Por Belén Cianferoni.
Crónicas del Chimango Crónicas del Chimango
Chimanguear
(Verbo utilizado en la provincia del área sur de la República Argentina. El término proviene de chimango, ave rapaz de América del Sur). Significa:
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1. Comer vorazmente de un plato comunitario.
2. Tironear algo para sacarle jirones.
¿Podemos pensar por un momento en el pobre chimango? Estas palabras son para este maravilloso animal.
Hay un montón de pájaros sobrevalorados y tenidos en estima por su valentía y porte, pero por el chimango nadie da ni un peso.
Esta pequeña crónica va por vos, chimango, que volás en silencio, facha portante.
Esta ave carroñera se encarga de limpiar el monte y la pampa de los requechos de la vida que se despide. La arranca a jirones para que la muerte y el silencio hagan su trabajo.
Después de horas de ruta y silencio, todos nos volvemos un poco chimango con los sánguches. Me imagino, después de horas de vuelo y cansancio, cómo se pondrán los muchachos.
Algo curioso que aprendí de los chimangos: tienen memoria, recuerdan rutas y caminos, y poseen algo que no muchos tenemos Pueden cambiar conductas. Cuando detectan una conducta alimentaria riesgosa, recuerdan el alimento y la zona para no volver por esos rumbos. ¿Me enseñás, chimango? Todavía no aprendí eso.
Poder volar lejos de lo que te hace mal y no volver jamás Quién pudiera, chimanguito, quién como vos.
El chimango no es como uno se lo imagina. Huraño y lejano, sí, pero también un excelente compañero. Se enamora y mantiene su relación para cuidar del otro y de sus crías. Pero cuando su pareja se cansa y prefiere otros caminos el chimango parte en busca de mejores rumbos, sin peleas con el nuevo candidato.
El chimango aprendió a entender antes que nosotros. A veces, es apresurado pensar que somos la especie más evolucionada del planeta.
Quién pudiera ser chimango, que vuela lejos de sus problemas, lejos del desierto, lejos del dolor.
Pero, como es costumbre en nuestra lengua, todo lo volvemos acción.
En el sur, hay una expresión de lo más curiosa: chimanguear. A todos los que comen a jirones y con ansiedad, se dice que están chimangueando la comida. Melchora Goyenola y Mario Figueroa me comentaron sobre esta curiosa conducta.
Tardé en entenderla hasta que sentí hambre y empecé a agarrar la comida de a jirones.
Vos estás chimangueando me decían.
Ah les contesté. No entendía por qué. No había traducido bien: yo estoy tishpiendo pedazos de pan como una campeona.
A lo que nosotros le decimos tishpir, ellos le dicen chimanguear en el sur. Y como ya dijo un grande: "Casas más, casas menos, palabras más, palabras menos Igualito a mi Santiago".
No nos confundamos: nuestras aves, todas, valen la pena. No solo el recuerdo, sino cada palabra que conmemora su vuelo y su victoria sobre la gravedad en este amplio pueblo argentino.
Me despido y sigo chimangueando o tishpiendo está medialuna al costado de la ruta.