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EL LIBERAL . Viceversa

Crónica de un santiagueño en el fresco

Por Belén Cianferoni.

26/01/2025 06:00 Viceversa
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Crónica de un santiagueño en el fresco Crónica de un santiagueño en el fresco

Vamos a pensarlo bien, con un poco de viento fresco del sur. La noche que transcurrió entre el 24 y el 25 de enero fue una verdadera delicia. Senté mi cuerpo en la nochecita y me dejé estar en el frescor, como dirían algunos. Me quedé reflexionando sobre esta belleza.  

Si bien he hablado largo y tendido sobre el calor —porque es lo que conocemos más—, experimentamos más días de calor extremo que de frío. Tenemos, de algún modo, el monopolio de las temperaturas elevadas en Argentina.  

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Esa noche, esa bendita noche… Calculo que todos fueron tan felices como yo. Observaba cómo las personas respetaban los semáforos, se daban abrazos en la moto con ternura, contestaban de la manera más cortés posible, y hasta me atrevo a decir que alguien iba silbando felizmente mientras compraba un lomito con una gaseosa de vidrio.  

De chica pensaba —y lo sigo sosteniendo— que la mayoría de las situaciones límites se deben al calor. Cuando fui de vacaciones al sur o a la costa, contemplaba con envidia los modales y las sonrisas de quienes no conocen el vapor del horno. Nosotros somos una genialidad, incluso con 60 grados de calor.  

Pero la frescura es otra cosa. Sentir que las estrellas no van a matarte y que el sol no te odia. Es otro nivel. Estaba tan feliz que sentía que la luna jugaba a bailar sobre el río con su reflejo.  

Tuve que callar varias veces, tanto en mi interior como en el exterior, las voces que decían: "Ah, pero mañana 50 grados de nuevo". Shhh. Ahora no. Empachate de fresquito, vacacioná levemente en esta sensación, recordala en tu piel.  

Me sentía como una turista en una ciudad desconocida. Recordé el artículo de Alberto Tasso publicado en El Liberal el domingo pasado, y sentí su voz decirme "Pasaré de la sociología mecánica a la sociología de la liberación". Esta maravilla que es Santiago parecía distinta. Por una noche, todos estuvimos liberados de ser nosotros mismos, y jugamos a ser otros.

Un par de padres hablaban mientras sus hijos escuchaban. Sin celulares de por medio, sin necesidad de huir de la realidad.  

De lo mecánico a lo liberador, de lo urgente a lo importante. Solo estamos a un día fresco de ser la mejor versión de nosotros mismos.

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