La importancia del vínculo afectivo La importancia del vínculo afectivo
de muchísimos problemas
de pareja. ¿A qué
se deben?, tal vez te preguntes.
Si bien los factores
pueden ser diversos y no podríamos
abarcarlos a todos en este espacio, una de
las principales razones es la imposibilidad
de construir lo que se conoce como “vínculo
afectivo”.
Definamos qué es el vínculo afectivo.
Este tiene que ver con lo no verbal, es decir,
lo que no se dice. Cuando este falla, algunos
de los dos se lo demandará al otro
en forma de palabras: “Quiero que me digas
que me amás”. Pero no se trata de lo
verbal sino de lo no verbal. Por eso, aunque
uno le diga al otro que lo/a ama, el
conflicto seguirá existiendo, ya que están
intentando confirmar algo que no se puede
expresar con palabras.
Pero veamos qué es “lo no verbal” en
una relación. Si yo le entrego las llaves de
mi auto a un amigo que lo necesita (porque
le tengo confianza), no es necesario
que le diga: “Te doy las llaves del auto porque
confío en vos”. Sencillamente lo hago
debido al vínculo afectivo construido entre
nosotros. Dicho vínculo es el “interés sincero
mutuo” que no requiere palabras.
Donde mejor podemos observarlo es en
la etapa del enamoramiento con nuestra
pareja. Al comienzo de la relación siempre
hablamos más con el cuerpo que con
la boca. Ese es nuestro primer lenguaje.
Cuando a una persona le gusta otra, está
interesado/a por ella o por él, la observa
detenidamente, se acerca y le anuncia: “Te
amo”. Y lo no verbal (el lenguaje corporal,
la actitud) coincide con lo que dice.
Expresar un “te amo” sin que la actitud
física lo confirme generaría un cortocircuito.
Pero eso no ocurre en la primera etapa
de una relación de pareja. La forma en
que la persona enamorada se dirige al ser
amado sella lo verbal con lo no verbal. Más
adelante, cada uno se acerca al otro con un
interés no fingido que se sigue construyendo
y al “te amo”, se agrega un “¡qué linda
que estás!”. Para pasar luego a comunicarse
solo a través de las miradas.
¿Qué sucede cuando una pareja comienza
a andar mal?
Necesitan recomponer el vínculo, es
decir, la conexión no verbal. Esto no se logra
pidiéndole a la otra persona que “me
diga que me ama”, o que “me encuentra
atractivo/a”, o que “quiere estar conmigo
y con nadie más”. Tampoco con una lista
de “quiero que…” (acciones a realizar) “…
me escuches, me ayudes, me acompañes,
hagamos esto y lo otro juntos”, etc. Ninguna
acción, por buena que sea, reconstruye
el vínculo que es solo interés sincero por
el otro.
Cuando el interés pierde su sinceridad,
surgen los conflictos porque uno se lo reprochará
al otro todo el tiempo: “Yo ya no
te importo”. Pero el reproche tampoco soluciona
las cosas porque es más una imposición
que una solicitud. Muy probablemente
la respuesta a ese reproche será:
“¿Y cómo me vas a importar con la manera
en la que me tratás vos a mí?”. En una
relación afectiva, nunca deberíamos hacer
nada por obligación sino por un interés
genuino por el otro que nos conduce a
la armonía entre ambos.