El Brexit y sus consecuencias El Brexit y sus consecuencias
El primer ministro británico, Boris Johnson, reemplazante de la renunciante Teresa May, prometió que liderará la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre “pase lo que pase”. -
Inmediatamente la libra esterlina se desplomaba e Irlanda advertía que el bloque no aceptará renegociar el acuerdo de divorcio establecido el año pasado entre Londres y Bruselas. -
¿Qué es el Brexit? ¿Cómo se llegó hasta este presente? ¿Qué consecuencias traerá la salida del Reino Unido? ¿Qué puede pasar ante la inexistencia de un acuerdo con la Unión Europea? Son preguntas que, necesariamente deberán aclararse.
A los fines de que el lector desarrolle un mejor conocimiento del contenido de este artículo, trataré de brindar ciertos detalles que, entiendo, podrían coadyuvar con el propósito mencionado.
El Reino Unido se incorporó a la Unión Europea (entonces Comunidad Económica Europea, CEE) el 1° de enero del año 1973. Recuerde el lector que la hoy denominada Unión Europea nace en el año 1957 con el Tratado de Roma que cimienta la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (motorizadas por Francia y Alemania) y con el propósito del desarrollo de la Europa desbastada por la 2da. Guerra Mundial.
Esta incipiente comunidad, formada ab intio por seis estados (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos) recibe, en el año 1973 la incorporación de Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido, ratificando su propósito de crecimiento en una Europa libre (en 1975 culminan las dictaduras de derecha: Franco en España y Salazar en Portugal). –
La Unión crece vertiginosamente y ya para el año 1993 avanza la integración hacia un mercado único con sus cuatro libertades fundamentales de circulación: personas, capitales, servicios y mercancías, se suscriben los Tratados de Maastrich y Amsterdam (Tratado de la Unión Europea) y el Acuerdo de Schenguen por los cuales nace la Unión Europea como tal y se permite a los ciudadanos europeas circular sin presentar pasaporte en las fronteras, respectivamente.
El Reino Unido, hasta hoy, forma parte de la Unión Europea y aporta 73 diputados en el Parlamento Europeo. Asimismo, ejerció la presidencia del Consejo de la UE en los años 1977, 1981, 1992, 1998 y 2005. De más está decir que constituye, junto a Alemania, Francia, Italia y España, uno de los miembros más influyentes a punto tal que, más allá de permanecer en la Unión, no forma parte de la zona del euro. El Reino Unido colabora en el presupuesto de la UE con 10.575 millones de euros en un porcentaje de su renta bruta nacional del 0,46%.
El dinero que el Reino Unido aporta al presupuesto de la UE contribuye a financiar en todos los países miembros programas y proyectos, como la construcción de carreteras, la inversión en investigación y la protección del medio ambiente. -
En el año 2016 y bajo el mandato del entonces Primer Ministro David Cameron se celebró un referendo para decidir si el Reino Unido debía continuar o no en la UE. Y, en la votación, que tuvo lugar el 23 de junio de 2016, un 48,1% de los británicos votó a favor de quedarse en el bloque, pero un 51,8% se pronunció a favor de abandonar la UE.
¿Cuáles fueron los motivos por los cuales se llevó a cabo el referéndum?
Para los euroescépticos, la necesidad de tener un Reino Unido fuerte, un modelo que se separe de Europa y se asimile a los EEUU.
Para esta porción de la población, la UE ha actuado como un "freno" regulatorio a sus deseos de evitar tales regulaciones, (normas laborales, normas ambientales, leyes de protección del consumidor, lucha contra la evasión fiscal, etc., evitar migraciones desde la UE al Reino Unido, restaurar las relaciones con los países de la Commonwhealth, entre otros) y por lo tanto fomentó su deseo de reemplazar la membresía de la UE con un limitado acuerdo de libre comercio entre el Reino Unido y el bloque y migrar hacia un acuerdo comercial con la administración Trump.
Esta votación significó una dura derrota para el Primer Ministro Cameron, quién se había pronunciado a favor de la permanencia en el bloque, motivo por el cual dimitió y fue reemplazado por Theresa May, el 11 de julio del año 2016.
En noviembre de ese año, la Alta Corte británica determinó que el brexit (“británicos afuera”) necesitaba aprobación parlamentaria lo que se logra el 13 marzo del año 2017, agregándose que no era necesario consultar previamente a Escocia e Irlanda del Norte o Gales, respecto de las negociaciones.
El 29 de marzo de 2017 mediante nota de May al Presidente de la UE, se puso en marcha el artículo 50 del Tratado de Lisboa que permite la retirada voluntaria de un estado miembro de la Unión y se iniciaba la salida del Reino Unido, proceso que debía finalizar el 29 de marzo del año 2019, hoy pospuesto al 31 de octubre de 2019.-
Un primer "acuerdo de divorcio" entre Londres y Bruselas fue anunciado el 25 de noviembre de 2018. La intención original de May era someterlo a votación en el Parlamento británico el 11 de diciembre, empero la primera ministra británica se echó para atrás en el último minuto, cuando se hizo evidente que no contaba con la mayoría necesaria para la aprobación del acuerdo, prometiendo regresar con uno mejor.
Su decisión, sin embargo, enojó a suficientes miembros de su partido (provocando varias renuncias de ministros, entre ellos el actual P.M. Johnson) para forzar un voto de no confianza que se saldó con la victoria de May, pero no despejó las dudas sobre el futuro de su acuerdo.
Finalmente, el acuerdo fue rechazado por una abrumadora mayoría en el Parlamento en una votación celebrada este 15 de enero. El 12 de marzo volvió a rechazar el Parlamento una nueva propuesta presentada por May tras semanas de idas y venidas a la Europa continental y el 29 de marzo, el acuerdo de May fue rechazado por tercera vez lo que selló la suerte de la Primer Ministro.
TERMINOS DEL ACUERDO
Entre otras cosas, el acuerdo establecía un período de transición que tiene como objetivo darles a las partes tiempo para ajustarse y negociar los términos de su nueva relación.
Dicho período de transición se extendería hasta el 31 de diciembre de 2020, y durante el mismo no habría mayores cambios en la relación entre Reino Unido y la Unión Europea.
El acuerdo también definía cuánto dinero le debía pagar Reino Unido a la Unión Europea para honrar los compromisos adquiridos como miembro del bloque: unos 39.000 millones de libras (casi USD 50.000 millones).
Y, en el mismo, las partes también se comprometían a mantener los derechos para los ciudadanos británicos que actualmente viven y trabajan en otros países de la UE, y para los ciudadanos europeos que viven y trabajan en Reino Unido.
El punto de la polémica, sin embargo, es una "salvaguarda" para evitar la instalación de una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.
Esta cuestión es el principal escollo en el divorcio pues la UE y Dublin exigen que la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda (que forma parte de la UE) siga siendo de libre tránsito lo que es mirado con desconfianza por los opositores al partido unionista norirlandés ante la hipótesis de tener un trato diferente con el resto de los británicos.
¿Por qué es tan importante el tema de la frontera?
La ausencia de barreras físicas entre Irlanda e Irlanda del Norte -una de las cuatro naciones que conforma Reino Unido- es una de las bases del acuerdo de paz que puso fin a años de violencia independentista. El llamado "backstop" -el "seguro" que había en el acuerdo de Theresa May para no poner puestos fronterizos en los límites con la República de Irlanda- no existirá. Si el Reino Unido deja de pertenecer a la unión aduanera de la Unión Europea, como quería May, esas barreras podrían volver a levantarse, aunque tanto Londres como Bruselas se han comprometido a que eso no ocurra.
Con ese compromiso en mente, el acuerdo de salida incluye una "salvaguarda" que establece que, mientras no se encuentren soluciones alternativas, Reino Unido se mantendría en una unión aduanera con la Unión Europea, con Irlanda del Norte obligada a alinearse con ciertas reglas del mercado común europeo.
Pero esta disposición era inaceptable para los diputados del Partido Unionista Democrático (irlandés), clave en el entonces gobierno de Theresa May cuando esta pierde la mayoría parlamentaria en el año 2017, así como para muchos parlamentarios conservadores.
Los que apoyan el "Brexit duro" indican que existen soluciones de alta tecnología que podrían ayudar a crear una frontera invisible. Pero la ley europea señala que los puestos de control en las fronteras serán necesarios para algunos productos como alimentos y enseres químicos. Sin embargo, ni el Reino Unido ni los gobiernos irlandeses han dicho que tengan la intención de poner puestos fronterizos de control.
Ante el fracaso de May en sus intentos de que el Parlamento apruebe aquel acuerdo “blando” de brexit con la UE, el actual Primer Ministro Boris Johnson se enfrenta a uno de los retos más grandes de la historia reciente de Reino Unido: guiar al Reino Unido en una salida ordenada del bloque, sin embargo, sus últimas declaraciones avizoran un futuro problemático allende el 31 de octubre del año en curso, fecha límite para la salida del Reino Unido.
BREXIT DURO
Si nadie lo remedia, la salida de Reino Unido de la UE será la más abrupta posible, un "Brexit duro". En ese escenario, el país dejaría la Unión Europea de un día para otro. Así, el 1 de noviembre ya estaría fuera del Mercado único y de la Unión Aduanera, dos de los principales instrumentos de política comercial del bloque, y las partes se relacionarían según las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El "Brexit duro" también significa salir inmediatamente de la órbita de varias instituciones como la Corte Europea de Justicia y la Europol. Además, terminaría la afiliación a docenas de cuerpos gubernamentales que regulan gran parte de los asuntos generales, como las medicinas o las marcas registradas.
Y, sobre todo, británicos y europeos se encontrarían con un problema para el que no parece que hayan encontrado una solución, la frontera entre la República de Irlanda (miembro de la UE) e Irlanda del Norte, parte de Reino Unido.
Si bien el Reino Unido se ahorraría tener que contribuir al presupuesto de la UE, bajo el paraguas del Brexit duro, no habrá tiempo para confeccionar acuerdo comercial entre Reino Unido y la Unión Europea. Al principio, el intercambio comercial estaría coordinado bajo los términos de la OMC, lo que significa que los productos británicos que se vendan en Europa estarían sujetos a impuestos como los de cualquier otro país.
Los productos europeos que ingresen a Reino Unido también lo harán con altos aranceles y revisiones aduaneras, lo que podría causar embotellamientos en los puertos.
La salida sin acuerdo también afecta el sector de los servicios, que perdería su acceso al mercado único de la UE y su mano de obra.
Los habitantes del país se pueden ver afectados de muchas maneras, vgr. Aumento del precio de alimentos, invalidez de la tarjeta europea de salud, recargos en el uso de roaming en los teléfonos celulares. Los británicos que vivan en algún país de la UE deberán obtener la licencia de conducir del país en el que residan, por ejemplo.
Lo mismo aplicará para los comunitarios que vivan en Reino Unido.
¿Qué pasará con la economía británica si no hay acuerdo?
La mayoría de los economistas y grupos empresariales creen que la falta de acuerdo llevaría a un serio daño económico en Reino Unido (aumento en el precio de alimentos, servicios públicos y combustibles, entre otros).
Y, si bien los partidarios del "Brexit duro" dicen que algunos de los riesgos se han exagerado y que las advertencias anteriores han resultado infundadas no menos es verdad que un acuerdo antes del 31 de octubre de 2019 facilitaría las cosas en una Europa que ya sufre las consecuencias del conflicto comercial entre China y los EE.UU. El reloj está corriendo.