Derrame ocular interno: lo que hay que saber Derrame ocular interno: lo que hay que saber
n derrame ocular interno
se presenta
cuando aparece una
mancha roja de sangre
bajo la conjuntiva ocular, que
es, recordemos, la fina membrana
o tela transparente que recubre
el ojo y se encarga de proteger
la esclerótica o la parte blanca
del mismo.
La causa más habitual de esta
anomalía es la ruptura de uno
de los vasos sanguíneos que se
encuentran en esta capa. Es una
circunstancia que no se puede
prever y a la que no le anteceden
síntomas concretos; simplemente
sucede.
Todo lo que debes saber
La alarma que suele provocar
en los pacientes la aparición
de una mancha roja en los ojos
como producto de un derrame
ocular interno, es mayor que en
otras anomalías de carácter similar.
Por ello, conviene estar bien
informado sobre lo que podemos
hacer ante una circunstancia de
este tipo. Hoy queremos repasar
contigo algunas de las dudas más
frecuentes en torno de este tema:
1. ¿Qué puede ocasionar
un derrame ocular interno?
No existe una única causa. La
mayoría de las veces se debe a
aumentos bruscos e incontrolados
de la presión sanguínea, por
ejemplo luego de los estornudos
o de las toses demasiado intensas.
También pueden influir directa
o indirectamente enfermedades
como la hipertensión arterial,
la diabetes o cualquier otra
que altere la coagulación normal
de la sangre.
2. ¿Un golpe en un ojo lo
puede provocar?
Sí, aunque no siempre sucede.
El golpe debe ser demasiado
fuerte como para alterar el normal
funcionamiento de los vasos
sanguíneos y provocar el derrame
como tal. A otros pacientes
les sucede cuando se frotan
los ojos con demasiada intensidad,
provocando traumatismos
que derivan en ello.
3. ¿Qué pasa si la hemorragia
es intensa y recurrente?
En este tipo de casos, lo mejor
es acudir de inmediato al oftalmólogo
para que sea él quien determine
la gravedad de la lesión
y defina el tratamiento a seguir.
4. ¿El derrame ocular interno
es síntoma de un problema
más grave?
Por lo general, no. Si es una
anomalía leve, desaparecerá al
cabo de un par de días. Lo más
habitual es que el derrame siga
su curso sin ninguna complicación
y que su reabsorción se produzca
de forma automática.
5. Si no tiene síntomas,
¿cómo saber que se trata de
un derrame?
Además de la mancha roja
que se genera bajo la conjuntiva
ocular, un derrame ocular interno
se puede identificar porque
genera varias molestias y altera
la visión normal. Por ejemplo, es
habitual que persista una sensación
de tener un cuerpo extraño
en el ojo o una irritación excesiva.
Ambos síntomas se pueden
controlar con la ayuda de lágrimas
artificiales, aunque, eso sí, el
uso de estos productos debe contar
con la supervisión de tu oftalmólogo.
6. Si lo he sufrido una vez,
¿puede volver a pasarme?
No necesariamente, aunque sí
que es verdad que existe una alta
probabilidad de que haya un
segundo derrame ocular interno
en aquellos pacientes que lo sufren
por primera vez. Para evitarlo,
es fundamental llevar un control
asiduo de la presión arterial
con ayuda de tu médico.
Recuerda: el derrame ocular
interno sólo supondrá un riesgo
severo para tu vista si al cabo de
los días no hay reabsorción del
mismo. Por lo demás, suele ser
una anomalía que desaparece en
un plazo de 8 o 10 días.
No es lo mismo manchas rojas
que tener venas en los ojos.
Cuando los capilares de la esclerótica
o esclera, que es la parte
blanca del ojo, se hinchan provocan
la aparición de venas en los
ojos perceptibles a simple vista
y bastante llamativas. Salvo que
vayan acompañadas de molestias
y otros síntomas, no se trata
de un problema del que debamos
preocuparnos, siendo lo
más probable que desaparezcan
de forma espontánea y sin necesidad
de tratamiento a los pocos
días de su aparición.
Causas de las
venas rojas en los ojos
Los motivos de esta hinchazón,
que puede ser repentina o
más o menos progresiva, son diversos:
• Un sobresfuerzo al toser o
estornudar.
• Golpes fortuitos.
• Forzar la vista por pasar demasiado
tiempo ante el ordenador
u otro aparato con pantalla
electrónica.
• Leer, coser o realizar alguna
actividad con escasa luz.
Pueden derivar en
manchas rojas
En ocasiones estas venas de
los ojos, también conocidas como
capilares o vasos sanguíneos,
no solamente se hinchan sino
que llegan a romperse. Cuando
esto ocurre, se produce una mancha
roja, cuyo tamaño puede llegar
a ser considerable, y cubrir
una buena parte de la conjuntiva,
que es una membrana fina y
transparente que cubre la esclerótica.
¿Debo preocuparme en este
caso?
Lo cierto es que, pese a la
aparatosidad de estos derrames
oculares, las manchas rojas en
los ojos, denominadas técnicamente
hemorragias subconjuntivales,
suelen ser igual de inofensivas
que las venas hinchadas.
La mayor parte de las veces,
tanto las venas en los ojos como
las manchas rojas desaparecen
por sí solas al cabo de una semana
aproximadamente.
¿Cómo se tratan?
Como hemos visto, las venas
hinchadas en los ojos son casi
siempre un problema leve y pasajero,
el cual desaparece de manera
espontánea sin que sea necesario
ningún tipo de tratamiento.
Por lo tanto, se trata simplemente
de tener un poco de paciencia
y esperar de 3 a 7 días para
que estos capilares se desinflamen
por sí mismos o la sangre
acumulada en la esclerótica
(cuando ha habido rotura de los
capilares) vaya diluyéndose.
Solamente si el derrame es de
una cierta intensidad puede ser
recomendable el uso de lágrimas
artificiales, con el objeto de aliviar
las molestias que pueden notar
algunas personas por el roce
del párpado con la zona afectada,
en el caso de que esta llegue a
hincharse lo suficiente.
Prestar atención
si son recurrentes
Una excesiva recurrencia de
las venas en los ojos y especialmente
de las manchas rojas producidas
por hemorragias subconjuntivales
pueden ser indicativas
de tener la tensión arterial
alta.
Este problema es importante
que sea controlado y tratado,
ya que puede derivar en graves
problemas de salud. Por este
motivo, la frecuencia y recurrencia
de esta alteración debe ser la
vara de medir que nos indique si
debemos o no acudir a un especialista
en oftalmología.
Una última aclaración: presión
arterial no es lo mismo que
presión intraocular de ojo, la cual
tiene unas consecuencias y sintomatologías
muy distintas.