Por Amalia Domínguez.
Realismo mágico santiagueño en la novela "Los ulalos", de Julio Carreras Realismo mágico santiagueño en la novela "Los ulalos", de Julio Carreras
El santiagueño Julio Carreras nos ha acostumbrado a una literatura que posee ciertas características de "realismo mágico", aunque con un sesgo propio, que allana el camino hacia lo regional y provincial.
Tanto en sus novelas "Bertozzi", "Las manos de Perón", y ahora "Los ulalos", observamos rastros de un relato de fantasía que no tienen nada que envidiarle a los cánones del género.
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Carreras pertenece a esa generación de autores nacionales, que como Angélica Gorosdicher ("Kalpa imperial") y Mariana Enríquez ("Nuestra parte de noche"), no tienen miedo de incluir la fantasía en una realidad sociopolítica e histórica de una Argentina en constante ebullición y que hacen que nuestras necesidades de fantasear sean otras.
Tal vez sea esa impronta la que nos diferencia de los autores europeos, estadounidenses y también asiáticos, que cuando escriben fantasías, como El Señor de los Anillos, Las Crónicas de Narnia o en la actualidad la saga "Grandmaster of Demonic Cultivation", novelas de la controvertida escritora china Mo Xiang Tong Xiu, que se hizo famosa cuando estos libros fueron llevados a la televisión en la serie "The untamed" (El indomable), siempre acuden al folclore de los cuentos populares del Medioevo, donde tallan las princesas y los caballeros en su eterna lucha contra el mal. Todos ellos acuden a su rica y bien conservada mitología para construir sobre esa base sus relatos.
¿Por qué los latinoamericanos no tratamos de hacer lo mismo? Porque la mitología de nuestros pueblos precolombinos no fue documentada, con tanto celo, como la de Europa o Asia. Que atesoran sus viejos relatos. Los cuales llegaron vía oral, para luego fueron tallados a fuego en su cultura.
En cambio, la mayoría de nuestros cuentos folclóricos precolombinos fueron borrados de nuestra historia por razones políticas o religiosas. Entonces, ¿qué nos queda? La imaginación y la innovación, como lo ha hecho la argentina Liliana Bodoc, con su Saga de los Confines, en la que con exquisita maestría ha diseñado un universo ficcional bien latinoamericano. Su obra está profundamente arraigada en las cosmovisiones indígenas americanas, en todo lo que pudimos rescatar de las culturas mapuche, maya y azteca. Los elementos mágicos y los conflictos reflejan las luchas coloniales en América latina, dándole una identidad realmente única.
Cuando Julio Carreras comenzó a compartir su novela, le pregunté qué significaba "ulalos" en quichua, porque estaba convencida de que el gentilicio provenía de esa lengua. Me manifestó lo siguiente:
"Conocí a los ulalos por un cuento de Moisés Carol, publicado en el diario La Prensa, de Buenos Aires en 1976. Yo leía habitualmente su sección Cultural entonces (a mis 26 años). Como los cuentos de Carol se publicaban regularmente, me quedaron grabados en la imaginación, aquellos seres muy simpáticos. Que vivían muy cerca del cementerio La Piedad, en Santiago del Estero. Y salían a espantar a la siesta.
"Es sobre esta idea que retomé aquella especie de duendes, inventados o recogidos de la cultura popular santiagueña por Moisés Carol. Primero, para una serie de cuentos, de entre 2015 y 2019, donde imagino un Santiago subterráneo. Y al mismo tiempo aéreo. Franjas de un Santiago Cósmico, invisibles para los ojos de la ciencia racional, pero maravillosamente perceptibles para una gran parte de nuestros habitantes criollos. Especialmente de sus artistas, o de sus sobrevivientes aborígenes. Junto a casi todas y todos los mestizos, como se sabe, constitutivos de más del 90 por ciento de la población en el Noroeste Argentino. Esos cuentos fueron publicados en un libro denominado El Toqui."
Antes de seguir, debemos aclarar que la novelística de Carreras no se basa en la fantasía. El realismo mágico con la que las pincela solo añade color a tramas de realidad tangible, a veces chocante. Su literatura manifiesta la percepción de una realidad latinoamericana pura y dura. Sus obras reflejan un clima sociopolítico bastante volátil, en donde campea la corrupción y las intrigas. La narrativa de Carreras representa estas problemáticas, no cuestiones mitológicas. Su literatura, y especialmente "Los ulalos", está comprometida con las realidades sociales, políticas y económicas de Santiago del Estero, en una época histórica particular. La lucha contra dictaduras, las desigualdades sociales y la búsqueda de identidad cultural, hicieron que privilegiara el género histórico y testimonial. En lugar de la evasión que a veces se asocia con la fantasía, en una región donde la literatura ha sido vista como una herramienta para reflexionar y transformar la realidad, como ya marcara camino Raúl Dargoltz.
¿Hay realismo mágico en Los Ulalos? Podríamos decir que esta magia sería meramente decorativa, mayormente implícita, pero al mismo tiempo descarada. Se establece una clara distinción entre el mundo lógico, el mundo real y los sucesos fantásticos, que por lo general son intermitentes, que por más imposibles o alocados su impacto es contenido en una simple familia, un pueblo o una ciudad, y no resalta más allá de un acontecimiento del cual vale la pena hablar, pero que a la hora de la verdad no cambiará el transcurso de la realidad al menos en la escala global como estamos acostumbrados en la Fantasía clásica.
En la novela de Carreras, los poderes mágicos -si así podemos llamarle- de los ulalos se limitan a fenómenos como poder transformarse en un hombre corpulento para salvar a una damisela en apuros, por ejemplo. Poderes que nunca serán más fuertes que la peligrosidad de un arma de fuego o una enfermedad. La magia de los ulalos nunca estará por encima de la realidad política. Es decir en el realismo mágico de Carreras la magia se contiene, existe, pero de alguna manera su desafío a la realidad es inocuo al final.
Aunque al parecer, en este segundo libro de la novela, que comenzó a publicarse en internet ahora, a fines de febrero, el poder de Los Ulalos parece mostrarse paulatinamente, de un modo más asombroso. Como en una oportunidad cuando, para salvar a un pueblo aborigen del salvaje acoso sobre ellos del ejército boliviano -durante la Guerra del Chaco- Los Ulalos transforman a toda la población en invisibles. Para guiarlos y reubicarlos en una tranquila localidad de Salta. Donde podrán, además, obtener trabajo, en ingenios azucareros u otras actividades agropecuarias. Y vivir como ciudadanos argentinos -aunque siempre de segunda clase-, pero en paz y tranquilidad.
En tal sentido, Los Ulalos promete seguir ofreciendo datos históricos relevantes y muy poco conocidos de nuestra realidad local y nacional, santiagueña y Argentina. No sólo del período entre 1935-1940, en que transcurre físicamente la novela. Sino algunos pantallazos, muy interesantes, de los primeros tiempos de nuestra provincia, o las muy intensas guerras civiles argentinas desde 1820, y por casi todo el resto del siglo XIX.
LOS ULALOS Y LA GRAN SEQUÍA
A comienzos de diciembre de 1937 Roberto Arlt llegó a Añatuya, como corresponsal del diario El Mundo. Conocía a Homero Manzi, que también firmaba la nota "S.O.S." publicada en La Nación por Bernardo Canal Feijóo. Luis Manzione, hermano de Homero, lo acompañó en varias de sus salidas al campo. Luego viajó a Santiago del Estero, donde conoció a Moisés Carol, que lo recuerda así:
"Fuimos a tomar un café con Roberto Arlt en el bar Tokio. Estaban también Pablo Rojas Paz, el poeta González Carbalho y el cuentista Gregorio Guzmán Saavedra, que narró con detalle las actividades de la secta de los ulalos, que desde hace un tiempo tiene soliviantada a esta población. Se trata de un culto antiquísimo que se nutre del magisterio de la iguana y congrega a los muertos que están interesados en hacer obras de puro beneficio espiritual. Por este motivo, mediante la colaboración de los sepultureros que quitan los tornillos a las tapas de los ataúdes, pueden salir con facilidad para desempeñar sus actividades." (Moisés Carol: La gran sequía, Buenos Aires, 1991 [1967]).
Carol opina que ante el aumento del drama social provocado por la gran sequía los ulalos tenían mucho más trabajo, para asistir a tanta población desprotegida.
El parágrafo de arriba fue escrito por el sociólogo Alberto Tasso y publicado por una revista del CONICET, representativa de la UNSE. Su título era "La sequía de 1937 en Santiago del Estero. Antecedentes y consecuencias de un acontecimiento ambiental" (Trabajo y Sociedad - Sociología del trabajo Estudios culturales Narrativas sociológicas y literarias. Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas del CONICET Nº 17, vol. XV, Invierno 2011, Santiago del Estero, Argentina ISSN 1514-6871 (Caicyt-Conicet); un tema importantísimo para nuestra sociedad santiagueña. Que tuvo en su momento una trascendencia nacional, al punto de haber concitado la presencia de importantes comunicadores de entonces, como Homero Manzi -ya famoso compositor e integrante del jet set artístico de la década de 1930-1940, y Roberto Arlt, o Alfredo Palacios, una de las estrellas políticas de entonces. La Sequía motivo cierta edición de Ricardo Dino Taralli, valiosísimo libro que reunía textos de la época, escritos por Moisés Carol, Roberto Arlt, Alén Lascano y varios otros, además de publicaciones periodísticas, locales y de Buenos Aires. Por desgracia, este libro prácticamente ha desaparecido y tampoco ha generado algún eco entre las publicaciones académicas de hoy.