¿Por qué están tristes, con estado de ánimo bajo, y angustiados los adolescentes?

En una conversación de padres de adolescentes, en la mayoría de los casos coinciden en la "queja permanente" del estado de ánimo de sus hijos. Aducen verlos en todo momento triste, angustiados, con bajo estado de ánimo, y no tiene que ver con una errada percepción, ya que los especialistas confirman que estos estados suelen ser comunes en esta edad. Sin embargo, no por ello hay que dejarlos a la deriva. El acompañamiento es fundamental en esta parte de la vida, ya que una angustia prolongada puede desembocar en patologías preocupantes.

La Lic. Rosario Sanguedolce, especialista en Psicología, en un diálogo exclusivo con EL LIBERAL explicó por qué los adolescentes de hoy están inmersos en un mundo poco claro, anímicamente hablando y llamó a las familias y escuela a ser pilares en esta etapa.

"Los adolescentes atraviesan estados de angustia, estados de ánimo bajos, y tristeza. Son situaciones esperables o normales de la edad, por todo lo que atraviesan los adolescentes, el duelo que implica el abandono del cuerpo de niño, la pérdida de los padres ideales, la pérdida de identidad del niño que los lleva a crear una nueva identidad, la búsqueda de pertenecer a un grupo, independizarse de los padres. Todo esto implicará posibles estados de angustia y tristeza que los movilizará. Aquí aparece la supuesta rebeldía de adolescentes, que también es esperable, no es tan agradable para ellos tampoco", marcó la especialista sobre las manifestaciones propias de la etapa de la adolescencia.

Riesgo

Sin embargo, encendió la luz de alarma al considerar que, si bien es preocupante para los padres ver a sus hijos en esa situación, lo realmente grave es cuando esa tristeza muta a un estado patológico.

"Lo complicado sería que estos estados de tristeza lleguen a un estado de melancolía, que es algo patológico que va a implicar dificultad en el adolescente para poder crear nuevas formas de vincularse. El adolescente puede quedar enfrascado en esta imposibilidad de tramitar ciertos duelos y no pueda socializar, armar su proyecto de vida, y no tenga ganas de hacer nada", advirtió.

Detalle

Sobre este punto, Sanguedolce se explayó: "Hablamos de una melancolía implementada donde le irá afectando en todos sus ámbitos de vida, en el aprendizaje también. Entonces, la angustia, la tristeza son estados emocionales esperables sobre todo en ellos. No hay que alarmarse con esto, sino acompañar, sostener. El adulto debe ser guía ante todo esto, sostenimiento de situaciones de vulnerabilidad que pueden implicar estos estados, y evitar que esto se transforme en un estado de melancolía, en el que si es necesario la ayuda de los profesionales, la ayuda de otras intervenciones que le den a los adolescentes otras herramientas para atravesar esto que están pasando, en donde la angustia los está desbordando".

Es fundamental el rol de los padres y la escuela

La Lic. Rosario Sanguedolce consideró "importante desde el entorno del adulto, que se puedan registrar estos problemas y puedan acompañar al adolescente, dar lugar a su palabra, a la escucha, y si es necesario obviamente buscar la ayuda externa de un profesional. Es importante también el acompañamiento de la escuela, que los docentes puedan ver y observar el comportamiento de los jóvenes, si existen estados de vulnerabilidad, de crisis, y fundamentalmente alertar ante esto. Lo ideal es el acompañamiento continuo, en estos estados de vulnerabilidad, que pueden ser esperables en el adolescente, pero que si esto se cronifica puede entrar en un estado de melancolía en donde el adolescente ya necesita ayuda".