Algunas reflexiones sobre el Nobel a Bob Dylan Algunas reflexiones sobre el Nobel a Bob Dylan
con mal poeta. Los hay: malos, regulares
y buenos. Poetas, digo. Y están los
genios, como Bob Dylan. Esos son los Homero
de nuestros días. Me sorprende que
los supuestos viejitos-carcas de la Academia
sueca lo hayan entendido, y tanto escritor
joven, no.» Juan Carlos Chirinos (Venezuela)
«El músico Bod Dylan ganó el Premio
Nobel de Literatura. Claro, también es un
buen poeta que canta. Solo espero que
próximamente los escritores poetas ganen
algún día el Grammy. ¿Y es que acaso no
hay música en la poesía escrita?» Oscar
Gallegos Santiago (Perú)
«Cuánta pureza literaria y cuantas camisas
rasgadas por el Nobel de Dylan...
Pues me alegro un montón por él... Más
aún: ¿Qué más da a quién le den un premio
tan caprichoso como ese? Ya me gustaría
escribir poesía como la de Dylan... » David
Roas (España)
«¿Ese premio Nobel de Literatura estimula
la lectura de un autor? No. ¿Estimula
a la industria editorial? No. Eso, para mí,
es un fracaso.» Luis H. Aristizábal @luisharistizbal
A fuer de ser sinceros, entre los muchos
sorprendidos porque la Academia
Sueca haya premiado a Bob Dylan está
quien escribe estas líneas. A pesar de que
ya ha sido candidato otras veces y, entre
otros, ha ganado el premio “Príncipe de
Asturias” y ha sido investido como “Caballero
de la orden de las Artes y las Letras”
por el gobierno de Francia, no imaginaba ni
por asomo que llegase a ser el elegido. No
obstante lo más “picante” (por llamarle de
alguna manera) no es el hecho mismo que
se haya otorgado este premio justamente
a él sino la repercusión que ha tenido el
otorgamiento del Nobel en las redes sociales,
el fenómeno sociológico más relevante
y menos estudiado en este mundo globalizado
del tercer milenio.
He leído en apenas seis o siete horas,
desde que me di con la noticia, cientos
de comentarios (hecho inimaginable hace
veinte años atrás) mientras navegaba por
Facebook y/o Twitter (de hecho, las opiniones
incluidas en el principio de la nota pertenecen
a las mencionadas redes y, dicho
sea de paso, si solamente yo he leído cientos
de posts, nadie puede poner en duda
que, por Internet, deben circular algunos
cientos de miles o hasta quizás millones)
y la polémica es tan grande que realmente
sorprende.
Salvo situaciones de discusiones políticas
en algunos países y las tradicionales
disputas con el fútbol (y ni siquiera ellas),
nunca había sido testigo de tremenda repercusión
en algo tan particular como es
el premio Nobel. Ya habíamos tenido polémica
el año pasado cuando se premió a la
periodista bielorrusa Svetlana Aleksiévich.
Los argumentos que se esgrimieron en ese
momento no fueron acerca de si la poesía
escondida en las letras de canciones era
o no literatura sino si el ejercicio del periodismo
constituye algo literario, pero los niveles
de confrontación que he podido ver
a lo largo de este día, superan con largueza
los del 2015.
En este punto, quiero comenzar a desmenuzar
el quid de la cuestión. ¿Es Dylan
un “buen poeta” o apenas un iluminado “letrista”
de canciones?
Según mi leal saber y entender, en esa
sola pregunta caben tantos interrogantes
que resulta difícil encontrar una respuesta
absolutamente indiscutible ¿Cuántos libros
de poesía debe publicar un autor para
ser considerado poeta? O bien, cuando
a una poesía se le pone música ¿deja de
ser poesía?
Veamos: aquí mismo, en nuestra provincia,
los músicos han hecho gala de su
capacidad de recrear poesías bellísimas
en canciones no menos atractivas que
la letra sola. Como para muestra bastan
uno o dos botones me pregunto (y le pregunto
a los lectores) ¿Quién no tarareó “La
mazamorra”, poema del tremendo vate
puntano Esteban Agüero o “Penas y alegrías
del amor” del excelente poeta español
Rafael De León? La contracara es Pablo
Raúl Trullenque y Jaime Dávalos, por
ejemplo, al estar relacionados de manera
directa con la música, ¿no deberían ser
considerados poetas? Me parece que en el
fondo es una discusión bizantina.
Dylan, desde la elección de su nombre
en honor al poeta británico Dylan Thomas,
hasta sus propias poesías trastocadas en
canciones de gran repercusión es un poeta
de pura nata. Y si es poeta, es escritor.
¿O estoy equivocado?
En este punto creo necesario argumentar
desde otra óptica: Ya dije que no
soy académico de las letras pero, como
buen investigador, leo de manera permanente
artículos académicos y/o relacionados
con la literatura que publican, a través
de las páginas Web de diversas universidades
o en la Web 2.0 o blogosfera, estudiosos,
críticos e investigadores literarios.
Esta misma mañana, pude acceder merced
a la ayuda de José Manuel Ortiz Soto
(reconocido microficcionista mexicano) a
una de las entregas de Material de Lectura
de la Unam (Universidad Autónoma de
México) en la que se hace referencia a la
relación de la poesía y el rock. Se titula: “La
poesía en el rock” (Breve antología) Selección,
traducción y notas de Claudia Aguirre
Walls y Juan Villoro. La nota fue editada
en 2014 y en un subtítulo puede leerse claramente:
Universidad Nacional Autónoma
de México Coordinación de Difusión Cultural
Dirección de Literatura (el subrayado es
mío), México, 2014.
En ella me llamaron la atención dos cosas.
Una es un párrafo de la nota introductoria
que dice textualmente: «Es cierto que
el rock no tiene pretensiones literarias, ni
es necesario que las tenga. Las letras de
las canciones están escritas en función de
la música, condicionadas por ella; evidentemente
tienen un sentido poético, pero la
poesía en el rock sigue reglas muy distintas
a la poesía escrita.»; la otra es que, el
nombre que encabeza la selección es justamente
el del tan discutido Bob Dylan (La
nota completa puede leerse en
http://www.materialdelectura.unam.
mx/images/stories/pdf5/poesiaenelrock-
37.pdf )
Pero mi idea no termina aquí. Entre los
muchos cuestionamientos que he leído, he
visto por ejemplo a algunos que aseguran
que Bob Dylan tan solo escribió dos libros
(“Tarántula” y “Crónicas Volumen I”) y que
solamente el segundo tiene potestad para
denominarse “obra literaria”. Bueno…
eso no es totalmente cierto, ya que entre
otras cosas ha publicado diversos libros
de poesía los que, por supuesto, son compilaciones
de las letras de sus canciones
pero que, en esos libros, pueden ser leídas
sin la compañía de la música tal como, entre
otros lo ha hecho Leonard Cohen. Entre
sus numerosísimas publicaciones podemos
citar The Bob Dylan scrapebook
1956-1966 y Lyrics que son, según mi mirada
profana, los más representativos del
cantautor.
Tengo la convicción de que la premiación
tiene otro “mar de fondo” y que es la
discusión acerca de qué textos pueden o
deben ser considerados literatura. Al respecto,
aunque mis opiniones corresponden
a un extranjero de la literatura que,
además, no tiene formación académica,
debo sostener que la discusión acerca del
ser o no ser de la “literatura” está cada día
más polémica y enredada. ¿Acaso en los
ámbitos académicos de la literatura no se
está discutiendo acerca de si existe Twiteratura?
En mi navegación por la red del
pajarito he leído numerosos textos (entre
ellos los tan venerados haikus) que, evidentemente
cumplen con la limitación impuesta
por los administradores (140 caracteres)
sin alejarse de las normas canónicas
de la literatura.
En realidad, y esto debe ser considerado
solamente como mi opinión personal,
creo que Dylan no es el mejor poeta vivo y
el que más se merece el Nobel, pero que
en realidad, lo único que ha hecho la Academia
sueca es meterse en la entraña misma
de la discusión acerca de que puede o
no, ser considerado literatura. Ya ha dado
muestras de esto el año pasado con el
otorgamiento a la periodista Svetlana Aleksiévich.
En ese momento, el eje de la polémica
fue si es que los textos periodísticos
debían ser considerados o no literatura.
Según mi criterio (discutible por cierto)
la Academia sueca ha comenzado a transitar
nuevos caminos en la reformulación
de los diferentes cánones literarios sin dejar
de lado los condicionamientos políticos,
sociales y filosóficos que se plantean
a partir de la instalación del mundo globalizado.
No solamente desde 2015 sino desde
antes. ¿O acaso olvidamos que, como
sostuve en un artículo de opinión escrito
para este mismo medio, a Vargas llosa
le dieron el Nobel por las mismas razones
que se lo negaron a Borges? ¿Tampoco
nos acordamos que, cuando se le otorgó
el premio a Alice Munro, por primera vez
quien lo recibía no era ni novelista ni poeta
sino cuentista? Tengo la convicción (reitero,
discutible) de que en la Academia sueca
corren nuevos vientos y que la óptica
acerca de “La Literatura” está cambiando.
Probablemente Bob Dylan no sea el
mejor poeta vivo; creo que los hay mejores
y quizás (digo solamente quizás porque
he leído muy poco poemas de él y me
parecieron magníficos), si pensaban premiar
a un poeta se lo hubiese merecido el
sirio Ali Ahmad Said Esber, que también
figuraba entre los candidatos con serias
pretensiones pero algo dentro de mí me
dice que en realidad, lo que la Academia
Sueca ha hecho al concedérselo a Dylan
es obligarnos a reflexionar de manera
más profunda acerca de qué cosa es literatura
y qué cosa no. De cualquier manera
creo que esta premiación es una herida
que tardará en cerrarse y ya preveo
las amistades que habrán de morir por
esta cuestión.
Mientras tanto, Dylan ya prepara el
traje y la corbata, mientras Murakami, seguramente,
ahogará su decepción con algunos
generosos tragos de sake sin prestar
la menor atención a las razones que llevaron
a la Academia a premiar al primero,
cosa que, de hecho, para ellos carece de
cualquier importancia. l