Excarcelan al cabo que atacó a tiros a su compañero, al descubrir una infidelidad con su esposa

Once meses después de acabar sus compañeros de la Seccional 14 cuerpo a tierra, el cabo Julio Leguizamón fue excarcelado ayer por la Justicia bandeña, protagonista "estelar" de una balacera en contra de su compañero de trabajo y presunto amante de su esposa.

Así lo dispuso la jueza de Control y Garantías, Roxana Menini, al hacer lugar a la revisión de la prisión preventiva del funcionario, a requerimiento de su defensa, a cargo de Sergio Crespín (foto).

"Homicidio doblemente calificado por la función de la víctima y del imputado, y por el uso de arma de fuego, en grado de tentativa", es la acusación de la fiscal, Cecilia Pacheco.

La crónica policial recuerda que el 7 de febrero del 2023, Leguizamón (35) se despertó sobresaltado al escuchar en el celular de su esposa (28), oriunda de Añatuya, que había ingresado un mensaje a su cuenta de Instagram.

Leguizamón abrió el chat y leyó un mensaje adosado a un poema: "Te quiero", escribía su compañero de trabajo, el oficial Emiliano Fernández.

El cabo habría preguntado a la mujer: "¿Qué tienes con él? ¿Otra vez has vuelto con ese chango?". Ella habría respondido que la relación terminó y borraría el mensaje.

Furioso, Leguizamón salió de su casa. Recogió su pistola reglamentaria y cargó los proyectiles. Por las dudas, su esposa envió un sms a Fernández, alertándolo.

Ni bien arribó a la 14, Leguizamón habría abordado a Fernández, quien se encontraba fuera de la comisaría. "Eh vos p…, ¿por qué no dejas de joder?", le gritó. Caminó por calle Bolivia, remontó el arma y Fernández echó a correr.

En total, hizo 6 tiros, 3 no salieron. Fernández corrió por la manzana y retornó a la base. Con sus compañeros salieron en busca de Leguizamón, temeroso de que causara una tragedia.

Diez minutos después lo interceptaron en esquina de Cervantes y Garay -Bº San Martín- en un remís, próximo a ingresar a su casa. En segundos, lo redujeron. Ahora, la Justicia le concedió la libertad al cesar los riegos procesales. Leguizamón debe mantenerse lejos de la víctima y testigos, hasta el juicio.

"Mi cliente no quiso matar a Fernández, solo asustarlo"

"Mi cliente nunca perdió la cabeza. No quiso matar a su compañero, sí asustarlo y quizá generar mucho ruido y que advirtiese que las acciones y deslealtad, acarrean consecuencias", explicó el abogado.

A criterio de Sergio Crespín, "ahora termina una etapa dura para el cabo y debe asumir que la vida es seguir. Tiene un hijo que lo espera y una madre, a quien vio llorar el 27 de diciembre en su lugar de detención".

Según la investigación, el cabo recupera la libertad, pero con la imputación intacta y por la cual arribará a juicio oral, cuya audiencia de elevación sería ventilada ni bien termine la feria y se reanude la actividad judicial en febrero venidero.

La Fiscalía batalló ayer casi dos horas, resuelta en que Leguizamón prosiguiese alojado, al menos hasta la concreción del debate oral, pero sopesó el criterio de que ya no representa un peligro para nadie.

Y su trabajo

En forma simultánea, Leguizamón ya fue reintegrado a la sociedad, pero no podrá retornar a su trabajo, al menos en lo inmediato.

Su defensa señaló que es otra batalla que se debatirá en los ámbitos de Jefatura, ya que ante la magnitud del incidente, de inmediato le fue retirada el arma de fuego y ahora es toda una encrucijada si la fuerza podrá darle cabida en su seno.

Se vienen trámites administrativos de idoneidad, la intervención de psicólogos, psiquiatras, rigurosos socioambientales y diversas vías, las necesarias para definir el futuro del funcionario policial.

Hasta tanto, es probable que el proceso sea remitido a juicio oral y un tribunal determine la suerte final del efectivo, con una imputación que puede ser ratificada, o suplida por "lesiones" y "abuso de armas".