Tiziano se hizo fuerte en la adversidad y supo ganar la batalla de la vida Tiziano se hizo fuerte en la adversidad y supo ganar la batalla de la vida
Tiziano lucha por su vida desde el momento en que vio la luz, hace casi 23 meses. Su fortaleza no le permitió nunca bajar los brazos, a pesar de las fuertes batallas que tuvo que enfrentar y vencer, y hoy a días de cumplir sus dos añitos, se convirtió en un ejemplo de lucha y superación.
“El Gladiador”, apelativo con el que bautizaron a Tiziano por su fuerza ante la adversidad, es más que un luchador de la vida. A lo largo de su corta pero agitada vida, soportó 21 internaciones, 11 operaciones (7 de ellas de alta complejidad) y un trasplante de riñón. Sin embargo, ahora, aunque requiere de especiales cuidados, Tiziano juega con sus primos, camina normalmente y hasta de a poco recupera el habla.
“Es la primera vez que pasaremos juntos en familia, y lo voy a disfrutar como nunca. Es el mejor regalo que nos dio Dios. Cuando levantemos las copas, voy a agradecer a la vida por haberme enseñado a vivirla junto a mi hijo y voy a pedir por todos los niños que vi mientras Tizi permanecía internado y que hoy continúan en ese lugar sin poder vencer a sus enfermedades”, sostuvo Natalia.
Por su problema de salud Tiziano debió radicarse en Buenos Aires. Sus primeras internaciones fueron en el Hospital Garrahan y luego fue trasladado al hospital Italiano, donde además de someterse a tantas operaciones, recibió el riñón de Natalia. Los días pasaron casi sin apuro, según recuerda su mamá, pero hace tres días, Tizi regresó a la provincia para comenzar una nueva vida lejos de las terapias intensivas. Sólo deberá ir periódicamente a Buenos Aires para los controles, y luego de sus tres años deberá someterse a la última operación.
“El gordo es un ángel con fortaleza. Cuando muchas veces me sentí agotada de tanta lucha y sacrificio, increíblemente fue él quien me dio energías para seguir, para no abandonarlo. Su sonrisa fue el motor que me impulsó a luchar siempre. En todo momento estuvo fuerte, a pesar de todas las cosas que tuvo que pasar. Soportó mucho, noches de llanto, días de dolor, meses interminables… Ahora está bien, pero tiene que estar medicado toda su vida”, reflexionó Natalia Laini, su mamá.
Hoy “El Gladiador” es un niño más que juega y corretea por su casa. Se divierte con las cosas mínimas de la vida y se convirtió en el compañero de lucha de su mamá Natalia. Son inseparables y ni ella ni él soportan estar alejados un instante.