"Ponemos nuestra confianza en ese Dios que es amor, misericordia y que puede cambiar nuestro corazón"

El tiempo de Cuaresma mira hacia las Pascuas. Es un tiempo litúrgico que no tiene un peso teológico en sí mismo, sino que es un tiempo de preparación, especial para la conversión y para reconciliarnos con Dios. Es un tiempo especial que mira hacia la Pascua, es decir, hacia la muerte y resurrección de Jesús.

Como dice San Pablo: "Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe".

Aun así el tiempo cuaresmal es una oportunidad que Dios nos da para poder reconciliarnos con Él, para que como persona, cada uno en su fuero íntimo, a nivel familia, comunitario o social, nos dejemos ayudar por este Dios, que es Padre de misericordia, para repensar un poco nuestra vida, cómo la estamos viviendo, poder arrepentirnos de nuestros pecados, de nuestras faltas, y dejar que Dios, a través de su espíritu obre en nuestro corazón para poder transformarnos desde dentro.

El desafío es que cuando Cristo resucite, nosotros, muriendo con Él en este camino cuaresmal podamos también resucitar con Jesús. Por eso es un tiempo especial.

En nuestras comunidades de la Parroquia Santa María estamos misionando por las casas, llevando la Palabra de Dios, realizando Vía Crucis por las calles. Es un tiempo de mucha esperanza porque ponemos nuestra confianza en ese Dios que es amor, misericordia y que puede, en definitiva, cambiar nuestro corazón. Por eso es un tiempo de mucha esperanza y de expectativa muy profunda en la Misericordia de Dios.

Invitamos a todos los santiagueños, creyentes y no creyentes, que de otras confesiones, más allá de que la Cuaresma sea un tiempo litúrgico dentro de lo que es la Iglesia Católica, a vivir este especial tiempo porque todos estamos llamados a ser hombres nuevos, buenos, y eso solo es posible con la ayuda de la gracia de Dios.

Que cada uno de nosotros podamos hacer esta experiencia del encuentro con Dios, que es el padre del amor y la misericordia.