Aunque hay días que por dentro sufro de dolor por las inflamaciones, soy mujer y mi mamá y no debo bajar los brazos porque mi familia me necesita.
"No puedo dejarme caer; debo ser fuerte para ver todos los días la sonrisa de mi hija" "No puedo dejarme caer; debo ser fuerte para ver todos los días la sonrisa de mi hija"
En días en los que los dolores y el decaimiento, los medicamentos y tratamientos parecieran desvanecerla, su valentía no le permite caer. Desde su interior, siempre surge ese "algo" que la vuelve más fuerte e indestructible. Su batalla permanente contra los padecimientos generados por una artritis reumatoidea, se alimenta de sus deseos de ser buena madre, ejemplar profesional, y pilar de su familia.
Romina Caro es una joven madre de la ciudad de Forres, que a sus o 39 años le da pelea a la vida, en medio de esta enfermedad. En cercanía al Día de la Mujer, que se celebrará mañana, es digno destacar cómo su fortaleza femenina le permite a diario levantarse a llevarse el mundo por delante.
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Cuenta Romina que le diagnosticaron la enfermedad a los 30 años.
"Actualmente estoy con medicación biológica, ya que sufro de mayor dolor en las articulaciones de los dedos de la mano, el hombro, cadera y rodillas. He sufrido dolores desde los 24 años según recuerdo, transcurriendo de médico en médico, con antiinflamatorios, corticoides y kinesiología. Hoy ya mis días son distintos. Soy mamá de una niña de 8 años, y tengo que llevarla a la escuela, a sus actividades, ayudarla a realizar sus deberes, además cocino y llevo todo adelante en nuestro hogar. Puedo estar con dolores o no, puedo estar agotada o venir de colocarme una inyección que ayude a calmar el dolor y aún así sigo de pie", expresa orgullosa de lo que puede ser y hacer a pesar de todas sus limitaciones provocadas por el dolor.
Testimonio
Pero como toda mujer, saca fortaleza desde donde ni siquiera se imagina y cumple con absolutamente todo lo que se propone.
"Soy esposa, recibo mucha ayuda de mi marido, pero por tiempos de trabajo me encargo de la casa, de que esté en condiciones, porque aunque el médico me prohibió tareas domésticas, no me alcanza el dinero para ayuda extra. Además al ser celíaca también me las ingenio para cocinar saludable, rico, apto con el dinero que hoy no alcanza", relata sobre su quehacer diario que por otra parte, reconforta su espíritu al sentirse tan activa.
Ejemplo
Romina sabe que aunque todo duela, aunque el deseo de permanecer acostada le gane, aunque quiera rendirse, no puede hacerlo. Es su esencia de mujer que no le permite bajar los brazos.
"He sufrido de depresión, pero no puedo dejarme caer, debo ser fuerte para ver cada día la sonrisa de mi hija, el abrazo mi compañero y las visitas a mis padres. Soy empleada administrativa y docente. Debo cumplir horarios. En ocasiones, debo estar horas parada o sentada, subir escaleras, viajar, atender al público y alumnos, con la mejor predisposición porque amo mis trabajos y no quiero que la enfermedad afecte mi labor, aunque hay días que por dentro sufro de dolor por las inflamaciones, pero soy mujer y mi mamá (quien sufre de la misma enfermedad) me enseñó a no bajar los brazos porque mi familia me necesita", resalta Romina.
"Las mujeres cumplimos un rol fundamental"
Romina es paciente desde hace casi 10 años y cuenta cómo es convivir con la enfermedad.
"La artritis remateoidea es una enfermedad que no se ve. Solo quienes la padecemos sabemos de la lucha diaria. Te pueden ver sonreír y no saben que a veces no puedes mover el brazo o te duele la cadera. Así es día a día. Todos sabemos que en la sociedad aunque haya avanzado mucho, las mujeres cumplimos un rol fundamental y ahí estoy. Haciendo mi aporte, a mi familia y a la sociedad, voy a resistir porque eso me enseñaron, y porque sé que puedo ayudar a los demás difundiendo mi mensaje. Por suerte tengo apoyo familiar, de la asociación EARyF y de amigos", concluyó Romina Caro.