“Actué como se hace en Colombia”, habría confesado el supuesto homicida del mecánico “Actué como se hace en Colombia”, habría confesado el supuesto homicida del mecánico
Aldanuber Ríos Giraldo
es el nombre del colombiano
que desde la noche del
miércoles se convirtió en el
principal acusado del brutal
asesinato del mecánico
Gustavo “Cordobés” Vázquez.
Acorralado, habría
confesado ser el autor ante
los investigadores y los fiscales.
“Homicidio calificado
por alevosía”, serían los cargos
que el fiscal, Dr. Juan
Alende, le endilgaría al menos
de forma provisoria.
El lunes Vázquez fue ejecutado
de un disparo en la
nuca en su taller de Av. Belgrano
al 200 del barrio Centro
de La Banda.
De acuerdo con lo manifestado
por fuentes ligadas
a la causa, Ríos Giraldo -de
35 años- fue trasladado a la
base de la División Homicidios
y Delitos Complejos de
La Banda el miércoles por la
tarde.
Los investigadores ya lo
tenían individualizado y las
cámaras de seguridad lo situaban
en cercanías a la escena
la fatídica mañana del
lunes.
El extranjero comenzó a
declarar en calidad de testigo.
Mientras desandaba
su relato de lo que hizo esa
jornada, surgieron los nombres
de dos ecuatorianos:
Darío Javier Rodríguez Alvarado
y Luis Enrique Ramos
Morán.
Ante esa situación y la
posibilidad cierta de que
tengan algún tipo de relación
con el hecho de sangre,
los fiscales, Dres. Juan
Alende y José Piña, solicitaron
sendas órdenes de detención
al juez de Control y
Garantías, Dr. Raúl Santucho,
medida a la que el magistrado
dio luz verde y se
materializaron el miércoles
pasadas las 21.
Para ese entonces, el testimonio
de Ríos Giraldo ya
se había vuelto confuso y
habría incurrido en algunas
contradicciones que hacían
suponer que estaba tratando
de tergiversar los hechos.
En un momento, pidió
por su familia, asegurando
que temía por ellos.
La Policía
trasladó a su esposa y
sus dos hijos hasta una dependencia
policial, y en ese
momento el colombiano se
habría quebrado.
El acusado habría admitido
que estaba agobiado
por las deudas y que actuó
“como se hace en Colombia”.
Para los investigadores
resta determinar si hubo
una discusión previa y si
el colombiano redujo a Vázquez,
obligándolo a arrodillarse
de espaldas, ejecutándolo
de un disparo en la nuca;
o bien, si Ríos Giraldo
ingresó y sorprendió al mecánico
mientras éste trabajaba
arrodillado, disparándole
sin mediar palabra ni
darle oportunidad de defenderse.
Clave
En diálogo con EL LIBERAL,
el Dr. Juan Alende
aseguró que las cámaras de
seguridad de la zona fueron
determinantes para obtener
datos sobre movimientos
cerca de la escena.
De esa forma, los investigadores
habrían cercado al
colombiano, el cual habría
sido divisado en la zona.
A pocos metros de su taller,
Vázquez tenía un galpón
el cual se lo alquilaba a
Ríos Giraldo, donde éste último
guardaba sus maderas,
ya que su supuesta ocupación
era carpintero, lo cual
aún es materia de investigación.
En consecuencia,
no era anormal ver al colombiano
en el sector, pero
a través de las cámaras, sí se
habría podido advertir actitudes
extrañas.
El colombiano habría
merodeado prácticamente
durante una hora, antes
de ingresar finalmente al
taller del “Cordobés”.
Además,
por si fuera poco, después
de que habría ejecutado
al mecánico, se cambió
de ropa y regresó al galpón
que alquilaba.
En la causa hay prendas
de vestir desechadas por el
acusado y que ya fueron secuestradas.
Móvil
Al ser consultado sobre
las posibles causas que
desencadenaron en el brutal
crimen, el Dr. Alende se
mostró cauto y manifestó
que todo es materia de investigación
y que aún no se
descarta ninguna hipótesis.
Paralelamente, fuentes
cercanas a la causa, deslizaron
que la línea investigativa
más firme hasta el momento,
es que el hecho de
sangre tendría un trasfondo
de deudas por elevadas sumas
de dinero.
El colombiano -radicado
en La Banda desde hace
6 años- debía pagarle mes a
mes alrededor de $11.000
a Vázquez en concepto del
alquiler del galpón donde
funcionaba la carpintería.
Las fuentes deslizaron
que la deuda de Ríos Giraldo
con la víctima, podría
haber rondado entre los
$250.000 y el medio millón
de pesos.
Sería materia de investigación
establecer si esa
enorme deuda corresponde
sólo al atraso en el pago del
alquiler, a un préstamo usurero
o a otra actividad que
los unía como socios.