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EL LIBERAL . Viceversa

Algunas reflexiones sobre el Nobel a Bob Dylan

15/10/2016 18:16 Viceversa
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Algunas reflexiones sobre el Nobel a Bob Dylan Algunas reflexiones sobre el Nobel a Bob Dylan

«Quizá algunos confundan cantautor

con mal poeta. Los hay: malos, regulares

y buenos. Poetas, digo. Y están los

genios, como Bob Dylan. Esos son los Homero

de nuestros días. Me sorprende que

los supuestos viejitos-carcas de la Academia

sueca lo hayan entendido, y tanto escritor

joven, no.» Juan Carlos Chirinos (Venezuela)

«El músico Bod Dylan ganó el Premio

Nobel de Literatura. Claro, también es un

buen poeta que canta. Solo espero que

próximamente los escritores poetas ganen

algún día el Grammy. ¿Y es que acaso no

hay música en la poesía escrita?» Oscar

Gallegos Santiago (Perú)

«Cuánta pureza literaria y cuantas camisas

rasgadas por el Nobel de Dylan...

Pues me alegro un montón por él... Más

aún: ¿Qué más da a quién le den un premio

tan caprichoso como ese? Ya me gustaría

escribir poesía como la de Dylan... » David

Roas (España)

«¿Ese premio Nobel de Literatura estimula

la lectura de un autor? No. ¿Estimula

a la industria editorial? No. Eso, para mí,

es un fracaso.» Luis H. Aristizábal @luisharistizbal

A fuer de ser sinceros, entre los muchos

sorprendidos porque la Academia

Sueca haya premiado a Bob Dylan está

quien escribe estas líneas. A pesar de que

ya ha sido candidato otras veces y, entre

otros, ha ganado el premio “Príncipe de

Asturias” y ha sido investido como “Caballero

de la orden de las Artes y las Letras”

por el gobierno de Francia, no imaginaba ni

por asomo que llegase a ser el elegido. No

obstante lo más “picante” (por llamarle de

alguna manera) no es el hecho mismo que

se haya otorgado este premio justamente

a él sino la repercusión que ha tenido el

otorgamiento del Nobel en las redes sociales,

el fenómeno sociológico más relevante

y menos estudiado en este mundo globalizado

del tercer milenio.

He leído en apenas seis o siete horas,

desde que me di con la noticia, cientos

de comentarios (hecho inimaginable hace

veinte años atrás) mientras navegaba por

Facebook y/o Twitter (de hecho, las opiniones

incluidas en el principio de la nota pertenecen

a las mencionadas redes y, dicho

sea de paso, si solamente yo he leído cientos

de posts, nadie puede poner en duda

que, por Internet, deben circular algunos

cientos de miles o hasta quizás millones)

y la polémica es tan grande que realmente

sorprende.

Salvo situaciones de discusiones políticas

en algunos países y las tradicionales

disputas con el fútbol (y ni siquiera ellas),

nunca había sido testigo de tremenda repercusión

en algo tan particular como es

el premio Nobel. Ya habíamos tenido polémica

el año pasado cuando se premió a la

periodista bielorrusa Svetlana Aleksiévich.

Los argumentos que se esgrimieron en ese

momento no fueron acerca de si la poesía

escondida en las letras de canciones era

o no literatura sino si el ejercicio del periodismo

constituye algo literario, pero los niveles

de confrontación que he podido ver

a lo largo de este día, superan con largueza

los del 2015.

En este punto, quiero comenzar a desmenuzar

el quid de la cuestión. ¿Es Dylan

un “buen poeta” o apenas un iluminado “letrista”

de canciones?

Según mi leal saber y entender, en esa

sola pregunta caben tantos interrogantes

que resulta difícil encontrar una respuesta

absolutamente indiscutible ¿Cuántos libros

de poesía debe publicar un autor para

ser considerado poeta? O bien, cuando

a una poesía se le pone música ¿deja de

ser poesía?

Veamos: aquí mismo, en nuestra provincia,

los músicos han hecho gala de su

capacidad de recrear poesías bellísimas

en canciones no menos atractivas que

la letra sola. Como para muestra bastan

uno o dos botones me pregunto (y le pregunto

a los lectores) ¿Quién no tarareó “La

mazamorra”, poema del tremendo vate

puntano Esteban Agüero o “Penas y alegrías

del amor” del excelente poeta español

Rafael De León? La contracara es Pablo

Raúl Trullenque y Jaime Dávalos, por

ejemplo, al estar relacionados de manera

directa con la música, ¿no deberían ser

considerados poetas? Me parece que en el

fondo es una discusión bizantina.

Dylan, desde la elección de su nombre

en honor al poeta británico Dylan Thomas,

hasta sus propias poesías trastocadas en

canciones de gran repercusión es un poeta

de pura nata. Y si es poeta, es escritor.

¿O estoy equivocado?

En este punto creo necesario argumentar

desde otra óptica: Ya dije que no

soy académico de las letras pero, como

buen investigador, leo de manera permanente

artículos académicos y/o relacionados

con la literatura que publican, a través

de las páginas Web de diversas universidades

o en la Web 2.0 o blogosfera, estudiosos,

críticos e investigadores literarios.

Esta misma mañana, pude acceder merced

a la ayuda de José Manuel Ortiz Soto

(reconocido microficcionista mexicano) a

una de las entregas de Material de Lectura

de la Unam (Universidad Autónoma de

México) en la que se hace referencia a la

relación de la poesía y el rock. Se titula: “La

poesía en el rock” (Breve antología) Selección,

traducción y notas de Claudia Aguirre

Walls y Juan Villoro. La nota fue editada

en 2014 y en un subtítulo puede leerse claramente:

Universidad Nacional Autónoma

de México Coordinación de Difusión Cultural

Dirección de Literatura (el subrayado es

mío), México, 2014.

En ella me llamaron la atención dos cosas.

Una es un párrafo de la nota introductoria

que dice textualmente: «Es cierto que

el rock no tiene pretensiones literarias, ni

es necesario que las tenga. Las letras de

las canciones están escritas en función de

la música, condicionadas por ella; evidentemente

tienen un sentido poético, pero la

poesía en el rock sigue reglas muy distintas

a la poesía escrita.»; la otra es que, el

nombre que encabeza la selección es justamente

el del tan discutido Bob Dylan (La

nota completa puede leerse en

http://www.materialdelectura.unam.

mx/images/stories/pdf5/poesiaenelrock-

37.pdf )

Pero mi idea no termina aquí. Entre los

muchos cuestionamientos que he leído, he

visto por ejemplo a algunos que aseguran

que Bob Dylan tan solo escribió dos libros

(“Tarántula” y “Crónicas Volumen I”) y que

solamente el segundo tiene potestad para

denominarse “obra literaria”. Bueno…

eso no es totalmente cierto, ya que entre

otras cosas ha publicado diversos libros

de poesía los que, por supuesto, son compilaciones

de las letras de sus canciones

pero que, en esos libros, pueden ser leídas

sin la compañía de la música tal como, entre

otros lo ha hecho Leonard Cohen. Entre

sus numerosísimas publicaciones podemos

citar The Bob Dylan scrapebook

1956-1966 y Lyrics que son, según mi mirada

profana, los más representativos del

cantautor.

Tengo la convicción de que la premiación

tiene otro “mar de fondo” y que es la

discusión acerca de qué textos pueden o

deben ser considerados literatura. Al respecto,

aunque mis opiniones corresponden

a un extranjero de la literatura que,

además, no tiene formación académica,

debo sostener que la discusión acerca del

ser o no ser de la “literatura” está cada día

más polémica y enredada. ¿Acaso en los

ámbitos académicos de la literatura no se

está discutiendo acerca de si existe Twiteratura?

En mi navegación por la red del

pajarito he leído numerosos textos (entre

ellos los tan venerados haikus) que, evidentemente

cumplen con la limitación impuesta

por los administradores (140 caracteres)

sin alejarse de las normas canónicas

de la literatura.

En realidad, y esto debe ser considerado

solamente como mi opinión personal,

creo que Dylan no es el mejor poeta vivo y

el que más se merece el Nobel, pero que

en realidad, lo único que ha hecho la Academia

sueca es meterse en la entraña misma

de la discusión acerca de que puede o

no, ser considerado literatura. Ya ha dado

muestras de esto el año pasado con el

otorgamiento a la periodista Svetlana Aleksiévich.

En ese momento, el eje de la polémica

fue si es que los textos periodísticos

debían ser considerados o no literatura.

Según mi criterio (discutible por cierto)

la Academia sueca ha comenzado a transitar

nuevos caminos en la reformulación

de los diferentes cánones literarios sin dejar

de lado los condicionamientos políticos,

sociales y filosóficos que se plantean

a partir de la instalación del mundo globalizado.

No solamente desde 2015 sino desde

antes. ¿O acaso olvidamos que, como

sostuve en un artículo de opinión escrito

para este mismo medio, a Vargas llosa

le dieron el Nobel por las mismas razones

que se lo negaron a Borges? ¿Tampoco

nos acordamos que, cuando se le otorgó

el premio a Alice Munro, por primera vez

quien lo recibía no era ni novelista ni poeta

sino cuentista? Tengo la convicción (reitero,

discutible) de que en la Academia sueca

corren nuevos vientos y que la óptica

acerca de “La Literatura” está cambiando.

Probablemente Bob Dylan no sea el

mejor poeta vivo; creo que los hay mejores

y quizás (digo solamente quizás porque

he leído muy poco poemas de él y me

parecieron magníficos), si pensaban premiar

a un poeta se lo hubiese merecido el

sirio Ali Ahmad Said Esber, que también

figuraba entre los candidatos con serias

pretensiones pero algo dentro de mí me

dice que en realidad, lo que la Academia

Sueca ha hecho al concedérselo a Dylan

es obligarnos a reflexionar de manera

más profunda acerca de qué cosa es literatura

y qué cosa no. De cualquier manera

creo que esta premiación es una herida

que tardará en cerrarse y ya preveo

las amistades que habrán de morir por

esta cuestión.

Mientras tanto, Dylan ya prepara el

traje y la corbata, mientras Murakami, seguramente,

ahogará su decepción con algunos

generosos tragos de sake sin prestar

la menor atención a las razones que llevaron

a la Academia a premiar al primero,

cosa que, de hecho, para ellos carece de

cualquier importancia. l

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