Hablamos de tartamudez Hablamos de tartamudez
La tartamudez es conocida
por todos como repeticiones,
prolongaciones o bloqueos. Pero
estos comportamientos sólo
son la parte visible. En realidad,
existen otros comportamientos
originados a partir de
convivir con el problema: el miedo,
ansiedad, vergüenza, evitación,
frustración, tristeza, etc.
Tradicionalmente se pensaba
que los niños más pequeños no
presentaban estos comportamientos
pues, se “creía” que no
tenían “conciencia” de su tartamudez.
Hoy sabemos que esto
no es así.
“Es normal a esta edad que
tartamudee”, “Espera, se le pasará”,
“no hagas nada que se
va a dar cuenta”, “todavía no
es consciente, no le lleves al fonoaudiólogo”,
“eso es porque es
muy nervioso”, “es porque nació
el hermanito”, etc, etc.
Estos
y muchos más consejos, son los
que a diario, nos cuentan los padres
que reciben de pediatras,
maestros, familiares, vecinos…
Lo que lleva a retrasar las
consultas y en tartamudez, los
especialistas tenemos una premisa:
“Cuanto antes, mejor”… y
esto que significa? Que cuanto
más tempranamente se deriva a
un profesional especializado, para
realizar una evaluación diagnóstica
adecuada, es mejor para
ese niño. Así no se instalarán los
comportamientos mencionados,
que complejizan la dificultad.
Prevenir que se instale la
tartamudez en un niño pequeño
que comienza a tener difluencias,
es posible. Y nuestra responsabilidad
como especialistas
es informar a las familias, docentes,
médicos, y la sociedad
sobre las características, tratamientos
y lo más actualizado en
investigación de esta particular
condición del habla que afecta
al 1% de la población mundial,
con una relación de 4 varones
por 1 mujer, e inicia entre los 2
y 4 años.
El rol de la escuela es fundamental.
Para que el niño con tartamudez
se sienta cómodo y seguro
dentro de ese ámbito, es
importante que los maestros conozcan
y comprendan esta dificultad.
El pediatra es en quién más
confían los padres. Su palabra
y consejo es respetada, por lo
tanto es un aliado valioso para la
detección precoz y la derivación
adecuada a los especialistas
La tartamudez es la alteración
del lenguaje más común en la
edad pediátrica y la que más
desconcierto y dudas genera en
los padres.
La tartamudez es un
trastorno del habla que se caracteriza
por frecuentes repeticiones
o prolongaciones de sonidos,
sílabas y palabras. El individuo
sabe lo que quiere decir,
pero el discurso queda interrumpido
de manera involuntaria, lo
que puede generar: estrés, inseguridades
o baja autoestima.
El tartamudeo tiene un componente
neurológico y puede haber
una predisposición genética.
Pero, el desarrollo de esta
alteración del habla no depende
de factores psicológicos o externos,
como las experiencias vitales
o el entorno familiar.
“Hasta
un 50% de los niños que desarrollan
tartamudez tienen antecedentes
familiares de primer,
segundo y tercer grado, por lo
que el riesgo de ser un tartamudeo
persistente aumenta si el
niño/a tiene predisposición genética.
El trabajo conjunto y coordinado
de fonoaudiólogos especializados,
pediatras y docentes,
unido al esfuerzo del entorno
familiar y social es importante
para ayudar al niño/a con tartamudez
La detección temprana de la
tartamudez en un niño pequeño
es vital para su futuro, ya que
contribuye a criar no un niño
perfecto, sino un niño sano que
será un adulto feliz.
Mitos y verdades sobre
la tartamudez
Los mitos que han rodeado
a las personas con tartamudez
contribuyen a la desinformación.
Por ello, conviene saber que:
a - No hay dos formas de
tartamudez iguales.
b - El tartamudeo no es
constante. Es variable, porque
hay momentos en lo que no se
manifiesta.
c - No se produce por la
ansiedad. Puede ser una consecuencia,
pero nunca una causa
de la tartamudez.
d - Comentarios como:
cálmate, respira antes
de hablar contribuyen a que los
niño/as con tartamudez se bloqueen,
porque se sienten cuestionados
y presionados.
e - La tartamudez no es
una enfermedad, sino una alteración
del habla.
f - Cuando se detecta
tartamudez en el niño, sobre
todo si va acompañado de
señales físicas, como tensión en
la mandíbula y el cuerpo, conviene
intervenir cuanto antes para
evitar que aparezcan conductas
como la ansiedad o la evitación
de situaciones en las que haya
que hablar en público.
g - El niño/a no tartamudea
para llamar la atención,
nunca. Tampoco lo desarrolla
por imitación.
h - Unos padres exigentes
no provocan la tartamudez
en sus hijos. No obstante, los
progenitores influyen de manera
positiva si interactúan de manera
adecuada con ellos.
Forma adecuada de
actuar con los niños con
tartamudez
¿De qué manera se debe actuar
con los niños que presentan
tartamudez? Siguiendo sencillas
pautas....
Dándoles el tiempo que necesitan
los niños con tartamudez
para expresarse.
Tenerles
paciencia, escucharlos y no interrumpirlos
ni acabar sus frases
cuando se presentan bloqueos
con las palabras.
Dar importancia a lo que dice
y no a cómo lo dice, con frases
como: Qué interesante lo
que cuentas.
Evitar burlas, en todos los
ámbitos en los que se relacione
el niño. La tartamudez ha sido
tratada de manera peyorativa en
la sociedad, lo que no contribuye
al bienestar y autoestima de estas
personas.