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Edelmiro Mayer, un soldado que se prendió en todas las guerras

30/12/2018 00:09 Santiago
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Edelmiro Mayer, un soldado que se prendió en todas las guerras Edelmiro Mayer, un soldado que se prendió en todas las guerras

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La historia argentina está sembrada de personajes legendarios y fantásticos, cuyas vidas constituyen una novela de aventuras, de misterios y de espíritus audaces, que por su desconocimiento, no se han convertido en buenos libros o atractivas películas y series televisivas, hecho que uno lamenta, ya que muchas veces la producción cultural, sobre todo en el terreno audiovisual en nuestro país transita por carriles demasiado trillados, carentes de argumentos y su obra final no despierta el interés mayoritario de los espectadores.

Los casos del capitán Hipólito Bouchard, el perito Francisco Pascacio Moreno y el ingeniero Jorge Newbery constituyen ejemplos excelentes de esta larga serie de vidas argentinas que vale la pena recordar y cuyo relato es la oportunidad de sumergirnos en los caminos que el alma humana va eligiendo en la búsqueda de un destino heroico o glorioso, vaya uno a saber si a conciencia o simplemente por la inquietud y la curiosidad que despierta un mundo en cambio a aquellas personas que están preparadas para lo desconocido.

En esta última columna del año 2018, vamos a conocer a un personaje argentino que supo luchar, como militar que era, en los escenarios bélicos más diversos, sirviendo sobre todo a su espíritu audaz y con la sensibilidad de convertirse en un gobernador dedicado a mejorar la educación de los niños en los páramos patagónicos, en tiempos de valientes, cuando la Argentina comenzaba a presentarse como uno de los grandes países de la tierra. Se trata del general Edelmiro Mayer.

FAMILIA, INFANCIA Y JUVENTUD

Edelmiro Mayer Posadas nace en el barrio de Catedral al Norte, en Buenos Aires el 28 de mayo de 1839, en el seno de la familia formada por el matrimonio de Juan Andrés Mayer Arnold y de Dolores Eustaquia de Posadas Castro, hija de Gervasio Antonio de Posadas, primer director supremo del Estado en 1814. Fue el segundo de cinco hijos y su bautismo se realizó en la hoy Basílica Nuestra Señora de la Merced, donde sus padres se casaran doce años antes. Es curioso que los cinco varones nacieran a lo largo de veintitrés años. La educación de los niños fue muy esmerada y estimulante.

La década de 1840 marcó la consolidación del gobierno de Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires como una dictadura, y la familia de Edelmiro transitó esos años dedicándose el padre, don Juan Andrés, a mantener el comercio que había iniciado una vez que abandonara la carrera militar que traía desde su tierra natal alemana. Una vez producida la batalla de Caseros, cambia el escenario político y social del país, al mismo tiempo que se desata una tragedia familiar entre los Mayer Posadas. El hermano mayor de Edelmiro, Federico (de sólo 24 años) es asesinado en Mendoza por unos delincuentes contratados por la suegra del muchacho el 2 de marzo de 1853, lo que lleva al adolescente de sólo 14 años a enrolarse en el ejército porteño, comenzando una larga carrera militar, jalonada por victorias y derrotas.

SU VIDA EN LOS ALBORES DE LA ORGANIZACIóN NACIONAL

Edelmiro Mayer combatió en el ejército del Estado de Buenos Aires, durante la secesión que separó a los porteños de la Confederación. Resistió el sitio de Buenos Aires, y bajo las órdenes del general Bartolomé Mitre participó de las batallas de Cepeda, en 1859 y de Pavón en 1861. Una vez consolidada la unión nacional y al inicio de la presidencia de Mitre, fue destinado al ejército nacional que, al mando del general Wenceslao Paunero, partió desde Buenos Aires hacia el noroeste argentino, para disciplinar a los gobiernos provinciales en la línea política del gobierno nacional. Santiago del Estero, de la mano de Taboada, se alineó rápidamente con Mitre y eso le permitió a Taboada seguir dominando la política santiagueña sin demasiada oposición por cerca de veinte años.

En esa campaña, Mayer fue ascendido por su superior a teniente coronel, hecho que fue desconocido por el presidente Mitre, lo que provocó una crisis en los mandos de la división de Paunero. Esta circunstancia lo llevó a Mayer a pedir la baja, volver a Buenos Aires e iniciar un viaje al extranjero que lo iba a convertir en una figura legendaria en el norte de América.

SUS BATALLAS EN NORTEAMéRICA

Edelmiro Mayer llega a los Estados Unidos y ofrece sus servicios militares al gobierno de la Unión, pasando un tiempo en la Academia Militar, donde conoce a Robert Todd Lincoln, hijo del presidente Abraham Lincoln, lo que le facilitó insertarse en los mandos del ejército del norte, durante la guerra de secesión con la Confederación de los estados del sur. Vale destacar la contemporaneidad de las guerras civiles de la Argentina y de los Estados Unidos. Fue reconocido su grado militar y se destacó por proponer la creación de regimientos de negros, fundamentando sus ideas en los resultados que la participación de los antiguos esclavos, que ganaban su libertad combatiendo en las guerras de la independencia sudamericana, se habían obtenido cuarenta años atrás.

Peleó en varias batallas hacia el fin de la guerra civil estadounidense, bajo las órdenes del general Ulises Grant, héroe nacional y futuro presidente, cuya efigie se encuentra en los billetes de cincuenta dólares. Al terminar la contienda, las crónicas ubican a Mayer en el teatro "Ford", en la noche en que fuera asesinado el presidente Lincoln, el 14 de abril de 1865. Ansioso por seguir su vida de combatiente, viaja a México, donde una expedición de los franceses impuso un emperador, Maximiliano I, hecho que llevó al mexicano Benito Juárez a encabezar una rebelión contra los invasores.

Mayer fue reconocido como general del ejército libre de México y entabló una gran amistad con el general Porfirio Díaz. Al terminar la guerra victoriosa contra los franceses, Díaz encabezó una revolución contra el presidente Benito Juárez, y el argentino acompañó el movimiento sedicioso. Al fracasar, Juárez ordenó pasar por las armas a Edelmiro Mayer, pero una oportuna gestión del embajador en Estados Unidos, Domingo Faustino Sarmiento, logró el indulto para el militar condenado, con el compromiso de no volver nunca a pisar suelo mexicano. Así fue que Mayer viajó a Nueva York, donde se hizo amigo del cubano José Martí. Luego viajó a Londres y se entrevistó con la hija de Juan Manuel de Rosas, Manuelita, con quien mantuvo después una larga correspondencia.

SU REGRESO A LA ARGENTINA

En 1873 volvió al país y logró ser reincorporado al ejército, con reconocimiento de los grados alcanzados en su periplo por el norte del continente. Casado con Ana María Burmeister, tuvo dos hijos: Franklin y Rubén. Fue elegido diputado nacional, y su participación en la revolución encabezada por el gobernador bonaerense Carlos Tejedor contra el presidente Nicolás Avellaneda, como jefe de las tropas rebeldes, provocó su baja definitiva del ejército, en el grado de general de brigada. Nunca pidió su reincorporación.

Dedicado a varios negocios, fracasó en la mayoría, y publicó, de su autoría, las primeras traducciones al castellano de obras de Edgar Allan Poe. Escribió un libro de referencias autobiográficas de gran calidad literaria: "Campaña y guarnición: escenas de la vida militar" y otras obras, entre ellas "Flores y Perlas". Asociado a su cuñado creó una estancia en Santa Cruz, cerca del puerto de Güer Aike, lo que llevó al presidente Carlos Pellegrini a nombrarlo como tercer gobernador del territorio nacional.

SU GOBIERNO EN SANTA CRUZ

Asume su cargo en 1892. Ya por entonces la capital del territorio había sido trasladada desde Puerto Santa Cruz hacia Río Gallegos. Mayer se dedicó a fortalecer la presencia del Estado en el enorme espacio vacío, poblado por menos de diez mil habitantes (uno por cada veinticinco kilómetros cuadrados). Fundó escuelas y propuso la enseñanza de piano en ellas. Construyó varios cuarteles militares para mostrar el dominio argentino en la frontera con Chile. Construyó el primer hospital y completó el poblamiento costero, en lugares como Puerto Deseado, Puerto San Julián y Güer Aike. Fomentó la instalación de estancias y la cría de ovejas, trayendo las primeras majadas desde las islas Malvinas. También auspició la llegada de varias expediciones científicas a Santa Cruz.

Pocos días después de celebrar el año nuevo en su estancia de Güer Aike, murió el 4 de enero de 1897, siendo el primer gobernador del territorio nacional de Santa Cruz en morir en el cargo.

HOMENAJES

Sus restos fueron trasladados al cementerio porteño de la Recoleta. Y pocos homenajes ha recibido su legendaria figura: una estación ferroviaria del ramal de Río Gallegos a Río Turbio lleva su nombre y algunas calles en las ciudades santacruceñas también. Una jurisdicción judicial fue bautizada con su nombre, en la localidad de La Esperanza, camino a El Calafate. Sin duda, Edelmiro Mayer merece la consideración de la posteridad. Si no lo fuera por su actuación pública, al menos le corresponde por su espíritu marcial, aventurero y audaz.

Que el buen Dios les provea un muy feliz año nuevo a todos los lectores de "El Liberal ".

ANéCDOTAS DE LA HISTORIA - POR EDUARDO LAZZARI - HISTORIADOR.
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