Con la presencia de representantes de más de 160 países, junto a fieles, marginados y refugiados, el funeral de Francisco fue una auténtica representación del mundo.
El papa Francisco descansa en Santa María la Mayor tras su funeral multitudinario El papa Francisco descansa en Santa María la Mayor tras su funeral multitudinario
A menos de una semana de haber celebrado su última misa de Pascua y de haberse acercado a saludar con sus últimas fuerzas a los fieles en el Vaticano, el papa Francisco fue despedido este sábado en una ceremonia conmovedora y multitudinaria. Alrededor de 200.000 personas, según datos del Vaticano, velaron durante la noche y acompañaron el funeral que comenzó en la Plaza de San Pedro y culminó en la basílica de Santa María la Mayor, donde el pontífice fue sepultado.
El cardenal Giovanni Battista Re, encargado de presidir la misa, recordó la misión pastoral de Jorge Bergoglio, quien concibió la Iglesia como un "hospital de campaña", volcada hacia los más vulnerables. Frente a la "cultura del descarte", Francisco propuso siempre una "cultura de la fraternidad y la misericordia". Sus palabras emocionaron a la multitud, que permaneció en respetuoso silencio bajo el sol romano desde la madrugada.
También te puede interesar:
"Llevo despierto desde las 3:30", decía un voluntario que colaboraba en la organización de los fieles. Muchos otros habían llegado entre las 5:30 y las 6:00 para conseguir un lugar cercano a las pantallas que transmitían la ceremonia, siguiendo una liturgia que respeta siglos de tradición vaticana.
El funeral fue también escenario de una inesperada cumbre política. Coincidieron en la Plaza de San Pedro el expresidente estadounidense Donald Trump y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quienes no se encontraban desde su tenso encuentro en la Casa Blanca. Ambos mantuvieron una breve reunión privada dentro de la basílica y se comprometieron a verse nuevamente en el día para discutir un posible camino hacia la paz en el conflicto con Rusia.
También estuvieron presentes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente francés Emmanuel Macron, los reyes de España, el presidente argentino Javier Milei, y mandatarios de América Latina como Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Daniel Noboa (Ecuador), Luis Abinader (República Dominicana) y Xiomara Castro (Honduras), entre otros.
Luego de la misa, el féretro de Francisco atravesó Roma en papamóvil en una procesión solemne que permitió a los fieles despedirse a lo largo del recorrido. El cortejo llegó a la Basílica de Santa María la Mayor, donde se realizó el entierro en una ceremonia privada, lejos de las cámaras, como lo había pedido el propio papa. Su ataúd fue depositado en un nicho entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, acompañado por oraciones, salmos, agua bendita y los sellos oficiales de la Iglesia.
Con la presencia de representantes de más de 160 países, junto a fieles, marginados y refugiados, el funeral de Francisco fue una auténtica representación del mundo. Un adiós solemne, sencillo y profundamente humano, tal como él lo deseó.








