Dicha Comisión habría de formular propuestas relativas a temas tales como el control de la energía atómica en la medida necesaria para garantizar su uso en fines pacíficos. La resolución estableció asimismo que la Comisión debía presentar propuestas para “eliminar, de los armamentos nacionales, las armas atómicas, así como todas las demás armas principales capaces de causar destrucción colectiva de importancia”.
Desde esta Comisión se establecieron distintos tratados multilaterales, con el propósito de prevenir la proliferación y los ensayos nucleares, y promover a la vez los avances en materia de desarme nuclear. Entre ellos, cabe mencionar el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), el Tratado por el que se Prohíben los Ensayos con Armas Nucleares en la Atmósfera, el Espacio Exterior, Debajo del Agua, también denominado (TPPE, Tratado de Prohibición Parcial de los Ensayos Nucleares) y el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE) que fue firmado en 1996 pero aún no ha entrado en vigor. –
Varios Tratados y acuerdos multilaterales procuran reducir o eliminar ciertas categorías de armas nucleares, prevenir su proliferación y sus sistemas de entrega. Estos incluyen varios tratados entre los Estados Unidos de América y la Federación Rusa y diversas iniciáticas vgr. el Grupo de Suministradores Nucleares, el Régimen de Control de la Tecnología de Misiles, el Código de Conducta de La Haya contra la Proliferación de Misiles Balísticos y el Acuerdo de Wassenaar de 1996 (control de exportaciones o transferencia de armas convencionales o bienes y tecnologías de doble uso).
A los fines de fortalecer las normas mundiales sobre no proliferación nuclear y desarme y consolidar los esfuerzos internacionales por la paz y seguridad, se establecieron zonas libres de armas nucleares (ZLAN). América del Norte (México) América Central y América del Sur (según el Tratado de Tlatelolco), áfrica en igual forma (Tratado de Pelindaba) Oceanía (Tratado de Rarotonga) y el Sudeste de Asia (Tratado de Bangkok) son algunas de las Zonas libres de armas nucleares. –
El 1 de julio de 1968 se suscribe el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP o NPT por sus silgas en inglés) que restringe la posesión de armas nucleares y constituye el esfuerzo de la comunidad internacional para impedir el avance de las armas de destrucción masiva.
Forman parte de dicho Tratado la mayoría de los países de la comunidad mundial organizada y tiene la particularidad de que a sólo cinco Estados se les permitió la posesión de armas nucleares (EE.UU., Rusia, Francia, China y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Curiosamente son los “Cinco Grandes” que forman parte del Consejo de Seguridad de la ONU como miembros permanentes.
Por este Tratado los Estados nuclearmente armados (NWS) se comprometen a no transferir tecnología nuclear ni tecnología sobre armas nucleares a otros países ni tampoco a asistir en el desarrollo de tales armas. Asimismo, los Estanos No Nuclearmente armados (NNWS) se comprometen a no tratar de desarrollar armas nucleares y someterse al régimen de Salvaguardias totales del Organismo Internacional de la energía Atómica. Entre otros artículos rescata el compromiso de todas las partes para facilitar el más amplio intercambio posible para el uso pacífico de la energía nuclear y rescata el derecho inalienable de cada estado de desarrollar la energía nuclear para usos pacíficos.
Sin embargo, aquel compromiso de los Estados Nuclearmente Armados de iniciar de buena fe negociaciones para la reducción y limitación de sus arsenales nucleares ha quedado en una promesa.
India, Pakistán, Israel, Corea del Norte se encuentran fuera del Tratado. Los tres primeros nunca lo firmaron y Corea del Norte renunció al mismo en el año 2003, lo que socava la efectividad del acuerdo. Irán desarrolló tecnología nuclear más, acuciado por la presión internacional (liderada por los EE.UU.) suscribió el Acuerdo Nuclear (JCPOA, 2015) por el cual Irán aceptaba reducir su programa de energía atómica a cambio del levantamiento de las sanciones económicas que asfixiaba su economía.
El Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) destacó el riesgo de las 13.865 armas nucleares en poder de 9 estados. De este total el 90% le corresponde a Rusia y los EE.UU. con 6450 ojivas cada uno, China tendría 780, Francia 300, el Reino Unido 215, Pakistán 150, La India 140, Israel (que ha rechazado públicamente contar con este tipo de armas) tendría 80 y Corea del Norte entre 20 o 30 ojivas. El SIPRI ha destacado que India, China y Pakistán (que mantiene con la primera un conflicto de soberanía por la zona de Cachemira) han aumentado la capacidad de producir material fisionable que conllevaría a un incremento cuantitativo de sus arsenales.
Tras la cancelación del Acuerdo de Misiles de Alcance Intermedio y Corto, el Tratado START III que vence en el año 2021 es el único instrumento de control de armas estratégicas entre los EE.UU y Rusia. El resto de los países antes nombrados, carecen de instrumentos jurídicos vinculantes que frenen o limiten la proliferación de arsenales nucleares.
En el año 2018, la administración Trump se retiró de manera unilateral del Acuerdo nuclear con Irán al considerar que el fin de las sanciones económicas devenidas a raíz del Tratado, dotó a Irán de capacidad económica para exportar su régimen de opresión y terror en el Medio Oriente lo que, en mi opinión, constituye el fin del Acuerdo celebrado so pretexto de las hipotéticas sanciones de los EE.UU. al resto de las empresas europeas (de los países que firmaron el acuerdo) que comercien con Teherán.
De esta manera arribamos al siglo XXI en donde el ocaso de los Tratados de limitación entre los EE.UU y Rusia, el abandono de los EE.UU al Tratado sobre Misiles Antibalísticos firmado en 1972, la no existencia de negociaciones sobre algún tipo de desarme nuclear, el recelo de los EE.UU hacia China, pueden afectar los propósitos y la credibilidad del Tratado de la No Proliferación de Armas Nucleares.
El reciente acontecimiento acaecido en Nyonoksa (Rusia) en donde hubo una prueba fallida de un nuevo misil y aumentó considerablemente la radiación nuclear, nos indican la necesidad de fortalecer la seguridad global con acuerdos que viabilicen los límites a los desarrollos tecnológicos. Es hora de negociar acuerdos multilaterales que abarquen las nuevas amenazas surgidas en este siglo por el uso de las armas nucleares.
El horror vivido en Hiroshima y Nagasaki no debe repetirse.-