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Obesidad: factores genéticos, metabólicos, ambientales y sociales, claves en su desarrollo

La idea errónea de que es una cuestión de voluntad contribuye a la discriminación y dificulta que muchas personas reciban la atención que necesitan. Alerta en la Sociedad Argentina de Nutrición.

04/03/2025 06:00 Santiago
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Hablar de obesidad como un simple resultado de comer en exceso y moverse poco es una mirada reduccionista que distorsiona la realidad y refuerza estigmas. La ciencia ha demostrado que factores genéticos, metabólicos, ambientales y sociales juegan un papel clave en su desarrollo.

Así lo indicó la Dra. Ana María Cappelletti, coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), quien añadió que, aun así, persiste la idea errónea de que es una cuestión de voluntad, lo que contribuye a la discriminación y dificulta que muchas personas reciban la atención que necesitan.

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"En el marco del Día Mundial de la Obesidad, es pertinente subrayar que un enfoque más amplio y comprensivo permite entender a la obesidad como un fenómeno multifactorial y promueve tanto su prevención como un tratamiento respetuoso y eficaz, libre de juicios simplistas", señaló.

Acciones

Desde la Sociedad Argentina de Nutrición, compartieron diez acciones concretas que podemos tomar como comunidad:

Erradicar el estigma. La discriminación hacia las personas con obesidad tiene un impacto profundo en su salud física y mental. Necesitamos cambiar la narrativa y tratar este tema con respeto, sin señalar ni culpabilizar. Las personas son más que sus condiciones o circunstancias, y deben ser vistas y tratadas como individuos completos con sus propias identidades, valores y capacidades.

Aceptar que la obesidad es un problema de salud. No es una elección y tampoco es un tema estético; requiere un abordaje médico y multidisciplinario, aun cuando no se hayan presentado consecuencias clínicas evidentes.

Garantizar el acceso a la salud. La legislación vigente está desactualizada y no prioriza la atención integral de la persona con obesidad.

Facilitar una alimentación saludable. Es necesario impulsar políticas que promuevan el acceso a alimentos frescos y nutritivos, especialmente en sectores vulnerables.

Educar desde la infancia. Trabajar con las familias e incluir educación alimentaria y de hábitos saludables en las escuelas para mejorar la relación de las nuevas generaciones con la comida, la actividad física y la vida saludable en general.

Capacitar a los profesionales de la salud. Es urgente que médicos y otros especialistas se formen en obesidad sin prejuicios ni enfoques reduccionistas, para que puedan brindar atención basada en evidencia y sin reforzar la culpabilización.

Revisar la representación en los medios. La imagen de la obesidad que predomina en medios y publicidades muchas veces suele estar asociada a estereotipos negativos. Necesitamos contribuir a promover una comunicación más realista y respetuosa basada en guías de comunicación no estigmatizante.

Generación de datos. Precisamos más y mejor información sobre la situación de la obesidad en Argentina y sobre su evolución en el tiempo. Hemos liderado investigaciones desde la Sociedad Argentina de Nutrición, pero necesitamos nuevas, de mayor envergadura y de alcance nacional.

Priorizar la salud integral. Más allá del peso, hay otros factores que determinan el bienestar y la situación metabólica: la calidad del sueño, el manejo del estrés, los vínculos que hacen bien y el acceso a atención médica son igual de importantes para la salud. Debemos tener en cuenta que la obesidad incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, entre muchas otras consecuencias.

Obesidad como un desafío colectivo. Es una cuestión que nos interpela a todos, que requiere cambios en políticas públicas, educación, urbanismo y en la forma en que abordamos el estilo de vida.

"Recurrir a la comida para aliviar la ansiedad, el estrés o la tristeza puede perpetuar el aumento de peso"

La Dra. Mónica Roldán Suárez, médica especialista en nutrición, obesidad y endocrinología, abordó la relación entre la alimentación y las emociones, y aseguró que "recurrir a la comida para aliviar la ansiedad, el estrés o la tristeza, puede perpetuar el aumento de peso y dificultar el tratamiento de la obesidad".

"La obesidad no se trata solo de lo que comemos, sino de cómo nos relacionamos con la comida. Las emociones muchas veces están en el centro de esta relación", explicó la especialista santiagueña.

Vinculación

Explicó que "en muchos casos, el exceso de peso está vinculado a la búsqueda de alivio emocional, convirtiendo a la comida en una forma de calmar ese malestar. La búsqueda de satisfacción al comer está mediada en el cerebro, específicamente en el sistema mesolímbico de recompensa, por el aumento de dopamina, un neurotransmisor que da sensación de placer".

"El hambre emocional suele aparecer de forma repentina y está asociada a la búsqueda de alimentos específicos, generalmente ricos en azúcar, grasas o carbohidratos. A diferencia del hambre física, no responde a las necesidades energéticas del cuerpo, sino a emociones como la ansiedad, el estrés o la tristeza", especificó la doctora Roldán Suárez.

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