Un atlas cordobés recoge más de 300 términos autóctonos como "culiau", "fartusco" o "yeguazón" Un atlas cordobés recoge más de 300 términos autóctonos como "culiau", "fartusco" o "yeguazón"
La idea de la lengua como entidad dinámica y cambiante que reincide en la
mayoría de las ponencias del Congreso Internacional de la Lengua (CILE)
tuvo hoy una derivación autóctona con la presentación de "Las hablas de
Córdoba: registro, conflicto y proyecciones": una investigación que da
cuenta del rico capital semántico de los cordobeses a través de una
selección de 300 vocablos que reflejan la diversidad y el ingenio de la
región.
La cartografía cordobesa contiene una serie de vocablos que hace rato han
trascendido las fronteras de la región y se viralizan hacia otras
latitudes: las mujeres lindas son un "yeguazón", un "camionazo" o se las
representa con el más sutil "ta ricaza"; si el atractivo es hombre ahí se
transforma en "papi", "potro" o alguien que "ta bárbaro"; una persona de
boca grande es "jetona" o "trunchuda"; a alguien que no parece del todo en
sus cabales "le falta la línea de los cuatro", y quien dice tonterías es un
"fartusco".
Durante ocho meses, una entusiasta dotación de casi 90 investigadores
recorrió seis localidades de la geografía cordobesa bajo la supervisión de
la docente María Cristina Dalmagro y la sociolingüista María Teresa
Toniolo para radiografiar la manera en que los hábitos y la idiosincrasia
dejan su huella en el habla.
Así, se registraron en la pícara jerga de esa región los refranes que le
aportan narrativa singular a rituales y mandatos que seguramente se
replican en otros puntos del territorio nacional, como criticar a un
ausente en la ronda de mates que aquí asume el nombre de "tomar mate con
cuero", estar muy motivado sexualmente que se condensa en la metáfora "más
alzao que primer nieto", comer queso y dulce es saborear "el postre de los
camioneros" o "el postre de los pobres", y aspirar a una casa superior a
las posibilidades económicas se traducirá por estas calles como "a
cualquier rancho le ponen vidrios".
"No podemos hablar estrictamente de diccionario porque en nuestro trabajo
no se definen palabras –destaca Dalmagro-. Lo que se
hizo es un relevamiento que registra frases, refranes, tonadas y léxicos
con la idea de poner de relieve la heterogeneidad de las hablas de Córdoba,
su coexistencia, sus interacciones, las relaciones de dominio y poder".
"Nos pareció importante al mismo tiempo utilizar para el proyecto la
palabra ''''hablas'''', así en plural, y diferenciarla a su vez del concepto de
''''lengua''''. Un habla es un modo de realización de una lengua. Y las hablas
son múltiples, por eso la apelación al plural", agrega.
Dalmagro y su equipo montaron un laboratorio etnolinguístico que basó su
trabajo de campo en 72 entrevistas a hombres y mujeres de tres segmentos
etarios que se identifican como una generación "entrante" (personas de 20 a
34 años), otra "actuante" (de 35 a 54) y finalmente una "saliente" (de 55
años en adelante), este último según la especialista fue "el más rico e
interesante a la hora de estudiar las performances verbales".
"Nuestros investigadores viajaron a cada una de las localidades junto a un
equipo de filmación para realizar este trabajo de campo. A la vez, se
aplicaron otros instrumentos para recolectar y registrar información,
atendiendo a cuatro campos disciplinares: la fonética, la morfosintaxis, el
léxico y la fraseología", señaló.
Las localidades seleccionadas fueron Villa Cura Brochero, Huinca Renancó,
Villa Tulumba, Marcos Juárez, Villa del Rosario y Córdoba capital, una
elección que tuvo en cuenta la presencia de huellas residuales de
poblaciones originarias, distintas etnias y oleadas migratorias, tanto de
españoles como de otros países.
Para acompañar y difundir la investigación, hace unos días un diario
cordobés realizó una encuesta para dirimir cuáles de todas esas palabras
que recoge el trabajo era la más representativa para los cordobeses: a la
instancia final llegaron "culiau", "ferné", "calorón" -que refleja la
afición por utilizar aumentativos que campea en esta provincia- y
"queacícaraepoio", el particular saludo que usan muchos jóvenes, una
informal atomización de la frase "¿qué hacés, cara de pollo?".
Por lejos la vencedora fue "culiau" para algunos funciona como un
contundente insulto y para otros como un saludo o una expresión de
afabilidad.
La investigadora explicó que se trata de "un proyecto de corte
exploratorio, una prueba piloto que tiene como objetivo elaborar un modelo
de procedimiento y de análisis que podrá continuar en el futuro, en nuevas
investigaciones".
"Nosotros no hacemos historia de la lengua sino que relevamos y analizamos
el uso actual de la lengua en distintas poblaciones de nuestra provincia
-destacó-. El español nos fue impuesto, trasplantado, pero con el correr de
los siglos mantuvo algunos rasgos de los pueblos originarios e incorporó
también otros, legados por distintas oleadas inmigratorias".
Material no faltará para diseñar las próximas etapas de la iniciativa: el
trabajo presentado hoy consigna 300 términos pero el relevamiento permitió
recolectar un millón de palabras y frases que a futuro permitirán avanzar
en esa urdimbre donde se funden las historias , los ademanes y los rituales
que marcan la pertenencia a un territorio.