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EL LIBERAL . Santiago

"No se trata sólo de lo que comemos, sino de cómo nos relacionamos con la comida"

La Dra. Mónica Roldán Suárez, médica especialista en nutrición, obesidad y endocrinología, analiza que recurrir a la comida para aliviar la ansiedad, perpetúa el aumento de peso y dificulta el tratamiento de la obesidad.

06/02/2025 06:00 Santiago
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La obesidad no es sólo el resultado de mala alimentación o de la falta de ejercicio. Detrás del exceso de peso hay múltiples factores, uno de ellos es la relación emocional con la comida. Recurrir a la comida para aliviar la ansiedad, el estrés o la tristeza, puede perpetuar el aumento de peso y dificultar el tratamiento de la obesidad.

"La obesidad no se trata sólo de lo que comemos, sino de cómo nos relacionamos con la comida. Las emociones muchas veces están en el centro de esta relación", explicó la Dra. Mónica Roldán Suárez, médica especialista en nutrición, obesidad y endocrinología.

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"En muchos casos, el exceso de peso está vinculado a la búsqueda de alivio emocional, convirtiendo a la comida en una forma de calmar ese malestar. La búsqueda de satisfacción al comer esta mediada en el cerebro, específicamente en el sistema mesolímbico de recompensa, por el aumento de dopamina, un neurotransmisor que da sensación de placer", explica.

Este sistema  es el que nos premia con placer al repetir conductas esenciales para la supervivencia, como alimentación, hidratación y reproducción. En esta época de satisfacción inmediata, la dopamina promete placer al instante, y la comida puede ser el medio de obtenerlo.

El hambre emocional suele aparecer de forma repentina y está asociada a la búsqueda de alimentos específicos, generalmente ricos en azúcar, grasas o carbohidratos. A diferencia del hambre física, no responde a las necesidades energéticas del cuerpo, sino a emociones como la ansiedad, el estrés o la tristeza.

"Cuando el alimento se utiliza como refugio emocional, el cuerpo no solo acumula peso, también se pierden las señales naturales de hambre y saciedad. Esto hace que sea cada vez más difícil diferenciar", señala la Dra. Roldán Suárez.

"Es importante entender que el cuerpo nunca actúa de forma aislada. La acumulación de grasa abdominal, por ejemplo, suele estar relacionada con niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés. No se trata solo de dieta, sino de trabajar en la regulación emocional y en un tratamiento multidisciplinario", detalla la profesional médica.

Relación armónica

Superar el hambre emocional no se trata de eliminar los placeres de la alimentación, sino de reconstruir una relación sana con la comida.

La Dra. Roldán Suárez comparte algunas recomendaciones:

* Reconocer las emociones: Identifica los momentos en los que recurres a la comida como respuesta emocional e identifica la emoción que estás sintiendo: ¿Estás aburrido, estresado o triste?

* Buscar alternativas fuera de la comida: Realiza actividades que te ayuden a manejar el estrés, como caminar, escuchar música o practicar técnicas de respiración.

* Pedir ayuda profesional: La obesidad requiere un abordaje multidisciplinario. Un equipo de profesionales puede ayudarte a gestionar tanto la alimentación como las emociones que la acompañan.

"Lo importante es entender que la obesidad no es una cuestión de fuerza de voluntad, sino una enfermedad compleja influenciada por múltiples factores. No se trata solo de contar calorías, sino de escuchar lo que el cuerpo y las emociones están intentando comunicar. Identificar las emociones detrás de los hábitos alimentarios es clave para lograr un cambio sostenible", concluyó la Dra. Roldán Suárez.

Tratamiento centrado en la persona y no solo en el número de la balanza

"Hay que dejar atrás las explicaciones simplistas sobre obesidad. Entender el rol de las emociones nos permite avanzar hacia un tratamiento efectivo, centrado en la persona, no solo en el número de la balanza.

"La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva, estigmatizada y recurrente. Abordarla implica dejar de lado soluciones rápidas y trabajar en el bienestar integral del paciente, entendiendo que el cuerpo y las emociones están profundamente conectados. Solo comprendiendo la interrelación entre emociones, mente y cuerpo es posible encontrar un camino hacia la salud y el equilibrio". Dra. Roldán Suárez.

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