Entrevista exclusiva de EL LIBERAL a Lucas Ablanedo.
El rencor, el poder, la desmesura y la tragedia en "Experiencia Hamlet" El rencor, el poder, la desmesura y la tragedia en "Experiencia Hamlet"
El viernes 14, a las 22, y todos los viernes en el mismo horario, en el Teatro Belisario (Avenida Corrientes 1624, Buenos Aires), el director Lucas Ablanedo repondrá "Experiencia Hamlet", una obra performática participativa.
La obra combina música en vivo, ópera, teatro, danza, performance. Propone una participación activa del espectador, con el fin de volver a los orígenes rituales y sanadores del teatro y del arte en sí mismo.
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Ablanedo, quien también dirige "Experiencia Nerón" interpretada por el santiagueño Javo Rocha, habló con EL LIBERAL sobre la realización de Hamlet.
-¿La tragedia es el hilo conductor de "Experiencia Hamlet" y "Experiencia Nerón" o hay una relectura sobre el clásico de Shakespeare y la del emperador Romano?
El componente trágico está presente. En Hamlet, que es una tragedia, ese componente está muy presente. En "Nerón" está la tragedia porque la vida de Nerón es muy trágica. Lo que buscamos, en este caso, es la tragedia de caer en las mismas trampas. En este caso, la política, independientemente de que partido sea uno, hay algo que se repite muy constante que ya es vox populis y uno dice: "Como puede ser que cada diez años siempre pasa lo mismo y, de repente, viene tal y dice voy a hacer esto y luego viene el contrario y dice que hará esto o aquello". Pareciera que estamos en un ciclo eterno en donde se repiten siempre las mismas cosas que todos sabemos que esas palabras que hoy endulzan los oídos del pueblo, ese dulzor se va a transformar rápidamente en un amargor. Hay algo que siempre se repite, de la Argentina ni hablar. Qué curioso que una historia tan antigua tenga elementos tan similares a lo que sigue pasando. Es como si estuviéramos atrapados nosotros en una tragedia, en una especie de cárcel en la que se repiten siempre las mismas cosas. Ese es el componente trágico; es decir, saber que va a volver a pasar y no poder evitar.
-¿Ambas obras sirven como parábolas para contar lo que hoy sucede en el mundo?
Exactamente. En "Experiencia Nerón" usamos muchos textos de Hamlet y Macbeth (ambas de Williams Shakespeare) y de Galeano y todas hablan de lo mismo. Los clásicos son trascendentales en el sentido de que, para mí, una obra se vuelve clásico cuando no importa cuánto tiempo pase. Mientras el ser humano sea ser humano va a leer Hamlet y va a conectar con la muerte, con el poder, con la traición. En el caso de Nerón, hace todo lo que hace y después se da cuenta de la fatalidad y, de hecho, termina suicidándose. Como dice Shakespeare: el rencor, el poder y la desmesura es un veneno que sirve para el otro, pero que se lo termina tomando uno.
-¿Qué efectos crees que genera en el público la reescritura de estas historias?
El teatro es un lugar sagrado y es un lugar de despertar. Por eso mezclo mucho con los textos tibetanos, los textos sagrados porque, para mí, me permite reflexionar. El teatro no te va a decir lo que tienes que pensar, sino que solamente te va a hacer reflexionar. Después, cada uno hace su propia conclusión.
-Y la obra termina en el público.
Obvio. Por supuesto. Y por eso también el público, en el caso de ambas obras, está entre los actores. El público es una gran fusión porque no es allá están los artistas sino que somos una gran comunión Es toda una unión.