Oreiro: "El hijo de Gilda vio la película seis veces" Oreiro: "El hijo de Gilda vio la película seis veces"
Natalia Oreiro, protagonista de la película sobre la vida de la cantante de música tropical, se refirió al reciente estreno de "Gilda, no me arrepiento de este amor" y a la buena recepción del filme por parte del hijo de la fallecida artista, Fabricio.
"él vio la película en el momento en que se estaba dando la avant-première, el 7 de septiembre, justo cuando se cumplieron 20 años del accidente. La vio seis veces ese día y la devolución fue hermosa", reveló la actriz y cantante uruguaya.
Además, Oreiro agregó que el hijo de Gilda "está muy orgulloso de haberse decidido por este proyecto" y también comentó que "sus amigas y su familia dicen que vieron a la verdadera Miriam en la película".
"En el cine, con la película de Gilda y en ‘Entre caníbales’ encontré la posibilidad de ir por ahí: actuar sin pensar en el resultado comercial sino en hacer mujeres de carne y hueso", aseguró Natalia y agregó: "Da satisfacción, pero también miedo, porque uno se corre de un lugar seguro".
"Tengo un sueño, no será fácil", sentencia la protagonista en el tráiler de "Gilda. No me arrepiento de este amor", el más compacto de los filmes nacionales estrenados en este 2015, que convierte a Oreiro en la cantante de cumbia Miriam Alejandra Bianchi, quien en cinco años, antes de su muerte en un accidente en el bus que la llevaba de gira, logró convertirse en figura idolatrada por miles de fans y para muchos de ellos, una santa.
Muñoz fue quien tuvo la responsabilidad de elegir qué piezas de esa gran historia, la que acompaña a los artistas que perpetuaron sus temas musicales de generación en generación más allá de su ausencia física, y que se fueron prematuramente, podían ser las que sintetizaran una idea, la esencia de la cosa.
Y en "Gilda...", está la esencia de ese cuento que nunca conoceremos en forma fidedigna porque al reconstruirlo, y a diferencia de lo que puede lograr un documental, en este tipo de historias lo fundamental es que eso que es invisible a los ojos, que en este caso se desprende de muchas de esas canciones que ya son parte del imaginario popular y acompañan momentos de alegría como de tristeza.
El relato recurre a la elipsis, y comienza con una toma desde la parte superior del féretro de Gilda, colocando allí la mirada del espectador en dirección a la luneta trasera, que llora lluvia, y deja entrever a quienes gritan y apoyan las palmas de sus manos, tratando de aferrarse a quien ya no podrá cantarles más sus canciones de amor, de pasión, de desengaños, de felicidad interrumpida, y que convocan, al recuerdo melancólico.
El filme de Muñoz logra el equilibrio justo entre la verdad y el mito. Hay tensión de principio a fin en donde los temas musicales no matizan sino son funcionales al relato.