Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Viceversa

Gramática, redes sociales, educación y Dustin Luke 

Por Gisela Colombo.

19/03/2025 06:00 Viceversa
Escuchar:

Gramática, redes sociales, educación y Dustin Luke  Gramática, redes sociales, educación y Dustin Luke 

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE EL LIBERAL Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

Cuando la educación argentina decidió que no enseñaría más la lengua con los métodos tradicionales, firmó una sentencia tan difícil de retrotraer que llevaría varias generaciones hacerlo, si es que logramos acordar el regreso.

Lo que ha salido más dañado en las habilidades de los estudiantes es la tristemente célebre "comprensión de texto". Fórmula que suena a una especie de entelequia. Antiguamente, era tan natural que emergía como producto cuasi madurativo de las capacidades intelectuales. Hoy parece, en cambio, un Santo Grial al que solo pueden aspirar los elegidos.

También te puede interesar:

Este cambio, que quizá no sea fácil de comprender para quien no conoce las cocinas de la educación, es obvio para los estudiosos. La síntesis cabe en una palabra: Gramática.

La gramática es una de las disciplinas de la lingüística, la que estudia las palabras según su significado (semántica), las formas que toman (morfología), sus cuerpos fónicos (fonética), su codificación gráfica (ortografía), sus relaciones funcionales, las estructuras a las que dan origen (sintaxis), etc. 

Hasta aquí podríamos creer que un estudiante que se sumerge en estos conocimientos es una suerte de bioquímico del habla en una lengua particular. Tiene en manos el castellano como si fuera un tubo de ensayo cuyo contenido fuera de color rosado. Pero junto a él existe uno negro, donde está la lengua alemana, uno azul con el francés, uno blanco donde reside el inglés y así sucesivamente. 

Si la gramática fuera esto, tendrían razón las tendencias que prevalecieron las últimas décadas. Ésas que nos depositaron en un mundo en que el sujeto que ha superado la educación oficial no está alfabetizado más que en apariencia, o fragmentariamente. Los alumnos que llegan a la universidad tienen graves dificultades para leer de corrido y comprender lo leído en un solo acto. No en vano se ha creado la "alfabetización académica" una materia que se dicta hoy en carreras terciarias y universitarias.

Pero la Gramática es algo mucho más que un objeto de estudios de laboratorio.

Ya que mencionamos otros idiomas, los invito a realizar una prueba: Observen un diccionario español-inglés/inglés-español. Se encontrarán allí que las entradas de voces castellanas son mucho más numerosas que las del inglés. La parte del diccionario en castellano ocupa el 60 o 65 % de las páginas del libro. El resto alcanza muy bien para consignar las palabras en inglés. 

Ahora bien: ¿qué nos certifica este conteo? Pues que el español es un idioma más vasto. De allí se deduce que estudiarlo es más complejo, y que su acceso es menos funcional y práctico. Tal vez por eso el inglés sea un lenguaje más universal. Aquí vendrán objeciones que hablarán del imperialismo y una serie de lecturas geopolíticas, sociales y económicas que son la mar de interesantes, pero no debatiremos aquí. Porque esto es un mero ejemplo para mostrar algo mucho más esencial. 

¿Cuáles son las implicancias de la Gramática?

Cuando la lengua madre es compleja los caminos de un punto a otro de la comunicación son más complicados. Al aprenderla, el hablante también calca inconscientemente ese trayecto y lo repite en cada acto de habla hasta que lo internaliza, sin ser capaz de disolver esa unión intrínseca. Eso deriva en que complejiza su pensamiento. 

De tal modo, hablar y pensar se asimilan. Si bien se ha llegado a la conclusión de que no es necesario hablar para pensar, luego de que Saussure dijera "que el pensamiento es caótico y amorfo antes de la aparición del lenguaje", también es cierto que la capacidad de abstracción depende de la riqueza del léxico que se maneja. Cuando el uso del lenguaje no alcanza un nivel mínimo, pensar conceptos abstractos se hace imposible.

Por otra parte, hablar y sentir también se modifican mutuamente. Una retroalimentación entre el entorno lexical y el modo de percepción del mundo es evidente. 

En las lenguas romances (provenientes del latín) abundan todos los términos que refieren sentimientos. Y esas mismas voces son menos numerosas en otras lenguas.

Pensemos en un ejemplo. Alguien, en inglés, "is sad". Pero en castellano puede estar triste, abrumado, desanimado, nostálgico, melancólico, deprimido, etc. Etc. Para un hispanoparlante no da igual. Un inglés promedio en una comunicación básica diría "sad", y el español necesitaría más precisiones para conocer si es un estado inmediato y evanescente, si es un estado que refiere la pérdida de algo que se ha tenido antes, si la disposición de su ánimo es siempre la melancolía de quien no encuentra motivación necesaria, si está desanimado respecto a la posibilidad de sostener la esperanza en hechos futuros… También, increíblemente, podría pensarse en una condición de su faz orgánica que hoy barajamos detrás de la fórmula "es depresivo".

Lo dicho, otra vez solo un ejemplo, nos pone frente a una realidad: el idioma que hablamos retrata el modo en que pensamos y sentimos. 

El conocimiento de la gramática puede clarificar mucho de lo que somos. La identidad, el sentir y el pensar acerca de las cosas, quedan cristalizados en el sello de las palabras. Pero como se trata de un sello que permanentemente se revisa y modifica también puede reflejar las evoluciones de una identidad. La Gramática se vuelve un espejo en el que es posible leer el pasado, el presente y el futuro de una sociedad. Por eso es uno de los objetos más identitarios de la cultura. 

La conciencia sobre el idioma que hablamos y escribimos no es un tubo de ensayo. Es la vida misma puesta de manifiesto. 

Hemos dicho ya que la Gramática refleja la identidad más íntima de un pueblo.

No sólo las palabras que tenemos disponibles, las que creamos para nuevas situaciones comunicativas. Las estructuras o el modo en que las disponemos también calcan nuestra percepción de mundo.

Cuando alguien dice "Ojala" está revelando una historia de creencias complejas en el orden del universo, en una fuerza que lo conduce todo más allá de lo humano. Pero también documenta el paso del mundo árabe por la Península Ibérica. "Ojalá" proviene del árabe hispánico law šá lláh, que significa "si Dios quiere". Aquí la prueba de todo lo que se descubre, para el hablante con conciencia de su gramática, detrás de una simple voz.

Un referente de enorme repercusión en las redes, llamado Dustin Luke echa luz sobre este asunto muchas veces. En un posteo reciente explica en su inglés natal qué significa la expresión "ahre" entre los jóvenes argentinos. La explicación es impagable. Y nos lleva a comprender que el argentino tipo ha cambiado. Ya la sensibilidad de las nuevas generaciones parece sentir un atisbo de pudor frente a la presunción. 

"Yo soy el mejor en esto, ¡ahre!"

"Ella me quiere más a mí, ¡ahre!"

"Ahre" sería como decir: no me tomes en serio, lo digo en tono de sorna, me burlo de mi propia jactancia. 

Somos tildados por el resto del mundo hispanoparlante desde hace un siglo como los presuntuosos, pero las nuevas generaciones han sido críticas respecto a esos mensajes grandilocuentes y han moderado la pedantería con ese "ahre".

Cuando Dustin Luke observa esto, lo que está haciendo es ponernos un espejo. Un espejo donde la gramática refleja no sólo lo que fuimos, sino también lo que somos y seremos.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy