Después del salto del dólar, ¿la Argentina está cara o barata? Después del salto del dólar, ¿la Argentina está cara o barata?
En los últimos dos meses, el
mercado cambiario de Argentina
ajustó el valor de la divisa. Luego
del típico “oveshooting” (cuando
la cotización del dólar superó
por unos pocos días el valor de $/
u$s de 18), el precio se estabilizó
en valores al 8% por encima del
promedio registrado en el último
mes de junio. Con el nuevo valor
del dólar, las tensiones del mercado
cambiario desaparecieron y las
autoridades del Banco Central dejaron
de vender divisas para estabilizar
su precio.
Este nuevo escenario resulta
interesante para evaluar cómo
quedaron los precios de nuestro
país respecto de otras economías.
La comparación de precios
entre países nunca resulta sencilla
ya que debe realizarse entre
productos completamente homogéneos,
con economías de similar
productividad y obviamente lo
que se compare, debe estar valuado
en la misma moneda. Por
esta última razón, el valor del dólar
siempre resulta clave a la hora
de determinar si Argentina está
cara o barata con respecto a
otros países.
Para salvar las anteriores restricciones,
por un lado, se utilizan
solamente productos de marcas
internacionales que resultan
totalmente homogéneos. De esta
forma, en la muestra se excluyen
muchos servicios y productos
que también pueden ser muy
importantes a la hora de considerar
el costo de vida en una economía
pero que en la práctica resultan
muy difícil de ser comparados
por las diferencia de calidad
de los mismos (educación, salud,
cuidado personal, transporte, entretenimiento,
etc.). Por otro lado,
a fin de considerar los efectos de
las diferentes productividades de
las economías, se ajustan los precios
de acuerdo a una metodología
convencional.
A modo de anticipo de las
conclusiones, el análisis muestra
que, al actual valor del dólar y sin
ajustar por diferencias en productividad,
en los servicios de comida
rápida y de la mayoría de los artículos
vendidos por los supermercados,
los precios de Argentina en
general están más caros que en
Londres pero resultan más baratos
que en París. Respecto de los bienes que
pueden ser comprados por internet
(electrónica, indumentaria,
etc.), en Argentina los precios se
encuentran bastante más caros
que en estas importantes ciudades.
Cuando los precios se ajustan
por las diferencias de productividad
entre estas economías, Argentina
resulta claramente más
cara que Londres y París.
Analizando los productos típicos
de 3 cadenas internacionales
de “comidas rápidas” se observa
que al tipo de cambio actual, los
precios de estos servicios alimenticios
resultan en general más caros
en Argentina respecto de Londres
pero son más baratos que
en París.
Precios de
supermercados
De acuerdo a la muestra de
productos relevados (totalmente
homogéneos) en los supermercados
de las tres economías, se
observa un resultado levemente
diferente al caso anterior: Argentina
continúa siendo más caro
que Londres pero en promedio,
sus precios son similares a los
de París.
Compras de artículos
a través de internet
Los productos comprados por
internet que resultan totalmente
homogéneos entre las economías
generalmente se encuentran
principalmente en los rubros de
electrónica y de indumentaria. Para
estos rubros y de acuerdo a la
muestra seleccionada, los precios
en Argentina resultan considerablemente
más caros que en Inglaterra
y Francia.
El ajuste de precios
por productividad
Asumiendo una canasta totalmente
ad-hoc con los diferentes
rubros analizados, las diferencias
de precio que tienen estas economías
de acuerdo a las muestras
de productos seleccionados son
las siguientes: nuestro país resulta
más caro que Inglaterra en un
43% pero los mismos precios son
apenas un 3% más caros en promedio
que en París.
Más allá que una parte de la
gran diferencia de precios con
Londres podría ser explicada por
la depreciación que tuvo la Libra
Esterlina tras el anuncio del Brexit,
de acuerdo al conocido efecto Balassa
- Samuelson 4 , los precios
de los bienes en Argentina deberían
resultar más bajos que en
Londres y París. El efecto Balassa
– Samuelson explica y demuestra
que, mientras mayor es la productividad
relativa de las economías
(ingreso), mayores son los salarios
que las mismas pueden pagar
sin perder competitividad y por lo
tanto, más altos son los precios
en dichas economías. Esta relación
positiva entre precios y nivel
de ingreso de cada economía
en el mundo puede observarse en
los siguientes gráficos tanto para
el nivel de precios promedio de
bienes de consumo como para el
caso de un bien específico y totalmente
homogéneo como es el Big
Mac de McDonald's.
De esta forma, si tenemos en
cuenta las diferencias de ingreso
per cápita entre Argentina con
Gran Bretaña y con Francia, los
precios “ajustados” por el efecto
“Balassa – Samuelson” en nuestro
país debería resultar casi un 27%
más baratos en promedio que en
estas economías. Claramente el
hecho que la muestra de precios
arroje resultados similares entre
los precios de nuestro país con los
de París e incluso superiores a los
de Londres llama mucho la atención
y es la contrapartida de buena
parte de los problemas internos
que tiene nuestra economía.
Posibles explicaciones
Las explicaciones a estos fenómenos
nunca son únicas ni absolutas.
Entre las múltiples explicaciones
pueden citarse al menos
tres factores que ayudan a explicar
las diferencias de precios antes
mencionadas.
El factor tradicional del tipo de
cambio sin duda es uno de ellos.
La política fiscal gradualista del
actual gobierno se traduce en un
financiamiento externo de gran
parte del desbalance fiscal y esto
junto con las altas tasas de interés
que impone el Banco Central
en su lucha contra la inflación, reducen
el valor del tipo de cambio y
encarecen el precio de los bienes
y servicios de la economía en términos
de dólares.
Un segundo factor, es el bajo
nivel de apertura en términos comerciales
que tiene la economía
de nuestro país. Las importantes
restricciones a las importaciones
reducen el grado de competencia
en los sectores protegidos y esto
se traduce en precios internos
elevados para estos sectores.
Por último, un tercer factor
que también influye en los altos
precios internos de la economía
es la carga tributaria total que
tiene la actividad económica en
nuestro país. La misma creció casi
exponencialmente entre 2004 y
2015 y no se ha reducido sustancialmente
en los últimos años.
Estos tres factores deberían
formar parte de la agenda postelecciones
de la dirigencia política
y de los gobiernos en sus distintas
jurisdicciones. Por un lado, los
elevados precios en los rubros de
electrónica e indumentaria muestran
la urgencia de comenzar a
implementar un plan de apertura
comercial en estos sectores con
metas graduales que reduzcan las
trabas al comercio exterior que
sean inalterables para los próximos
años.
Este plan de apertura comercial
debe estar en sintonía con
una mejora del tipo de cambio real
y para ello, la reducción tanto de
los desequilibrios en las cuentas
fiscales (para reducir el financiamiento
externo) como de la inflación
(para poder reducir las elevadas
tasas de interés de corto plazo)
son objetivos muy importantes
de lograr. Por último, dada la necesidad
de reducir la alta presión
tributaria, la caída de los desequilibrios
fiscales debe provenir fundamentalmente
de la contracción
de los elevados niveles de gasto
público (en términos del PBI).l